Nueva York capital de la desigualdad

Pobreza-en-NY
Nueva York es la capital de la desigualdad, con dos ciudades que conviven a la sombra de los rascacielos: la que deslumbra con el lujo de sus exclusivos condominios y la que trastabilla con una persona de cada cinco dependiente de subsidios alimentarios y un niño de cada tres viviendo en la pobreza.

La «ciudad que no duerme nunca» tiene los ojos bien cerrados sobre las inequidades sociales, al punto de ganar el récord de Estados Unidos y -teniendo en cuenta el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso- es peor que Sudáfrica en la era del apartheid.

Lo escribió el Daily News, que usó el término como comparativo para describir un cuadro muy negativo para la Gran Manzana.

Nueva York es un trago amargo para las clases que no pertenecen al llamado «uno por ciento», y sobre todo para la clase media, que a menudo se ve obligada a mudarse debido al costo exorbitante de las casas.

En un artículo llamado «RIP, NYC’s Middle Class» (Descansa en paz, clase media de Nueva York), el diario neoyorquino subrayó que el mito de las oportunidades es un espejismo cada vez mayor.

«Nueva York -afirmó- pasó de ser el lugar donde las personas van para progresar al lugar para aquellos que ya progresaron». En particular, Manhattan se convirtió en la isla de los extremos, con la mayor diferencia entre los ingresos del país.

Según los datos del Census Bureau en 2013, un 5 por ciento gana casi 900.000 dólares al año, 88 veces más respecto del 20 por ciento que vive en la pobreza.

Los datos se refieren en particular al último año de administración del alcalde Michael Bloomberg, cuyo sueño era hacer de Nueva York una ciudad del lujo. El sueño del ex alcalde se cumplió, pero la Gran Manzana no sólo se convirtió en la capital de las residencias de lujo: también se convirtió en capital de los sin techo.

Por lo tanto, será duro para el alcalde progresista Bill de Blasio realizar el sueño opuesto, uno de sus caballitos de batalla en la campaña electoral: el de una única ciudad, sin grandes desigualdades sociales, lejos también del espectro de la segregación racial.

Fuente: Tucumán Hoy