Norte argentino: el circuito de volcanes y paisajes que tenés que descubrir en vacaciones de invierno

En el corazón de Catamarca, Antofagasta de la Sierra, sorprende con volcanes imponentes, salares, termas y escenarios naturales que parecen de otro planeta.

En el corazón de Catamarca, Antofagasta de la Sierra, sorprende con volcanes imponentes, salares, termas y escenarios naturales que parecen de otro planeta.

Quienes buscan una escapada diferente estas vacaciones de invierno pueden descubrir uno de los rincones menos explorados y más asombrosos del norte argentino. Antofagasta de la Sierra, en plena Puna de Catamarca, ofrece una ruta natural que sorprende con paisajes de otro planeta, cultura ancestral y experiencias que invitan a la aventura.
Ubicado a casi 600 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, este pueblo es ideal para quienes disfrutan de la naturaleza en estado puro, lejos de las rutas turísticas tradicionales. Desde desiertos y salares hasta volcanes y aguas termales, la diversidad de la Puna catamarqueña convierte el viaje en una experiencia inolvidable.

Vacaciones de invierno: los imperdibles de la Puna catamarqueña
Uno de los grandes protagonistas es el Campo de Piedra Pómez, un extenso mar de roca blanca con formas onduladas y crestas rosadas que cambian de color según la luz del día. Se puede recorrer en excursiones 4×4 desde El Peñón, siempre con guía autorizado.

El Salar de Antofalla es otro de los paisajes que impactan: ubicado a los pies del volcán Antofalla, destaca por los “Ojos de Campo”, géiseres apagados que tiñen el salar de azules, verdes y naranjas. Aquí también se pueden visitar las termas de Botijuelas, con aguas que alcanzan los 40°C y un entorno natural único.

El Salar del Hombre Muerto suma lagunas con flamencos, desiertos, fumarolas y antiguos vestigios incas y jesuitas, como las minas de Incahuasi. En la zona, las ruinas, los socavones y las antiguas iglesias narran la historia de los primeros habitantes y la riqueza mineral de la región.

La Reserva Provincial Laguna Blanca reúne picos que superan los 6.000 metros y es refugio de comunidades originarias. Entre sus atractivos, se destaca la tradicional esquila de vicuñas (Chaku) y la observación de flamencos, que pueden superar los 18.000 ejemplares en temporada.

El circuito del volcán Galán, conocido como el Coloso de la Puna, completa la experiencia con su cráter de 42 kilómetros de diámetro y la laguna Diamante, donde abundan flamencos y patos. En el sur del volcán se encuentran hervideros, fumarolas y rocas vivientes de casi 4.000 millones de años.

Consejos para el viaje
Antofagasta de la Sierra es accesible desde la capital provincial y buena parte del trayecto es por asfalto. Para quienes no deseen conducir en altura, es posible contratar excursiones desde San Fernando del Valle de Catamarca o la localidad de Belén.

Si bien la Puna puede visitarse todo el año, los mejores meses para disfrutarla son de septiembre a noviembre y de marzo a abril. Sin embargo, unas vacaciones de invierno en este rincón catamarqueño son ideales para quienes buscan aventura, paisajes únicos y desconexión total.

Fuente: MDZ