Un «Pepe» Mujica sabio y reflexivo tuvo un amplio auditorio en Rosario
Invitado por cooperativistas y la universidad, el ex presidente uruguayo desplegó su conocidas dotes coloquiales.
09/09/2016 MUNICIPIOSInvitado por cooperativistas y la universidad, el ex presidente uruguayo desplegó su conocidas dotes coloquiales.
José «Pepe» Mujica vino a Rosario y no pasó inadvertido. El ex presidente uruguayo y figura más famosa del Frente Amplio comenzó a «dar títulos» apenas llegó a la ciudad, al comentar a los movileros que «los argentinos son tercos, como niños». Pero el plato fuerte vino por la tarde, cuando fue el invitado estelar de un seminario de la Federación de Cooperativas Federadas. En la sede de la Asociación Empresaria, y en un clima de desordenada euforia, Mujica dio una conferencia de prensa y luego habló para el público que ocupaba por completo el salón principal.
El celebrado visitante se presentó como «un analista de la desigualdad» que «pelea por los valores permanentes». Se mantuvo en este plano general cada vez que los periodistas le preguntaron por la realidad argentina y el gobierno de Mauricio Macri.
Parece que el veterano fundador y jefe del Movimiento de Participación Popular (MPP) ha optado en su vejez —ya ha superado los 80 años— por acentuar su conocido tono filosófico, como cuando esgrime como categoría explicativa central las cualidades y defectos del «Hombre». La usa para legitimar, por ejemplo, el moderno cooperativismo de sus anfitriones. Recurre a la antropología y la historia de la especie, gregaria y colaborativa desde los tiempos de las cavernas, según afirma. Por momentos, Mujica parece el «viejo Vizcacha» de la izquierda rioplatense. El público de las cooperativas federadas no se cansó de aplaudirlo y ovacionarlo, espoleado por un presentador sobreexcitado. Alguno hasta le gritó «¡comandante!», como si se tratara de un congreso de las Farc y no de productores rurales.
Poco antes, en la conferencia de prensa, el invitado hizo una improvisada introducción. «Hay que aprender de los errores cometidos para tratar de no volver a cometerlos, y tratar de ser novedosos, de cometer errores nuevos», bromeó a medias. «Estoy acá porque me dijeron que había un encuentro de cooperativistas. Nuestros abuelos traían en sus maletas el sentido de cooperativa. De hecho, en su pobreza vivían en cooperativas. Se reunían para la cosecha, para carnear un chancho. La solidaridad era la defensa de los pobres. En los tiempos modernos hemos perdido eso, pero tenemos que luchar por recuperar alguna cosa de aquellas. No volverá el tiempo antiguo, pero sí es importante pelear por valores que son permanentes», enhebró el ex presidente y actual senador.
Cuando se le pidió su «mirada ante el cambio de gobierno en nuestro país», Mujica se escudó: «Soy uruguayo, vivo en una esquina pequeña. Es un algodón entre dos cristales, un país hijo de una convención cuya garantía fue Gran Bretaña, no se olvide. Hay que conocer un poco de Historia. Es muy importante lo que pasa en la Argentina. Cuando anda bien, nosotros también, cuando se resfría, nosotros nos engripamos. Por esto tengo que tener la bonhomía de respetar a quienes estén en el gobierno argentino, porque no tengo que trasladarles antipatías a quienes están en nuestro gobierno. Desde luego, todos saben que he gastado una parte importante de mi vida en tratar de cultivar la solidaridad. No puedo renunciar a lo que pienso. Pero el pueblo argentino se dio un gobierno y le corresponde al pueblo argentino (seguir) el rumbo de ese gobierno. Al fin y al cabo los únicos que tienen derecho a equivocarse son los pueblos, porque son los que pagan el costo. Deseo que le vaya lo mejor posible al pueblo argentino. Si el gobierno es más de derecha, más de centro, eso es un problema de los argentinos, tendrán que resolverlo ellos. Me siento perteneciente a una patria común, y tenemos una deuda sin saldar con los libertadores que es la creación una nación común, construir un paragolpes que nos represente en el mundo y nos dé estatura mundial. Atomizados de a uno no somos nada en el mundo de hoy. No puede ser que cuando tenemos que pleitear con una empresa extranjera tenemos que ir a Nueva York. Y como esto, tantas otras cosas. Sobre el Mercosur, ojo con tirar el chico con el agua sucia. Los defectos del Mercosur significan que tenemos que mejorarlo, no tirarlo a la basura».
Las preguntas eran cambiantes, no seguían un eje ni tenían mucha hilación. Así, el siguiente periodista le preguntó si no veía el riesgo de un rebrote de violencia «como hubo en otras épocas» a partir de la creciente confrontación que existe en América latina. Silencio prolongado del interpelado. «Si fuera futurólogo me dedicaría a timbear (risas). No creo que los tiempos que pasaron vuelvan, así de simple. Salvo que nos demos un baño en idiotismo», contestó. Porque «el devenir humano es un devenir permanente entre el egoísmo relativamente creador que impulsa la multiplicación de la riqueza y la necesidad de ser solidario, de repartir. Esta es la lucha eterna que tiene el Hombre entre creación de riqueza y distribución, es lo que llamamos izquierda y derecha; lo único novedoso son estos términos, que arrancan con la Revolución Francesa, pero yo creo que la Historia humana es esto». Mujica resalta: lo conservador «no es siempre fascismo, lucha por la multiplicación de los panes… esencialmente para uno o para pocos. Pero hay que reconocerle que ha multiplicado la capacidad creativa del Hombre. No existe por casualidad, nos ha legado este adelanto tecnológico, hoy vivimos 40 años en promedio más. Pero (el mercado) reparte mal, y ahí viene el problema. Por eso el péndulo va a seguir. Si el G-20 se preocupa por la desigualdad, ¡cómo será la cañada! (risas). Tan errados no andamos».
Un discurso no muy lejano a este en sus ejes principales dio minutos después en el amplio salón de la planta baja. Dedicó largos pasajes centrado a legitimar el moderno cooperativismo de los anfitriones con la tarea colectiva y cooperativa del hombre prehistórico, algo inscripto en «nuestro disco duro». Como todo uruguayo, Mujica usa el «vos» pero no desecha el «tú» ni el «ti» en su discurso, por momentos atravesado por un tono de homilía laica o de gurú oriental en versión rioplatense («El tiempo de vida no se compra, ese tiempo es para ti la cosa más importante, trata de usarlo para vivir, no para vegetar»). También tuvo tiempo para defender su iniciativa de legalización de la marihuana. «No sé que hay que hacer en Argentina. Pero tenemos que cambiar de estrategia porque lo que vinimos haciendo no da resultado. No hago apología de la droga. Es poner en una balanza qué es peor, si el narcotráfico o la droga. Para mí es el narcotráfico; la droga es un problema medicinal, grave, jodido. Ninguna adicción es buena». «Pepe» Mujica seguirá hoy con su intensa actividad en Rosario (ver aparte).