Perú sufrió este año una crisis política, económica y sanitaria sin precedentes
El país latinoamericano pasó, en poco más de una semana, por tres presidentes. Además de la crisis insitucional experimentó una contracción económica de al menos 12% después de 20 años de crecimiento
22/12/2020 EL MUNDOEl país latinoamericano pasó, en poco más de una semana, por tres presidentes. Además de la crisis insitucional experimentó una contracción económica de al menos 12% después de 20 años de crecimiento y la tercera mayor tasa de mortalidad por coronavirus en todo el mundo.
Tres presidentes en poco más de una semana, una contracción económica de al menos 12% después de 20 años de crecimiento sostenido y la tercera mayor tasa de mortalidad por coronavirus en todo el mundo fueron los factores más evidentes de la extraordinaria crisis en que Perú vivió sumido este año.
La vertiginosa sucesión presidencial de noviembre (Martín Vizcarra fue destituido por el Congreso el 9, Manuel Merino asumió el 10 y renunció el 15, jaqueado por protestas en las que murieron dos personas, y Francisco Sagasti juró el 17) fue la consecuencia de un conflicto institucional más profundo y más prolongado.
El origen se remonta al comienzo del actual período quinquenal de gobierno, iniciado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, un liberal con un partido pequeño, heterogéneo y con escasa presencia en el Congreso unicameral, entonces con mayoría absoluta del fujimorismo.
Ya entonces Perú -que al menos desde el comienzo del siglo tiene una representación política muy fragmentada- estaba bajo una ola de investigaciones de casos de corrupción que afectó entre muchos otros a los expresidentes Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, así como a la líder opositora Keiko Fujimori.
Pronto lo alcanzó también a Kuczynski, que en marzo de 2018 renunció para evitar ser destituido en el segundo juicio político que se le formó en menos de tres meses y fue sucedido por su hasta entonces vicepresidente Vizcarra.
La tensión entre el Ejecutivo y el Congreso no disminuyó con Vizcarra, que no logró que el parlamento sancionara una reforma política impulsada por él y terminó disolviéndolo en septiembre de 2019, en uso de la facultad constitucional que permite a los mandatarios tomar esa medida si el Legislativo deniega el voto de confianza al gabinete por segunda vez en un mismo período de gobierno.
Tampoco cedió con el nuevo Congreso surgido de las elecciones de enero de 2020, con una composición muy diferente de la del anterior y la representación mucho más fragmentada, a tal punto que Vizcarra terminó siendo destituido en el segundo proceso de vacancia que se le inició en menos de dos meses.
Hasta entonces -lo mismo que después sus sucesores-, Vizcarra debió lidiar con el nuevo coronavirus y sus consecuencias.
Crisis sanitaria y económica
Perú fue en los primeros meses de la pandemia uno de los países más afectados, no solo dentro de América Latina, acaso en buena medida porque también fue uno de los que con más rapidez hizo mayor cantidad de testeos a sus habitantes.
Lo cierto es que ante las estadísticas de contagios y muertes que lo mostraban como uno de los países más afectados, el Gobierno dispuso una cuarentena muy rígida -incluso fue una de las primeras naciones que adoptaron toques de queda- que afectó severamente a la economía.
El país venía creciendo casi sin interrupción desde 2000, pero aún conservaba ciertas características estructurales -en especial, un alto grado de actividad informal- que demostraron su vulnerabilidad ante el confinamiento y provocaron un derrumbe que tanto el Gobierno como organismos internacionales estimaron en al menos 12% para este año.
«Yo no he vivido una situación como esta nunca; es la caída más grande de los últimos 100 años, realmente dramático», dijo ya en junio Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR) desde 2006 -atravesó los gobiernos de García, Humala, Kuczynski, Vizcarra, Merino y Sagasti- y considerado uno de los artífices del sostenido crecimiento del país en las últimas décadas.
En ese contexto -en el que no estuvo exento de conflictos con los trabajadores del sistema estatal de salud, que llegaron a hacer un par de huelgas-, Perú fue algunos meses el país con la mayor tasa de mortalidad por coronavirus en relación con la cantidad de habitantes, y cerraba el año en el tercer puesto, detrás de Bélgica y el pequeño principado de San Marino, según la universidad estadounidense Johns Hopkins.
Pese a todo, sigue firme el calendario electoral dispuesto antes de la caída de Vizcarra, que incluyó por primera vez comicios primarios obligatorios entre fines de noviembre y principios de este mes, y está previsto que el 11 de abril próximo los peruanos voten para designar al presidente y al parlamento para el período 2021-26.
Y parece haber quedado abierto el camino para una reforma constitucional, reclamada expresamente por los manifestantes de noviembre y para la que el Congreso acaba de dar el primer paso, con la media sanción a la eliminación de la inmunidad parlamentaria, que era precisamente uno de los objetivos de la reforma política impulsada por Vizcarra.