Qué tiene que ocurrir para que Santa Fe se convierta en una «ciudad inteligente»
Para Carolina Tkachuk, la sensorización digital -en gestión de residuos, movilidad, ambiente- y la centralidad del ciudadano son claves en el paradigma smart cities. Cómo marcha este proceso en la capital.
16/11/2023 MUNICIPIOSPara Carolina Tkachuk, la sensorización digital -en gestión de residuos, movilidad, ambiente- y la centralidad del ciudadano son claves en el paradigma smart cities. Cómo marcha este proceso en la capital.
El concepto de ciudades inteligentes («smart cities») está en la vanguardia de los teóricos del urbanismo siglo XXI a nivel global. Se entiende por ciudad inteligente a aquella que, a través de los tomadores de decisiones (gobernanza), usa las nuevas tecnologías aplicadas a la información (Big Data, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial) para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esto abarca un amplio abanico dentro de las dinámicas y fisonomías urbanas de cada ciudad.
En el marco de la quinta edición de «Encuentro por las Ciudades», que tuvo lugar en la Estación Belgrano (organizado por el Espacio Encuentro), la Mg. en Economía Urbana (por la Universidad Torcuato Di Tella) Carolina Tkachuk, co-fundadora y Directora Operativa de la Red de Ciudades Inteligentes de la Argentina, dialogó con El Litoral a propósito del concepto y aplicabilidad en la práctica del concepto de ciudades inteligentes.
Con smart cities debe hablarse de «la aplicación de la tecnología y de procesos innovativos para cumplir con los objetivos que tenga una ciudad en los términos de las distintas dimensiones que la estructuran», definió la especialista. Estas dimensiones son la sostenibilidad, la gobernanza, la movilidad, la economía, el medio ambiente y la calidad de vida del ciudadano, entre otras.
«Son dimensiones cuyos objetivos deben tener siempre al ciudadano en el epicentro de cada gestión. Pues el objetivo de fondo es mejorar la calidad de vida, brindar mejores servicios y optimizar su experiencia urbana digital. Y un gobierno local debe empezar a generar estrategias para poder implementar de una forma eficiente las distintas tecnologías que van surgiendo para cada dimensión», amplió el concepto.
Al mismo tiempo, «el modo de gobernanza tiene que ser abierto y distribuido, horizontal y descentralizado. Esto es, que las áreas gubernamentales empiecen a tender mayores lazos de sinergias para poder proponer soluciones innovadoras a problemáticas sociales concretas, o diseñen políticas públicas urbanas basadas en la evidencia del dato muchas veces obtenido en tiempo real, gracias a las tecnologías», completó su definición Tkachuk.
«Sensorización»
-¿Qué lugar ocupa en este contexto el ciudadano en este nuevo paradigma? ¿Respecto de servicios básicos como la recolección de residuos o el transporte por colectivos, por ejemplo?, consultó El Litoral a Carolina Tkachuk.
-El concepto de smart city apunta a una combinación de herramientas que un gobierno local le brinda al ciudadano para poder moverse en la ciudad, desde una app digital, por caso. Es la disposición para que una persona pueda trasladarse de una manera más eficiente.
En esto, la idea de «sensorización» digital (tendencia a medir todos los indicadores posibles mediante plataformas digitales, para sistematizar información que sirva en la pertinente toma de decisiones políticas) es muy importante. Porque gracias a ello se obtienen datos y se puede decidir en el corto plazo en temas tales como, por ejemplo, una mejor gestión de los residuos domiciliarios.
También aparece la sensorización en las luminarias led, para poder detectar fallas o predecir ciertos comportamientos. Esto le brinda una mayor seguridad al ciudadano. En la idea de smart city hay una combinación de herramientas tecnológicas que debe gestionar adecuadamente un gobierno local, porque su obligación central es garantizar una mejor calidad de vida y una experiencia urbana mucho más óptima.
Movilidad urbana
-¿Qué importancia tiene el diseño de un plan de movilidad urbana contemplando todos los actores (ciclistas, electromicromovilidad, usuarios del transporte por colectivos, peatones) en una ciudad inteligente?
-Primero, me parece que es clave la sensibilización y la información de la ciudadanía. «Implementamos una tecnología, pero ¿para qué y para quiénes?». La clave es responder a ese interrogante. Muchas veces sucede que se aplica una herramienta tecnológica pero el ciudadano no está lo suficientemente preparado o informado con respecto a su uso eficiente. Es central sensibilizar y educar a las personas.
En segundo lugar, creo que un gobierno local debe tener mucho de apertura con respecto a los nuevos modelos de negocios que comienzan a surgir en función de las distintas dimensiones de una ciudad, y la movilidad es clave.
Estoy refiriéndome a nuevas plataformas colaborativas que comienzan a surgir (ejemplos, Waze, para el tránsito en tránsito en tiempo; Uber, para el transporte privado; Airbnb, para alojamientos), de las cuales el ciudadano también tiene que estar sensibilizado.
Éstos son modelos que surgen de las propias necesidades de la ciudadanía, y en muchas ciudades todavía no están lo suficientemente asimilados. Y dentro de lo que es el concepto de smart cities, se supone que cada gobierno local debe estar atento a estas plataformas colaborativas. Lo que noto es que esto aún no está institucionalizado por parte de los gobiernos locales: hay ciertas resistencias, y empiezan a jugar ciertas trabas regulatorias.
Sustentabilidad
-Qué pasa con el concepto de «lo sustentable» (la diferenciación de residuos domiciliarios, más árboles plantados, menos smog, control de los niveles de contaminación en aire) en una smart city?
-Hay muchas ciudades que están implementando lo que es la Agenda 2030 sobre los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, firmado por los Estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esto da un marco de acciones específicas que vienen a sumar a la idea de lo sustentable.
Pero esto debe estar ligado a los objetivos locales de sustentabilidad que identifique cada ciudad, y qué herramientas tecnológicas implementará para alcanzar esos objetivos de la Agenda 2030.
-La ciudad de Santa Fe tiene unos 3.600.00 habitantes, casi 300 km. cuadrados, unos 30 km de ciclovías, una app para usar el Sistema de Transporte Público por Colectivos, un inventario sobre la emisión de gases de efecto invernadero, un sistema de bicis públicas «smart», por dar algunos ejemplos. Son elementos propios de este concepto de smart citiy ¿Va encaminada o no a serlo? ¿Cuánto le falta?
Yo creo que con lo que ya hay impulsado, esta capital tiene muchísimo potencial para empezar a andar este sendero de modelo de ciudad inteligente. No obstante, me parece que cada ciudad tiene que buscar su forma, de acuerdo a su perfil, a sus características, a sus necesidades, objetivos y, finalmente, sus recursos. Con lo que conozco de la ciudad, me parece que tiene un buen potencial por delante.
Sin embargo, la clave para avanzar en ese sendero estará en empezar a conectar, en generar, por parte del gobierno local, redes articuladas con otros Estados. Es una cuestión clave que no mencioné esta ahora, pero que me parece que define mucho, marca un plus. Hablo de una apertura que debe tener la ciudad con otras ciudades de la región, de Latinoamérica o de escala global.
¿Por qué? Porque la conexión y el flujo de datos que se generan entre entre las distintas ciudades es clave pues permite tener un «bench marking» (N. del R: Tomar o emular procesos de trabajo de otros Estados siempre y cuando evidencien buenas prácticas sobre distintas áreas de interés común) de lo que están haciendo otras ciudades quizás con problemáticas similares. Cuáles son las soluciones que implementan, de qué modo la implementan; para eso sirve esa red de conexiones…
El flujo de conocimiento aporta muchísimo valor y materia prima para trabajar en cuestiones locales. La apertura hacia otras ciudades también es importante para terminar de configurar lo que es un modelo propio de ciudad inteligente.