El partido aliado de Rousseff deja el Gobierno y lo debilita

El Partido del Movimiento Democrático Brasileño, socio del Partido de los Trabajadores en el Ejecutivo brasileño, anunció su salida de su alianza de gobierno. Esta fuerza política ostenta siete ministros y cuenta con 68 diputados.

El Partido del Movimiento Democrático Brasileño, socio del Partido de los Trabajadores en el Ejecutivo brasileño, anunció su salida de su alianza de gobierno. Esta fuerza política ostenta siete ministros y cuenta con 68 diputados.

El principal partido aliado al Gobierno de Dilma Rousseff, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), tras una reunión meteórica de su Comité Nacional ha anunciado ayer que abandona el Ejecutivo, abandonando a la presidenta. La fuerza, de ideología voluble, huye del mando en el Gobierno en pleno conflicto y embestida opositora con sus 68 diputados, cruciales para inclinar la balanza del Congreso para uno u otro lado, cuando el Parlamento se apresta a votar en torno al impeachment (juicio político) contra Rousseff.

El PMDB cuenta con siete ministros en la alianza de gubernamental; uno ya ha renunciado, y se esperan más dimisiones en los próximos días, ya que el partido aboga por la entrega de todos los cargos. El que lo conserve lo hará a título personal y a costa de enfrentarse a los líderes de la formación, se indicó. En cualquier caso, el tiempo juega ya en contra de Rousseff, que deberá ir por nuevos aliados en un tiempo que algunos analistas acotan a no más de un mes.

Atado al sillón. El que no piensa renunciar es el vicepresidente del Gobierno, Michel Temer, uno de los cabecillas del PMDB. La razón es casi obvia: si Rousseff es destituida por el juicio del Parlamento, Temer asumirá automáticamente la presidencia, y tratará de conducir su propio Gobierno, ayudado por la actual oposición a Rousseff, hasta las elecciones de 2018, esa es la esperanza de la oposición.

El ministro de Turismo, Henrique Eduardo Alves, del círculo próximo de Temer, ya ha renunciado, adelantándose al posible paso de los otros. En una carta remitida el lunes a la presidenta Rousseff, alega que el diálogo entre ella y el PMDB “se agotó”. Y añade: “Estoy convencido de que, siendo usted alguien que aprecia sobre todo la coherencia ideológica y la lealtad a su propio partido, entenderá su decisión”.

Rousseff se vio el lunes con estos siete ministros. Todos se comprometieron a dejar efectivamente sus cargos no antes del día 12 de abril a fin de atender las causas urgentes hasta entonces.

A pesar de esto, ni Rousseff ni el expresidente y jefe de Gabinete Lula da Silva se han rendido. El líder del Partido de los Trabajadores (PT), se citó con Temer hace unos días en el aeropuerto de Congonhas, en São Paulo, para discutir la salida en tromba del PMDB del Gobierno. Lula, según la prensa brasileña, trató de convencer a Temer, pero éste le aclaró que todo estaba decidido ya y que su partido iba a batallar a favor de la destitución parlamentaria de la presidenta. Lula, que maniobra con las manos atadas al no poder emplear todo el peso de su cargo ministerial que ha sido impugnado judicialmente, negocia, con todo, con los diputados del PMDB uno a uno para tratar de que la huida no sea completa. En una rueda de prensa celebrada el lunes con periodistas extranjeros aseguró que tratará de formar una minicoalición con los parlamentarios del PMDB que no se sumen a la desafección. El mismo Lula recordó que esta formación es heterogénea, regentada por líderes regionales y no caracterizada precisamente por la unidad de acción. De modo que confía en que una labor entre las grietas sirva para conseguir apoyos personales anti-impeachment.

Contando los porotos

Mientras, los otros partidos de centro que apoyan al Gobierno –apuntalado por una decena de formaciones de izquierda y de centro- empiezan también a resquebrajarse, atraídos por la inercia del movimiento de escapatoria del PMDB. Muchos intuyen la posibilidad que el poder podría cambiará de manos y no quieren verse con el pie cambiado. El PP, el PR y el PSD, tres aliados del Gobierno, suman entre ellos 100 diputados. El Gobierno teme una desbandada y se ve cada minuto que pasa más impotente para detener la destitución parlamentaria. El PT, la formación de Rousseff y Lula, sólo cuenta con 59 diputados. Con sus aliados de izquierda, que por ahora han asegurado que no se sumarán al impeachment, no llegan a los 171 parlamentarios necesarios para detener el proceso. De ahí que Lula, negociador hábil, se multiplique en entrevistas persona a persona.

 

Fuente: El Diario, Entre Ríos