Paulo Chiarella: “Tenemos ciudades cada vez más insalubres y menos habitables”
El arquitecto paisajista local advierte un creciente fenómeno. “Los espacios verdes no alcanzan a morigerar el impacto de tanta impermeabilización del suelo urbano”. Esto sucede en Santa Fe.
17/10/2025 MUNICIPIOSEl arquitecto paisajista local advierte un creciente fenómeno. “Los espacios verdes no alcanzan a morigerar el impacto de tanta impermeabilización del suelo urbano”. Esto sucede en Santa Fe. Las claves para un cambio de paradigma hacia la gestión de la Infraestructura Verde.
En la actualidad, muchas ciudades logran proveer a sus habitantes de lo esencial para la vida, pero a costa de volverse cada vez menos habitables y, paradójicamente, más insalubres. La expansión urbana, la pérdida de suelo absorbente y la escasez de espacios verdes configuran un escenario donde el cemento domina sobre la naturaleza. Santa Fe no escapa a esta realidad: su crecimiento, marcado por la impermeabilización y la presión sobre los ecosistemas, revela una tensión entre el confort urbano y la sostenibilidad ambiental que pone en riesgo la calidad de vida presente y futura.
Ese es el enfoque o mirada que tiene Paulo Chiarella, un arquitecto paisajista local, docente de grado y posgrado en FADU UNL y en FAPyD UNR. Desde la cátedra, se dedica al área de Soluciones Basadas en la Naturaleza aplicadas al diseño arquitectónico y urbanístico. Y junto a su colega María José Ilari llevan adelante un Estudio de Planificación, Gestión y Diseño del Paisaje.
-Hoy se usa el término Infraestructura Verde para señalar la vegetación urbana, ¿está bien plantearlo así?
-Si y no… La vegetación en la ciudad constituye una infraestructura pero no toda la vegetación logra erigirse con la escala de servicios que provee una infraestructura verde como tal. Para que lo sea, debe lograr un piso de prestaciones que no siempre se obtiene con la existente en la ciudad. Un árbol suelto no es infraestructura aunque aporte algún servicio ambiental específico.
-¿Cómo nace esta idea de la Infraestructura Verde?
-La historia del termino Infraestructura Verde es reciente, tiene poco más de 15 años de uso expandido en el campo de las políticas públicas. Es un giro semántico deliberado, una operación lingüística que nació para jerarquizar de otro modo a la vegetación que crece en la ciudad. En términos prácticos busca persuadir acerca de que dependemos de ella más de lo que hubiéramos estado dispuestos aceptar hace un par de décadas.
-Es un cambio en la forma de mirar y planificar la ciudad…
– Claro. Para comprenderla en el marco de la historia del urbanismo local hay que recordar que tradicionalmente la gestión técnica de nuestras ciudades se orienta a desarrollar las infraestructuras grises, es decir, aquellas que nos permiten desplazarnos (calles y de hormigón), extender servicios (la provisión de agua, gas, electricidad) y evacuar efluentes (cloacales y pluviales) y “defendernos del rio” por ejemplo.
-¿Y qué sucede entonces con la Infraestructura Verde?
-En esa tradición de la gestión pública, los parques y plazas aparecen como piezas acotadas, separadas espacialmente de la trama urbana a modo de pulmones verdes recreativos y los centros de manzana abiertos se conciben como áreas privadas potencialmente verdes que en la práctica no son tales debido a la ausencia de regulación sobre la vegetación que debieran contener.
El resultado de este enfoque no fue exactamente el esperado porque como consecuencia de ello tenemos ciudades en las que, si bien logramos en general abastecernos de lo necesario para la vida, resultan cada vez menos habitables y, paradójicamente, mas insalubres hacia dentro y fuera de la ciudad debido entre otras cosas, a la proporción de vegetación capaz de morigerar los efectos de las dinámicas urbanas. A esta altura de la historia, los espacios verdes ya no alcanzan a morigerar el impacto de tanta impermeabilización del suelo urbano.
-¿Qué faltó en ese enfoque, esa forma de mirar y planificar la ciudad?
-Resulta ser que nos faltó integrar, entre tantas otras cosas, la consciencia sobre que la ciudad es y debe ser pensada como un neoecosistema, el que inventamos los humanos para hacernos más fácil la vida, que como tal funciona mal porque metaboliza los flujos de materia y energía de un modo completamente ineficiente, contaminándo lo que entra en su radio de influencia.
Y allí aparece la vegetación y la idea de que es una infraestructura más que también sostiene la habitabilidad urbana, y que es también oportunidad para resolver muchos de los problemas que creamos con este artefacto trágico y maravilloso que son las ciudades.
Integrar la planificación
Chiarella ha obtenido numerosos premios en concursos internacionales organizados por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el ECOM (Ente de Coordinación Metropolitana de Rosario) y la Iniciativa Latinoamericana del paisaje, todos ellos referidos a desarrollos de estrategias de naturación urbana, el rediseño urbano-paisajístico y la gestión del paisaje a escala metropolitana.
Fue recientemente seleccionado para exponer en la Muestra Argentina de Arquitectura y Paisajismo Emergente (MAAPE), es miembro fundador de la Red Argentina del Paisaje y ha transitado la Gestión Pública desarrollando políticas de renaturalizacion urbana en la función de Director Ejecutivo de la Dirección de Infraestructura Verde de la MCSF.
-¿Cuáles son los aportes de este enfoque de Infraestructura Verde?
-Infraestructura Verde viene a ser en este sentido un término que canaliza el proyecto de reintegrar la vegetación en la planificación del desarrollo urbano de un modo consciente de los beneficios que aporta. Implica reconocerla en si misma e intentar gestionar su reintroducción en todos los ámbitos urbanos más allá de los que tradicionalmente le asignamos. Porque integrar la vegetación de los más diversos modos en la planificación urbana implicaría recuperar un sinnúmero de beneficios ambientales que fuimos perdiendo a medida que artificializábamos nuestro entorno vital.
-Las ciudades verdes son árboles y vegetación en plazas, parques y espacios públicos, y ¿qué más?
-Justamente es ese enfoque el que tenemos que superar. El desafío de la planificación es justamente pensar la cobertura vegetal más allá de los espacios limitados que le destinamos en la dura estructura de la ciudad y más allá de los acotados límites del espacio público.
Es importantísimo incluirlos pero no alcanza, se requiere ampliar la mirada para comprender que la vegetación -junto a sus procesos biogeoquímicos asociados- actualmente está cumpliendo un rol de sostenimiento de las posibilidades de vida en la ciudad, incluso muy por fuera de los limites estrechos de parques, plazas y arbolado de alineación.
-¿Han realizado relevamientos de esto en la ciudad de Santa Fe?
-Nuestros estudios indican que actualmente en varios sectores de la ciudad de Santa Fe, por ejemplo, el predominio de vegetación se da en todo aquello que es baldío, en los espacios privados, en las mal llamadas vacancias urbanas, que en realidad son espacios naturales que actualmente nos ayudan a reducir la isla de calor urbano, o mejorar la calidad del aire.
-¿De qué hablamos hoy cuando hablamos de los beneficios de las denominadas ciudades verdes?
-De ciudades que aprovechan por ejemplo los beneficios eco sistémicos de la vegetación para mejorar el microclima urbano, el procesamiento de contaminantes en el aire, en el agua, que buscan reducir la contaminación hacia los territorios adyacentes, que se piensan formando parte del ecosistema que habitan.
-¿Cómo debe promover este concepto el Estado, y cómo debe acompañarlo el vecino?
-Ambos actores son claves en la ardua tarea de renaturalizar nuestras ciudades. Porque no alcanza con la acción del vecino pero tampoco con la del Estado. En principio se me ocurre que cada cual puede aprovechar roles propios que solo él puede llevar adelante. El Estado tiene la oportunidad de operar en los territorios públicos en forma directa implementando planes potentes de renaturalizacion urbana y avanzar en herramientas de gestión que nos permitan comprender qué está pasando -por ejemplo- con el bosque urbano, que estimamos está en franco retroceso sobre todo en las áreas más consolidadas de ciudad. Y lo puede hacer modernizando sus instrumentos de gestión y modificando sus prioridades de inversión. Pensa que asfaltar una cuadra consume recursos equivalentes a los que permitirían renaturalizar 9 hectáreas de ciudad.
La ciudadanía, a la vez, puede organizarse, como ya lo está haciendo en variadas formas de organización comunitaria en Santa Fe, para re naturalizar un universo ampliado de espacios a los que el Estado no puede llegar, que incluye el amplio universo de lo que hoy es baldío, por ejemplo, desarrollando bosques de muy bajo costo allí donde el Estado no puede intervenir por tratarse de espacios privados.
-¿Estos temas son materia de debate entre estudiantes de arquitectura y urbanismo, profesionales y docentes hoy?
-En mi humilde opinión, estamos muy atrasados en la implementación de estos enfoques para desarrollar nuevas competencias disciplinares en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo.
Los cambios acaecidos contemporáneamente en la forma de entender la ciudad desde estos nuevos paradigmas de actuación requieren integrar en la formación de arquitectos y urbanistas contenidos nuevos, que incluyen formarse en procesos ecosistémicos a escala urbana y del territorio, en ecología de paisajes, en humedales -muy particularmente en Santa Fe- facilitando a los alumnos la tarea de integrar en sus proyectos a la vegetación y, con ello, a los procesos ecosistémicos asociados que podrían mejorar ostensiblemente el impacto de la producción de arquitectura y urbanismo en la construcción de ciudades sostenibles.