Récord de refugiados en la peor crisis migratoria en 70 años

Cientos de inmigrantes del Asia Menor intentaron sin éxito pasar por las vías férreas de Grecia a Macedonia.

Cientos de inmigrantes del Asia Menor intentaron sin éxito pasar por las vías férreas de Grecia a Macedonia.

Sólo en un día, 2.093 personas provenientes de Siria, Afganistán e Irak cruzaron de Serbia a Hungría. Macedonia cerró sus fronteras.

Un número récord de migrantes cruzó el lunes la frontera de Serbia con Hungría, miembro de la Unión Europea (UE), dos días antes de celebrarse en Viena una cumbre de los Balcanes, una de las principales puertas de entrada hacia Europa occidental.

Un total de 2.093 personas cruzaron la frontera, un récord para una sola jornada que se produce apenas unos días antes de que se termine de instalar una valla prevista por el gobierno húngaro para evitar la entrada de inmigrantes.

Este grupo forma parte de los cerca de 7.000 inmigrantes que se vieron bloqueados en Grecia la semana pasada cuando la vecina Macedonia declaró el estado de emergencia y cerró sus fronteras, en la peor crisis de refugiados que vive Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

En lo que va de año, la propia Hungría registró 100.000 demandantes de asilo, más del doble del total de 2014, y muy superior a los 2.000 de 2012.

Los inmigrantes entraron en Hungría por unas vías de tren cercanas a Röszke, en una de las pocas secciones de la frontera con Serbia que aún no quedaron bloqueadas por la alambrada, que según el ejecutivo de Budapest estará finalizada para el 31 de agosto.

La barrera fronteriza es una de las muchas y duras medidas antiinmigración adoptadas por el gobierno de Viktor Orban, entre las que se encuentran el endurecimiento de las leyes de asilo, multas por cruzar la frontera de manera ilegal o el cierre de campamentos permanentes de refugiados.

Varias personas narraron en la frontera húngara que habían cruzado Serbia tras atravesar la frontera de Grecia con Macedonia.

“Estuvimos parados en Macedonia dos días, los enfrentamientos eran horribles, la policía usó pistolas y gases lacrimógenos, vi como golpeaban a una señora mayor y le quitaban sus papeles y dinero”, contó un ingeniero iraquí de 29 años que salió de su país huyendo del grupo Estado Islámico y que no quiso proporcionar su nombre.

Del otro lado de la frontera, en Subotica, en el norte de Serbia, más de 20 micros repletos de refugiados llegaron durante la noche del lunes al martes. Luego los inmigrantes prosiguieron su camino a pie hacia Hungría.

Los refugiados atraviesan la frontera sin oposición, pues los policías húngaros no les impiden pasar. En el sur, en la frontera entre Grecia y Macedonia, entre 600 y 700 inmigrantes esperaban para intentar ingresar en Macedonia y, a través de esta ruta de los Balcanes, llegar a Europa Occidental.

Por su parte, Bulgaria envió vehículos blindados a los cuatro puestos fronterizos con Macedonia para apoyar a la policía de fronteras en caso de flujo de inmigrantes.

Unos 25 militares y vehículos blindados fueron enviados a los puestos fronterizos entre Bulgaria y Macedonia pero “su número puede aumentar si la situación se agrava”, indicó un responsable del ministerio de Defensa.

Pero de momento, los flujos de inmigrantes que van de Grecia a Macedonia han evitado Bulgaria.

Entretanto, en Ginebra la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Melissa Fleming, indicó que se puede esperar que el flujo de inmigrantes prosiga a un ritmo de 3.000 personas diarias en ese sector.

La agencia de la ONU advirtió que la situación también está empeorando en el Mediterráneo, especialmente ante las costas de Italia y Grecia.

Más de 104.000 inmigrantes de África, Oriente Medio y sur de Asia han desembarcado en puertos del sur de Italia, y varias decenas de miles más en Grecia, especialmente en sus islas. Cerca de 2.340 refugiados han muerto ahogados este año cuando intentaban llegar por mar a Europa.

Israel libera a centenares de clandestinos africanos

Holot. Israel puso en libertad ayer a centenares de clandestinos africanos en virtud de una decisión de justicia contraria a la política gubernamental, que intenta contener la llegada de los migrantes, aunque los dejó desamparados y sin tener donde ir

“¡No hay nada que festejar! No sabemos dónde ir, no sabemos dónde vamos a dormir esta noche”, dijo Salah, un sudanés de 33 años delante del centro de retención de Holot, en el sur del país.

Los inmigrantes liberados -sudaneses de Darfur que huyen de la guerra y la miseria- dejaron este centro de retención, situado en el desierto de Neguev, portando grandes maletas.

Un total de 1.178 personas deben ser puestas en libertad hoy, indicó Sivan Weitzman, portavoz de la autoridad penitenciaria. Unos 750 ya abandonaron ayer ese centro de retención.

Pero los migrantes liberados no tienen dónde ir. Además, las autoridades les prohibieron las ciudades de Tel Aviv (oeste) y Eilat (sur) -que albergan ya a numerosos clandestinos africanos-para impedir una concentración de migrantes demasiado elevada y posibles tensiones con la población.

Alemania espera este año 800.000 solicitudes de asilo

La Unión Europea se enfrenta a un flujo migratorio sin precedentes de personas que huyen de la guerra, la represión y la pobreza.

En otro de los puntos calientes de la crisis de refugiados, los guardacostas italianos coordinaron el rescate el sábado pasado de 4.400 migrantes en el Mediterráneo, mientras las autoridades griegas se encuentran desbordadas por la llegada de refugiados sirios a la isla de Kos.

Dos inmigrantes murieron y otros 5 desaparecieron el lunes en el hundimiento de su embarcación precaria frente a las costas de la isla de Lesbos, en el mar Egeo.

Por otro lado, aunque Alemania tiene dificultades para acoger a todos los refugiados que llegan a su territorio, este año espera alcanzar la cifra récord de 800.000 solicitantes de asilo. Además, los actos de violencia, imputados generalmente a la extrema derecha, son cada vez más frecuentes en el país.

El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, para quien esta llegada de migrantes constituye “el mayor desafío de Alemania desde la reunificación” del país, visitó ayer el campo de refugiados de Heidenau para interiorizarse de la grave situación.

Fuente: Los Andes