Ciudad de Buenos Aires: Con el reclamo tras las vallas
Son integrantes de varias cooperativas que desde hace semanas vienen reclamando al gobierno porteño por un aumento de salario y la apertura de nuevos puestos.
26/05/2016 POLÍTICASon integrantes de varias cooperativas que desde hace semanas vienen reclamando al gobierno porteño por un aumento de salario y la apertura de nuevos puestos. Por miedo a su protesta, el Gobierno suspendió un acto en la Rosada y valló la plaza.
“Porque con el tarifazo y el ajuste no nos alcanza ni para parar la olla”, fue la consigna que gritaron con más insistencia los cooperativistas que acamparon desde la noche del martes sobre Diagonal Norte, a pocos pasos de la Catedral Metropolitana, donde el Presidente celebró ayer al mediodía el tradicional Tedéum, antes de partir rumbo a Olivos. Las vallas montadas por la Policía Federal y los cordones de Gendarmería actuaron como un muro de contención que los separaba del paisaje desierto de la Plaza de Mayo, adonde la comitiva oficial celebró, custodiada, la fecha patria. El calor humano de la protesta, envuelta en banderas, frazadas y fogones para capear el frío, contrastaba con la soledad de funcionarios y obispos, cercados por la policía y apenas acompañados por los granaderos a caballo, a esta altura el público más fiel de Macri en cada acto. “Al Presidente le diría que se acuerde de nosotros, los trabajadores. Que no solamente se tiene que sentar a dialogar con los empresarios”, soltó Dina, referente de la cooperativa Darío Santillán, donde trabajan otras 250 personas como ella por un salario mensual de 4500 pesos que paga el gobierno porteño.
“Imaginate…. con 4500 pesos, ¿alguien puede creer que una puede pagar los aumentos, mandar a los chicos a la escuela y cumplir con el alquiler?” se indignaba Erica, del Polo Obrero, en la noche del martes mientras se calentaba las manos en una fogata hecha de cartones y pedazos sueltos de madera. En su relato cabían los de centenares de los acampantes de ayer: “Yo soy madre soltera, y el resto de mis compañeras son jefas de familia. Si pudiéramos, tomaríamos otro trabajo, a pesar de que eso implicaría descuidar a los chicos, pero la realidad es que tampoco hay”, contó.
La mayoría de ellos viven en las villas y los barrios del sur de capital. La Boca, Lugano, la 1-11-14, la 21-24, la 31, Los Piletones y Soldati. El trabajo en cooperativas –mayormente de limpieza del espacio público, que dependen del programa “Veredas Verdes”– es el principal sustento familiar. El acampe de ayer es la tercera medida de fuerza que adoptan en poco menos de un mes, en un conflicto que viene en escalada desde que las organizaciones tomaran el hall del nuevo edificio de la Jefatura de Gobierno, en Parque Patricios. El reclamo es por un aumento salarial del 40 por ciento y la apertura de nuevos puestos de trabajo.
“Somos los que vivimos en las villas que no están urbanizadas, las madres y los padres de los chicos de las escuelas de zona sur que se quedan sin vacante, de los chicos que no se pueden atender en los hospitales públicos por falta de presupuesto. Somos los y las que sufrimos el recorte de alimentos del gobierno de la Ciudad, su política de pobreza, su ocultamiento del dengue”, se definieron a sí mismos los maifestantes en los volantes que repartieron ayer.
El acampe en vísperas del 25 de mayo era en principio una carta que jugaban los cooperativistas en la negociación con el Ejecutivo porteño. En la tarde del martes, cuando se preparaban para marchar desde el Obelisco a Plaza de Mayo, el jefe de Gabinete del Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad, Juan Ignacio Maquieyra, dio por terminada la mesa de diálogo con un llamado telefónico. “Así, con estas medidas de fuerza, no hay más negociación”, comunicó a las organizaciones. Fue entonces que se desplegaron las carpas. Sólo que las vallas, montadas sobre todo el perímetro de la Plaza, los obligó a hacerlo sobre Carlos Pellegrini.
Desde entonces, el Gobierno optó por criminalizarlos. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, difundió una información falsa que vinculaba a los manifestantes con un grupo de “quemacoches” que fueron detenidos en el barrio de Belgrano con seis bombas molotov, que fue desmentida por un comunicado de la Federal (ver página 2). El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, aportó enseguida que “no sé si hubo amenazas” (sic). No fue la primera vez que sucesor de Macri en la ciudad apunta contra los cooperativistas. Los había acusado de “violentos” tras la toma de la sede de su gobierno. Desde el acampe, la noticia fue recibida con sorna. “Che, ¿trajiste las bombas? No, estaban en camino, pero fueron interceptadas”, fue el chiste de la mañana entre los militantes.
Los manifestantes de ayer representan una porción no menor dentro del universo de las cooperativas. Aun así, según las organizaciones el aumento que reclaman le costaría al gobierno alrededor de dos millones de pesos por mes. “Es increíble, pero el verso del segundo semestre como salvación también lo escuchamos durante las negociaciones”, relató Leandro, vocero de la Federación de Organizaciones de Base (FOB), que estuvo presente en los tres encuentros con autoridades del gobierno previos al acampe. “Argumentan que la inflación va a bajar y que por eso tenemos que bajar también nosotros las pretensiones”, contó.
La situación económica es otra de las preocupaciones entre las organizaciones. “Hasta fines del año pasado, teníamos entre 30 y 40 chicos en el merendero –describió Agustín, de Los Invisibles, que tiene su base en la 31–. Ahora vienen de a 60 todos los días”. “No fue tanto el aumento de chicos en los merenderos”, contrastó Leandro, de la FOB, “sino que cada día tenemos más reclamos de compañeros que necesitan laburar y consultan cómo tienen que inscribirse en la cooperativa. Eso hace que la organización haya crecido muy rápido”. “Mi problema ahora es como voy a pagar el alquiler”, apuntó Lidia, que está anotada en la lista de espera que las organizaciones le entregaron al gobierno como reclamo.
“En febrero explotó el colchón”, aportó Dina, del Santillán. “Todos los días llega gente nueva a preguntar por trabajo”, dijo, y denunció que el gobierno porteño hizo su propio ajuste: “nos recortaron el cuarenta por ciento de la mercadería para los bolsones y encima empeoró drásticamente la calidad de la comida”.
Los militantes golpearon las vallas durante toda la mañana del 25, al compás de los bombos, intentando perforar el cerco aunque sea con el ruido. “Cooperativas/ trabajo ya/ si no hay aumento que quilombo se va armar”, cantaron. La ceremonia en la Catedral se montó mirando hacia la Casa Rosada, dándoles la espalda. “Que se joda por no venir, se perdió nuestra chocolatada”, bromearon algunos.