Postales del silencio y el olvido en alta montaña por la cuarentena por COVID 19

Son los lugares más emblemáticos de Mendoza, postales que, junto a las de los viñedos y bodegas, nos representan en el mundo.

Son los lugares más emblemáticos de Mendoza, postales que, junto a las de los viñedos y bodegas, nos representan en el mundo.

Se trata de los pueblos de alta montaña, que hoy, por el aislamiento social y la pérdida del turismo, se han vuelto casi parajes fantasmas.

Cámara en mano, Fernando Pollo Martínez, fotógrafo de Diario UNO realizó un recorrido y dialogó con algunos habitantes que le contaron de la soledad y el olvido que están viviendo por estas épocas las pequeñas poblaciones.

Cacheuta
Es compleja la situación en Cacheuta, donde es tradicional ver repleto de gente el sector del puente colgante y las ferias de artesanos que rodean a ese paraje.

De puertas cerradas, y apenas con la presencia de poquísimas personas que habitan en el lugar y unos cuantos perros merodeadores de la ruta, Cacheuta entró en un letargo profundo. Sostenido por el eco de la montaña y el murmullo del río.

Potrerillos
Potrerillos tiene el esplendor de siempre, el azul que explota después de la oscuridad del túnel que une este paraje con Cacheuta, sigue alli. Es el mismo azul de siempre, pero quizás hoy, de tan profundo, hasta se pueda escuchar.

Potrerillos es el dique, la montaña acariciando el cielo, pero también son las casas bajas de la villa, los habitantes del lugar, sus provedurías, es el olor del pan casero sacado del horno de barro.

Allí viven Estela Cerezo y Juan Carlos Sánchez, un matrimonio que tiene un pequeño negocio de provisiones, algo más grande que un almacén.

Estela contó a Diario UNO que antes de que la cuarentena dejara el pueblo sumido en el más absoluto silencio, ella y su marido habían bajado a la ciudad a hacer compras, para abastecerse en vistas de los fines de semana largos que se venían.

«Antes de la cuarentena hicimos una gran compra en un hipermercado de Mendoza, preparándonos para los feriados; cuando esta situación nos sorprendió, habíamos hecho un montón de picadillo para las empanadas» Estela Cerezo Dueña de un negocio de alimentos

Estela también recuerda, con pesar, que tiene el freezer lleno de comida que aún no sabe si perderá.

Su esposo, también relata algunas situaciones cotidianas de la crisis, que van conformado un cuadro muy preocupante.

«Antes de la cuarentena, vendíamos 25 panes por día, ahora sólo vendemos cuatro, a los mismos pobladores de Potrerillos». Juan Carlos Sánchez Comerciante

En la villa, hay un grupo de negocios que se mueven con el turismo, pero son muchos para el consumo propio del lugar. Cada día pierden dinero y acumulan deudas, y son tan pequeños que temen no poder sostenerse en medio de esta crisis.

Uspallata
Uspallata es el sitio más grande y poblado del camino hacia Chile. Es una ciudad: tiene negocios, hoteles, restaurantes y una comunidad con vida y actividades sociales propias, más allá de la que le aportan los visitantes.

Sin embargo, también ha sido afectada por la crisis, sobre todo por la prohibición del los viajes interjurisdiccionales.

Gente que vivía de su pequeño emprendimiento gastronómico y que no calificó para recibir el IFE, ahora piensa en cerrar sus negocios. Cada día más endeudados y piloteando una tormenta en la oscuridad, puesto que no hay definiciones a futuro.

La gente de este distrito se queja, además, porque es el paso obligado de los camiones, y de los viajes de repatriados que vienen de Chile. Dicen que se sienten inseguros y que quieren que se intensifiquen los controles sanitarios.

Fuente: Uno