Población chica, corazón grande: las tres comunas de Mendoza que sí se ocupan de las colillas

A diferencia de los políticos del Gran Mendoza, los intendentes de Alvear, La Paz y Lavalle instalaron ceniceros en las calles para evitar que las colillas de cigarrillos intoxiquen el ambiente. Cada uno de esos desechos puede afectar a 1.000 litros de agua

A diferencia de los políticos del Gran Mendoza, los intendentes de Alvear, La Paz y Lavalle instalaron ceniceros en las calles para evitar que las colillas de cigarrillos intoxiquen el ambiente. Cada uno de esos desechos puede afectar a 1.000 litros de agua

Tres departamentos de Mendoza tienen en sus espacios públicos ceniceros callejeros para desechar las colillas de cigarrillos. Diario UNO hizo una investigación y confirmó que en el Gran Mendoza ninguna de las plazas tiene colilleros para arrojar esos pequeños residuos que tienen 100 sustancias tóxicas, y que pueden contaminar hasta 1.000 litros de agua.

Los funcionarios de ambiente de Ciudad de Mendoza, Godoy Cruz, Luján, Maipú, Las Heras y Guaymallén no respondieron o justificaron con diferentes versiones que ningún espacio público tenga ceniceros y el asfalto, pasto o acequia estén atestados de colillas.

En cambio, los políticos de General Alvear, La Paz y Lavalle sí se preocupan porque sus calles y espacios públicos no tengan restos de cigarrillos, que es el residuo más desechado del mundo, según la ONU.

La Paz es el municipio con menos cantidad de habitantes de Mendoza, 12.020 según el Censo del año pasado; Lavalle está en el séptimo lugar con 47.529 y General Alvear en el octavo con 50.209.

Entre las tres comunas suman menos del 9% que la población del Gran Mendoza (1.254.440). Si los políticos de los municipios con mayor población y también mayor flujo de gente se abocaran al tema, el efecto sobre el ambiente sería otro.

Reciclemos es la empresa mendocina que hace un proceso ecológico a las colillas de cigarrillos. El dueño, Alexis Lemos, dijo que tiene convenio con General Alvear y con La Paz, a los que les se les entregó un tacho azul de 200 litros en el que entran alrededor de 50kg. Cuando los municipios lo llenan, se lo mandan para su reciclaje. Aclaró que todavía no recibió ningún barril porque al ser un residuo tan pequeño, cuesta mucho juntar la cantidad requerida.

General Alvear, pionero en el reciclaje de colillas
El Concejo Deliberante de General Alvear aprobó en noviembre de 2020 una ordenanza que establece la instalación ceniceros receptáculos de colillas de cigarrillos en espacios públicos, espacios verdes, espacios de uso común e instalaciones públicas. La normativa 4.647 es casi idéntica a la de Ciudad de Mendoza, donde no se cumple a pesar de que fue sancionada unos meses antes.

El funcionario de Ambiente de Capital justificó el incumplimiento de la ordenanza con el robo de los colilleros. Su par de General Alvear, Denis Rabanal, consideró que «a lo mejor es más excusa que otra cosa» porque en su comuna no han tenido problemas de hurtos.

Rabanal, director de Gestión Ambiental, dijo a Diario UNO que General Alvear comenzó con la compra de 20 colilleros en 2021, cuando hizo un convenio con Reciclemos. A su vez, una comerciante fabricó un colillero para la puerta de su negocio y lo extendió a cinco calles del microcentro.

La comuna sureña ya tiene más de 200 colilleros instalados en la villa cabecera y en Carmensa, Bowen y Alvear Oeste, según destacó Rabanal. Añadió que para abaratar costos, dos empleados del municipio, que pertenecen a Gestión Ambiental, empezaron a fabricarlos con tubos de PVC. En 2022 hicieron 100 y este año otros 100.

El director de Gestión Ambiental sostuvo que ellos vacían los colilleros en un tacho cubierto, hasta llenarlo para enviarlo a Reciclemos. Sin embargo, aclaró que son una población pequeña y a pesar de tener una fuerte política de difusión y colocación de colilleros, es muy bajo el porcentaje de los fumadores que utilizan los colilleros.

«Vemos que hay un colillero y alrededor colillas tiradas en el piso», dijo el encargado de Ambiente de la comuna comandada por Walther Marcolini (UCR).

La Paz y una experiencia exitosa
Enzo Montenegro, director de Ambiente de La Paz, dijo a Diario UNO que hay alrededor de 90 colilleros distribuidos en la ciudad, Desaguadero y Villa Antigua. Agregó que la instalación comenzó en 2022, y que 30 se compraron a Reciclemos, 30 los envió el Ministerio de Ambiente de la Nación y la comuna fabricó otros 30 .

La iniciativa -según Montenegro- surgió por parte del intendente, Fernando Ubieta (PJ), luego de haber viajado a otra provincia que tenía recolección de colillas. «La premisa es transformar a La Paz en un departamento verde, hacer todos proyectos ambientales sustentables y que le llegue a la gente», dijo.

«En La Paz no se los roban. Cuando recién los pusimos vimos que los forcejeaban, pero van con precintos, son bastante fuertes y no sufren desmanes», dijo el funcionario de Ambiente. Detalló que están ubicados en lugares públicos donde hay asistencia masiva de gente: el banco, afuera de las escuelas, la municipalidad, reparticiones públicas, espacios verdes y la terminal, entre otros sitios.

Montenegro dijo que ha tenido una muy buena recepción y que son los propios vecinos quienes avisan a la municipalidad cuando los colilleros están casi llenos para que pasen los recolectores, con los elementos de protección, y levanten estos peligrosos residuos y los lleven hasta los tachos azules para su posterior tratamiento.

Las colillas de Lavalle van a El Borbollón
Jorge Gisbert, director de Ambiente de Lavalle, explicó que la comuna comenzó con la fabricación e instalación de colilleros hace un año y ya tiene 30 colocados en la terminal, el hospital Sicoli, edificios institucionales y en algunas paradas de micro. «Antes eran lugares que estaban atestados de colillas en el piso y hoy no».

El funcionario del departamento comandado por Roberto Righi (PJ) explicó que la recepción es buena, pero es difícil medir el éxito del programa porque sigue habiendo colillas en la calle y en algunas plazas y parques. Los encargados de recolectarlas son los operarios de limpieza, que -cada uno o dos meses- los vacían en bolsas que luego se disponen en El Borbollón.

Gisbert sostuvo que cuando comenzaron con el proyecto, el proceso de descomposición era caro y no lo contrataron. «Es mejor que esas colillas se retiren y vayan a un relleno sanitario que está impermeabilizado, a que queden en el piso contaminando la napa de agua. No es lo óptimo pero peor es que esa colilla quede arrojada en el parque», cerró.

Fuente: uno