Nuevo aniversario del Puente Colgante: la pieza clave que sostiene hace 95 años al mayor ícono de Santa Fe

Ni la inundación de 1983 y colapso del puente colgante pudieron vencerla: la antena oeste permanece en pie y fue el puntal de la reconstrucción en 2002

Ni la inundación de 1983 y colapso del puente colgante pudieron vencerla: la antena oeste permanece en pie y fue el puntal de la reconstrucción en 2002

El Puente Colgante, símbolo histórico de la ciudad, cumple 95 años desde su inauguración un 8 de junio de 1928. Representando un pedazo inmenso de la historia contemporánea de la ciudad, la superestructura metálica inaugurada en aquella ciudad que necesitaba un paso hídrico extendiéndose hacia el este transitó etapas de esplendor, tragedia, olvido y renacimiento, todo supervisado por la torre de la antena oeste que se mantiene en pie desde la concepción del ícono de la ciudad de Santa Fe.

Sin embargo, una sola parte principal de la estructura fue testigo de todas las etapas del ícono de la ciudad: la antena oeste. Con sus 30 metros de altura, esta estructura se mantuvo de pie tras la gran inundación de 1983 y fue parte de la nueva construcción del puente manteniéndose así casi un siglo de pie en una construcción adoptada como patrimonio cultural de los santafesinos.

Con los numerosos antecedentes de proyectos que planteaban la construcción de un puente en la época como necesidad de establecer un cruce que atraviese la vía hídrica de la laguna Setúbal surgió la idea madre del famoso Puente Colgante de la mano del ingeniero Marcial Candioti. La superestructura mantuvo un diseño que se basa en los principios de los puentes colgantes tradicionales y funcionó como conexión vital para la época en una construcción sin precedentes en la región, soportando crecidas y paso del tiempo hasta que en 1983 ocurrió la tragedia con el colapso del gigante metálico.

Medidas de seguridad con innumerables actores tuvieron que interceder para que los restos del viejo puente no sufran mayores consecuencias a las de la crecida de 1983. Citando al libro «El Puente Colgante de Santa Fe. Historia, materia y símbolo» escrito conjuntamente por el arquitecto Luis Müller y Adriana Collado se menciona el hecho de la siguiente forma: «La pérdida de la integridad de su figura como consecuencia del colapso, la falta de una torre y de las redes de cables, con el tablero en estado catastrófico cayendo al vacío en el medio de la laguna con un aspecto ruinoso fue vivida por los santafesinos como una amputación a la ciudad, pérdida que aquellos restos visibles sistemáticamente se encargaban de recordar».

Actualmente tiene una longitud total de aproximadamente 295 metros y una altura máxima de aproximadamente 30 metros en cada antena. El arquitecto Luis Müller señaló en diálogo con este medio los pormenores sobre los cuales se sentaron las bases de la reconstrucción del puente, con la antena oeste como protagonista principal de la obra: «El proceso de reconstrucción de toda la estructura fue realizado con varias piezas que formaban parte del puente original, las cuales fueron recolectadas de los restos que yacían en la laguna Setúbal. La más importante y de mayor magnitud de estas partes fue la antena oeste, la cual se mantuvo en pie durante el colapso de la obra arquitectónica junto al estribo oeste».

El resto de componentes estructurales del puente se construyeron a semejanza de las piezas originales, buscando respetar el diseño de un principio, aunque por otro lado «se fabricaron piezas que distaban de las originales producto de los nuevos mecanismos tecnológicos en la fabricación, además de hacer viable el proyecto», según lo señaló el arquitecto.

«Para el extremo de la costa oeste se construyeron la antena y estribo nuevos por la pérdida de gran parte de los componentes de toda esa estructura que imposibilitó que se construya con estas piezas y que impidió una reestructuración más general. La reconstrucción se llevó a cabo de forma mixta para construir una estructura similar a la antigua pero con diferencias lógicas en la forma de fabricación», señaló Müller.

A simple vista se puede visualizar la diferencia entre una antena y la otra, sobre todo en cuestiones de terminación y remaches, puntualizando que la antena oeste se mantuvo íntegra de pie y la este se desplomó sobre el cauce del río. Los bulones y terminaciones se pueden apreciar distintos cuando uno se acerca a la base de cada antena, aunque la clave pasa por el diferente proceso de fabricación dados los avances tecnológicos en la época.

La nueva antena fue construida en la ciudad de Esperanza, por la empresa Ferma, habiendo llegado a Santa Fe a fines de abril de 2001 y fue montada con una gigantesca grúa el 6 de julio de ese año. Se diferencia de la antigua antena en que carece de remaches, siendo sus uniones realizadas por soldadura.

De esta forma, el puente y sus restos que yacían en el lecho de la laguna Setúbal transitaron sus años más oscuros desde lo que fue la tragedia de 1983 y la decisión política y técnica de afrontar su reconstrucción. No fueron pocas las versiones trascendidas en los años posteriores de supuestos diversos proyectos que contemplaban su restitución, situación que se hizo realidad unos 20 años más tarde.

Al día de hoy, el puente parece haber recobrado su esplendor. La dotación de luminaria led finalizada en 2017 fue la última puesta en valor en la obra icónica de la ciudad que promete ser el faro de identidad de la ciudad cordial por muchos años más, cada vez más santafesino y vigente.

Fuente: Uno