«Por más que tenga miedo, mi trabajo es para la sociedad»

La recolección de residuos es imprescindible y cambió de manera rotunda durante el brote de coronavirus en Aluminé. La historia de Fernando.

La recolección de residuos es imprescindible y cambió de manera rotunda durante el brote de coronavirus en Aluminé. La historia de Fernando.

Fernando tiene 28 años y se autoconvence todos los días de que no puede tener miedo. Él sabe el riesgo que corre, pero reconoce que su trabajo es fundamental para la localidad de Aluminé, que está sufriendo un brote de coronavirus y atraviesa la política más restrictiva de la cuarentena en toda la provincia.

“Cuando vamos con el camión de recolección por las calles, vemos cómo los vecinos nos saludan desde su ventana. Además de recoger la basura parece que llevamos alegría porque en medio del encierro somos la novedad que saca sonrisas”, explicó este trabajador municipal, que hace casi dos años es uno de los recolectores de basura.

La jornada de trabajo cambió. Con estrictas políticas que se tomaron en los últimos días, la recolección de residuos por las casas se dejó de hacer de lunes a viernes y ahora se ordena dependiendo de los domicilios de los casos positivos. “Tenemos una lista de aquellas casas en donde hay personas que contrajeron el virus y aquellas que están en aislamiento preventivo”, explicó Fernando, que para esos casos tiene días y un traje especial.

Con esta nueva rutina, Fernando sabe que tiene que hacer la recolección los lunes, jueves y viernes en el camión por todas las casas de Aluminé, salteando los domicilios en donde hay casos positivos. Luego se turnan con los demás colegas para que uno de ellos pase los martes y sábados, con un traje especial, por esos domicilios.

“Nos da una cierta seguridad esta organización, pero bueno, sabemos que el virus está circulando muy rápido y también somos conscientes de que el virus va más rápido que las personas. O sea, aquella persona que se confirma que es positiva, algunos días atrás no lo sabía, tenía el virus igual y nosotros pasamos por su casa a recolectar sus residuos”, contó con seguridad, aunque se sinceró: “Por más que tenga miedo, es un momento de hacerse cargo de las responsabilidades que uno tiene y mi trabajo es sumamente importante para la sociedad. Si yo no voy a trabajar, ¿qué pasaría?”.

Con los nuevos casos de Aluminé, Fernando adhiere al concepto de que “nos salvamos todos juntos”. Es por eso que explicó el proceso en que se debería sacar la basura: “Acá en Aluminé se separa la basura en húmedo y seco, pero más allá de eso lo que estaría bueno es que cada vecino tome conciencia de nuestro trabajo y pueda sacar sus residuos en doble bolsa y rocíe un poco de lavandina o alcohol”.

A partir de ese consejo, este trabajador municipal explico que esa es la mejor forma, ya que lo mantiene seguros a él y al resto de sus compañeros y le da “confianza» para seguir haciendo su trabajo. Esa confianza que deslizó, se basa en que día a día se plantea el riesgo que él corre en Aluminé, que ahora está desierta. “No quiero ser repetitivo, pero si el virus está circulando y nosotros estamos ahí dando vueltas y tocando prácticamente a toda la localidad, ¿cómo no tener temor?”.

La responsabilidad social en Fernando puede más, aunque teme más por su familia que por él: “Nosotros en casa somos varios, está mi mamá, que con 79 años es grupo de riesgo, y vivimos con mis dos sobrinas, de 2 y 21 años. Es complicado mediar el tema de qué hacer, qué no y más yo que podría ser una persona que contraiga el virus”.

Más allá de que el miedo y la realidad le generó hipotéticos -y posibles- riesgos de contraer el virus, Fernando sabe que con las recomendaciones que está tomando es casi imposible tenerlo. “Con los trajes especiales y respetar todas las medidas que estamos tomando, es muy complicado que uno tenga el virus. Es más, con este brote ninguno de mi entorno fue hisopado ni presentó síntomas”, contó, y explicó: “Por momentos me entra un poco de cobardía, pero estoy orgulloso y seguro del trabajo que hago”.

Aluminé desierta: ¿la recolección es el camión de la alegría?
Diariamente, Fernando convive con un escenario sombrío. Él, junto con sus compañeros, sale a recorrer una ciudad que presenta barrios desérticos en donde solo la policía o personas esenciales pueden circular. Él lo relacionó directamente con “el viejo oeste”, tras sonreír y aseguró: “Es muy curioso esto de no ver a nadie por la calle, por ahí vemos a alguien allá a lo lejos, pero nunca me imaginé ver a la localidad así”.

Con ese contexto, armó una teoría: “Siento que la gente está durmiendo más por esta imposibilidad de hacer las cosas y aquellas que están despierta cuando pasamos, se cuelgan en la ventana y nos saludan. Por lo general los más chicos son los que se emocionan”, explicó y construyó una explicación: “Y claro, si somos lo único nuevo que verán o vieron en ese día. Somos la novedad y tal vez lo único que pasará por su calle”.

La cuarentena y el frío: entre la soledad y las calles nevadas
La rutina de Fernando comienza a las 8 cuando llega a la oficina. “De ahí, dependemos de cuánto frío haga y de lo que tarde prende el camión”, describió. Y claro, hay días en donde la nieve copa las calles desérticas de Aluminé y esperan a que el sol los ayude a calentar el motor del vehículo.

“En cuatro horas, más o menos, recorremos toda la localidad. Siempre depende de cuánta basura haya y de cómo está el clima, eso influye muchísimo”, expuso. Lo concreto es que los lunes, jueves y viernes, Fernando llega a su casa a las 3 de la tarde y contradice un poco su teoría: “Tuve que dejar de dormir siesta en la pandemia porque me costaba mucho dormirse por las noches”.

La semana varía los miércoles y domingo, en donde se queda en su casa, y los martes y sábados. “Cuando me toca pasar por la casa de quienes dieron positivo, es un día especial. Salgo en el mismo horario, pero en la camioneta pero salgo todo disfrazado y seguro”, contó.

“La idea de estos horarios y días exclusivos para los positivos, nació por un pedido de los compañeros y mío. Esta es una localidad pequeña en donde sabíamos quien había dado positivo y lo peor que me pasó era tener que ir a hacer la recolección en esa casa que sabíamos que tenía el virus y sin tanta protección”, explicó y reconoció que fueron escuchados por las autoridades y permitieron organizarse de esta forma en donde los trabajadores se sienten aún más seguros.

Fernando sabe que “esto pronto pasará” y lo único que pide es que los vecinos se queden en sus casas. “De esto saldremos todo juntos y si nos cuidamos, cuando termine esto nos podremos volver a abrazar”, explicó y concluyó, entre tono de broma y seriedad: “A quedarse en casa y a sacar la bolsa de la basura como corresponde: doble bolsa y rociarla alcohol o lavandina”.

Fuente: La Mañana Neuquén