Preocupa a sindicatos europeos la aguda baja en número de afiliados y negociaciones colectivas
04/05/2015 EL MUNDOLa mayoría de las centrales sindicales europeas, con especial énfasis en los países del sur, sufren un importante descenso en la cantidad de afiliados y una pérdida gradual de su capacidad en las negociaciones colectivas como consecuencia de las políticas laborales que han adoptado los gobiernos para hacer frente a la crisis, según publica el diario español El País.
Un artículo escrito por el corresponsal en Bruselas del periódico madrileño que recoge las opiniones de dirigentes gremiales de España, Italia, Portugal y Alemania, da cuenta de cómo la crisis ha perjudicado a los sindicatos del viejo continente, dejándolos a punto de quedar «excluidos del nuevo mapa social».
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), «en 2013 se pudieron contar en las filas sindicales 2,47 millones de trabajadores españoles, 400.000 menos que en 2008».
Esta caída de afiliados, además de mermar sus finanzas, menoscaba a los sindicatos su instrumento de lucha más eficaz, la negociación colectiva: según los datos -aún provisionales- del Ministerio de Empleo español, en 2014 se firmaron 2.440 convenios colectivos, mientras que en 2007 esta cifra ascendía a 6.016.
Para Javier Doz, uno de los dirigentes de la Confederación General de Comisiones Obreras (CC.OO) consultados por el diario, «la reforma laboral de 2012 ha golpeado la negociación colectiva, la herramienta más potente, y ha permitido a los empresarios adoptar cláusulas para desentenderse del contenido de los convenios colectivos».
“Es muy difícil organizar a los nuevos empleados. Muchos de ellos son falsos autónomos o trabajan online y ni siquiera pisan el lugar de trabajo; así es complicado fomentar una cultura de solidaridad”, agrega Doz, y destaca el abuso de la contratación temporal -más estructural en el mercado laboral español- y a tiempo parcial, que ha crecido un 4,35% desde el inicio de la crisis en 2008.
Otro de los entrevistados, Luca Visentini, secretario confederal de la Confederación de Sindicatos Europeos, no duda en señalar a «la troika» (el conjunto formado por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo) como responsable de la situación, por imponer «en los países rescatados estrictas medidas para descentralizar la negociación colectiva, eliminar la normas que permitían su extensión también más allá de los inscriptos al sindicato y reducir el salario mínimo. Los resultados en términos de reducción de eficacia de la acción sindical han sido devastadores».
Portugal sería el mejor ejemplo de esta situación: mientras que en 2008 los trabajadores cubiertos por los convenios colectivos eran 1,9 millones, esa cifra se desplomó en 2012 hasta los 330.000, según los datos de la Dirección General de Empleo y Relaciones Laborales de ese país.
“Las políticas europeas han socavado la negociación colectiva, la afiliación, y las conexiones con el poder político, tres condiciones fundamentales para que los sindicados puedan influir en las decisiones institucionales. Han puesto en marcha reformas cuyo objetivo es destruir las instituciones de del mercado laboral, que impiden extender la protección de los sindicados a los trabajadores con más dificultades”, asegura en la nota Philip Pochet, director general del Instituto Europeo de Sindicatos, centro de investigación financiado por la Unión Europea.
En el Reino Unido mientras tanto, según las estadísticas del gobierno británico, en 2013 los afiliados a la TUC (la confederación que aglutina la mayoría de las federaciones sindicales de Inglaterra y Gales) eran 6,5 millones, la mitad respecto a los 12,6 millones de 1980, y para graficarlo en términos porcentuales, vale decir que apenas 31 de cada 100 trabajadores se encuentran cubiertos por la negociación colectiva.
Respecto de la cantidad de trabajadores afiliados, el caso italiano tal vez sea el más dramático: si bien la cantidad de sindicalizados no baja (en 2013 se mantenía en 6,1 millones de inscriptos), el 40% de ellos son jubilados, un dato relevante en un país que con 154,1 ancianos cada 100 jóvenes, el más envejecido de la Unión Europea, solo después de Alemania.