Productores hortícolas consolidan su feria en Bariloche

La plaza Belgrano fue hasta el sábado pasado una vez más la sede semanal de este gran espacio de intercambio y subsistencia para decenas de familias, algunas de parajes cercanos.

La plaza Belgrano fue hasta el sábado pasado una vez más la sede semanal de este gran espacio de intercambio y subsistencia para decenas de familias, algunas de parajes cercanos.

Teresa Fioroni tiene desde hace años una pequeña huerta familiar en el barrio Rancho Grande, durante mucho tiempo produjo para consumo propio y este año se integró a la feria Franca Nahuel Huapi, a la que definió como “una muestra clara de que se puede vivir de otra manera”.

En otra escala, la familia de María Toro, en Villa Llanquín, dedica dos hectáreas a la producción y llega a la feria todos los sábados con una gran variedad de hortalizas, frutas, pan casero, conservas y dulces. Para ella ese espacio es “como una casa grande” en la que reina el intercambio de sugerencias y consejos y el estímulo para “muchos que no se animaban se larguen a producir”.

Adrián y Vanessa Marchese, del barrio Pinar del Lago (kilómetro 5), son otros de los tantos agricultores en pequeña escala del Bariloche urbano que se congregan en la plaza Belgrano para ofrecer verduras, plantines y panificados de elaboración propia. “Nosotros venimos hace seis años –dijo Adrián–. La feria ha crecido mucho, ahora es semanal y se transformó en una parte importante de nuestra economía”.

Ellos tres representan a su modo el espíritu que circula entre los puestos que cada sábado convocan a muchos clientes ya habituados y también a turistas, que se sorprenden con la calidad de la producción natural, consultan cada detalle y se llevan fotos en cantidad.

El último sábado la feria cerró su novena temporada y ya está pensando en los festejos para la décima.

Uno de gestores originales es Julio Ojeda, un técnico del INTA que aporta asesoramiento. Aseguró que fue una gran temporada y destacó como un nuevo logro la garantía para abrir un puesto permanente en el mercado comunitario municipal.

Inquieto por incorporar cambios para mejorar la producción, señaló que la última novedad es un ensayo en las zonas de estepa con barreras para combatir las heladas, que son menos costosas que un invernadero. La idea consiste en montar pantallas de polietileno firme o algún otro material perpendiculares al suelo que protejan los cultivos hortícolas a campo. “La helada corre por los cañadones como el agua y con las barreras se pueden evitar que afecten a la planta”, explicó.

El ensayo lo realizarán con la familia Toro de Llanquín y con los Vergara de Corralito.

Ojeda subrayó que la feria originalmente traía verduras de todo tipo, tubérculos, plantines y aromáticas, pero luego se diversificó, incorporó huevos y ahora también conservas y panificados, con estricto control bromatológico. Según Ojeda, “en el último tiempo también anduvieron muy bien los hongos de El Manso”. Calculó que en toda la temporada, desde diciembre a abril, comercializaron en la feria entre 15.000 y 20.000 kilos de verduras y frutas naturales.

María Toro dijo que mantener presencia todo el invierno en el mercado de Bariloche será importante porque aun en esa época “se puede traer cebolla, papa y zanahoria. Es una ayuda más”.

Explicó que la feria para ellos “es una familia grande, permite una gran relación con los clientes”, a quienes invitan a conocer el lugar de origen de lo que consumen.

“Venimos hace seis años. La feria ha crecido mucho, es semanal y se transformó en una parte importante de nuestra economía”.
Adrián Marchese tiene su propia producción en el barrio Pinar del Lago.

Se estima que desde diciembre del año pasado a abril se comercializaron en la feria entre 15.000 y 20.000 kilos de verduras y frutas naturales.

Fuente: Río Negro