Por la crisis, otra vez asoma el fantasma del cierre de comercios en Caleta Olivia

La persistente espiral inflacionaria sigue generando una marcada elevación del costo de vida, disminución del poder adquisitivo de una gran mayoría de la población y escasa oferta de empleos de suficiente rentabilidad en el ámbito comunitario de Caleta Olivia.

La persistente espiral inflacionaria sigue generando una marcada elevación del costo de vida, disminución del poder adquisitivo de una gran mayoría de la población y escasa oferta de empleos de suficiente rentabilidad en el ámbito comunitario de Caleta Olivia.

Una consecuencia de esa situación es la reaparición del fantasma de cierre de locales comerciales, aunque irónicamente los parámetros “oficiales” aluden a la apertura de nuevos, sin especificar que la mayoría de ellos son pequeños emprendimientos.

La realidad demuestra lo contrario y otro ejemplo de ello es que el último censo de población y vivienda indicó que en esta ciudad no hay personas en situación de calle, pero vasta caminar solo dos cuadras desde la plazoleta del Gorosito para observar a un grupo de indigentes que viven en un inconcluso edificio cuya construcción está paralizada desde hace muchos años.

En tanto, la baja de las ventas, el costo de los alquileres y los elevados impuestos contribuyen a desalentar el comercio formal y parece repetirse el fenómeno que se produjo durante la gestión del gobierno nacional de Mauricio Macri que afectó de sobremanera las PyMES y luego volvió a reflejarse durante las extensas restricciones que se impusieron por la pandemia del Coronavirus.

En la zona céntrica, precisamente en la avenida San Martín, hace pocos meses cerró un local de venta de artículos deportivos (foto) y luego otro de una conocida empresa de televisión satelital, pero antes de ello ya había bajado las persianas una de la sucursales de otra tienda deportiva en la avenida Independencia.

Pero lo que más llamó la atención es que hace pocas semanas ya no está en la última avenida mencionada la que fuera la tradicional Joyería Iñiguez, a solo cincuenta metros del Gorosito (foto).

Era un comercio de una tradición de tres décadas y ahora sus estanterías están vacías. Ya le retiraron el cartel luminoso y solo le quedan un antigua inscripción que la identificaba.

Es que, por la crisis económica y laboral, poca gente compra joyas, relojes y otros artículos suntuosos. Además el local ya había sido objeto de varios robos a través de los años.

El último ocurrió a principios de septiembre de 2022, fue del tipo comando y los delincuentes que nunca pudieron ser detenidos se llevaron un cuantioso botín que por esa fecha superaba los 30 millones de pesos.

El cierre de local que era alquilado, había pasado desapercibido porque la persiana quedó baja por varios días y mucha gente pensaba que se estaban realizando reformas.

Pero este jueves la levantó parciamente un familiar de propietario y se pudo obsevar que las estanterías estaban vacías. Esa persona comentó a El Patagónico que se encontraba acondicionando las instalaciones, esperanzada en que alguien pudiera alquilarlo.

Fuente: Patagónico