Podemos quedó muy golpeado y sin respuestas

Pablo Iglesias evitó ayer dar la cara ante el inesperado tercer puesto y la pérdida de 1,2 millón de votos que sufrió su alianza.

Pablo Iglesias evitó ayer dar la cara ante el inesperado tercer puesto y la pérdida de 1,2 millón de votos que sufrió su alianza.

La formación de izquierda Podemos ayer amaneció golpeada, sin entender qué ocurrió el domingo en las urnas y buscando respuestas al inesperado resultado de las urnas. El partido de Pablo Iglesias fracasó en su objetivo de convertirse en la nueva referencia de la izquierda española y perdió 1,2 millones de votos en el camino.

«Nadie sabe». «Nadie sabe por qué el resultado no ha sido el que daban las encuestas. Y nosotros tampoco», reconoció en rueda de prensa el secretario de Organización de la formación, Pablo Echenique.Todas las encuestas preelectorales habían pronosticado una subida vertiginosa y lo habían situaron por delante Partido Socialista (PSOE). Los sondeos a boca de urna confirmaban aún el mismo domingo el «sorpasso», la palabra italiana que estuvo en boca de media España durante la campaña para hablar del adelantamiento a los socialistas en las elecciones generales. Le otorgaban entre 87 y 95 escaños de los 350 que tiene el Congreso. Pero las urnas les dieron finalmente 71 escaños.

En la cúpula de Podemos cundió el desconcierto. En mayo, el partido considerado heredero del movimiento de los «indignados», impulsó una coalición con las formaciones situadas a la izquierda del PSOE para sumar fuerzas en la carrera hacia el Ejecutivo y La Moncloa. Así nació Unidos Podemos, que enseguida salió disparado en las encuestas. Por delante del PSOE y reduciendo la ventaja que le sacaba el PP de Rajoy, el optimismo se instaló en la coalición, ahora también integrada por fuerzas como Izquierda Unida (IU, ex comunistas).

Magra cosecha. Podemos había cosechado más de cinco millones de votos y 69 diputados en las elecciones de diciembre, las primeras generales a las que concurría. Con casi un millón de votos, IU se tuvo que conformar entonces con solo dos diputados, perjudicada por la ley electoral, que «castiga» a los partidos pequeños. La estrategia de ambas formaciones pasaba por rentabilizar esos votos «perdidos» y transformarlos en escaños. Pero, paradójicamente, éste fue idéntico al que sumaron por separado en diciembre: 71 escaños.

«Con estos resultados, Podemos no puede reclamar la hegemonía de la izquierda, ni menos aún, liderar, como pretendía, un proyecto de cambio político basado en una mayoría que no existe entre los electores», expresó en su editorial el diario El País.

No hubo fiesta. Cuando llegaba el escrutinio al 70 por ciento en las inmediaciones del Museo Reina Sofía de Madrid los técnicos recibieron la orden y comenzaron a desmontar una gran pantalla. Estaba prevista para la fiesta de Podemos en el lugar donde hace dos años celebraron su primer gran avance electoral al cosechar, desde la nada, cinco diputados en las elecciones al Parlamento Europeo. La celebración, esta vez, se desinflaba.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, reconoció el fracaso poco después ante la militancia. «Los resultados no son satisfactorios. Teníamos unas expectativas diferentes», dijo con gesto serio en esa primera comparecencia. Ayer estuvo desaparecido y fue Pablo Echenique quien dio la cara ante la prensa.

El PSOE culpó directamente a Iglesias del ascenso «de la derecha». La polarización de la campaña por parte de Podemos y del PP podría haber aglutinado en torno a Rajoy el «voto útil» del centroderecha para tratar de frenar el ascenso de Podemos. «No se nos puede achacar esa responsabilidad», respondió ayer Echenique.

Iglesias, cuestionado. Algunas voces también apuntaron a la polémica figura de Iglesias, que despierta entusiasmo pero también aversión entre los votantes de izquierda. «Es pronto todavía para profundizar en las causas del fracaso de Podemos, pero es posible que la arrogancia de Pablo Iglesias y sus divisiones internas hayan pasado factura a su formación», apuntó el diario El Mundo en su editorial.

El partido dejó la autocrítica para más adelante y dijo que estudiará a fondo lo ocurrido, pero uno de sus fundadores, Juan Carlos Monedero, atribuyó a la formación de la que fue dirigente ser «rehén del infantilismo» por creerse las encuestas. «No basta hacer un discurso hueco, adornado con una labia sin par y embellecido con el oropel de las televisiones si no planteas una alternativa clara. Podemos se ha mimetizado», señaló en su blog.

Fuente: La Capital Rosario