Rosario: Impacto de los desarrollos inmobiliarios

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El municipio recibió en los últimos cinco años 3.300 solicitudes de permisos para construir viviendas, edificios y emprendimientos comerciales. Es el promedio más alto del país.

El llamado boom inmobiliario ha dejado frondosas huellas en Rosario. Desde viviendas colectivas de pocos pisos hasta torres de incontables niveles, la ciudad atrajo numerosas inversiones en el rubro de la construcción. Según datos a los accedió Rosario/12, en la municipalidad ingresaron en el último lustro unos 3.300 pedidos de permisos para construir edificios en propiedad horizontal y viviendas unifamiliares. El promedio supera al de cualquier aglomerado del país, y se mantiene estable desde el año 2009, superando incluso pequeñas crisis de la macroeconomía. El número aproximado contabiliza a toda la ciudad y «abarca edificios de todos los tamaños, no necesariamente los de altura», explicó el secretario de Planeamiento municipal, Pablo Barese.

El área de Obras Particulares del Municipio clasifica los permisos de edificación en dos rubros. Por un lado, en lo que refiere a metros cuadrados construidos y por el otro, al tipo de inmueble: viviendas individuales, industrias, comercios, gastronomía, hotelería. En este último punto, se engloba todo tipo de propiedad y luego se crea una base estadística que delimita cada modelo. Cabe aclarar que un permiso no se convierte necesariamente en un edificio. «De 100 pedidos, hay 5 o 10 que nunca se construyeron», estimó Barese, dejando en claro que la caída de las obras es escasa.

Entre el 2009 y el 2013, el Municipio recibió 3.300 pedidos para levantar edificios de propiedad horizontal en todo Rosario. El promedio de dichos ingresos se ha mantenido con «mucha estabilidad», sin cambios rotundos con el correr de los años. De todos los pedidos, las viviendas colectivas representan un tercio de los permisos, pero al tomar como parámetro los metros cuadrados por propiedad el porcentaje trepa al 50 por ciento. «Aunque no quiere decir que sean de mucha altura. Para nosotros una vivienda colectiva es desde planta baja y tres pisos a una torre», apuntó el funcionario municipal.

En los últimos veranos ha colapsado la capacidad de prestación de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) a raíz de la alta demanda de los usuarios. Entre las explicaciones a las fallas del servicio eléctrico, una forma parcial de explicarlo, entre otras, es la cantidad de construcciones desarrolladas que viene incrementando la demanda de energía al 8 por ciento anual. En ese sentido, Barese señaló que cada permiso de edificación lleva una factibilidad técnica de las firmas prestatarias de servicios, EPE y Litoral Gas. En algunos casos, al desarrollador se le imponen obligaciones de construcción de obras de infraestructura. «Pero si no obtenés la factibilidad, no recibís el permiso de edificación», aseguró el funcionario.

Complicaciones de ese tipo se dieron en localidades del Gran Rosario en las que se desarrollaron grandes urbanizaciones. Barese apuntó que ese fenómeno no se repitió en Rosario, porque la ciudad «tiene desde hace 20 años una política de urbanizaciones».

Cada vez que un desarrollador quiere producir un loteo, una subdivisión de suelo, debe cumplir con las obras de infraestructura básica para obtener la aprobación de la urbanización. «Lo que ahora se está manifestando en otras localidades, en Rosario difícilmente pasa… es que no han tenido una política de suelo urbano. Ahora se ha tomado con mayor responsabilidad, mientras que antes sólo contemplaban que nuevos habitantes implicaba tener nuevos contribuyentes. Pero no tenían en claro cómo iban a prestar los servicios, no sólo de infraestructura, también de equipamiento. En algunas localidades están pidiendo construcción de escuelas, servicios de salud», cerró Barese.

Fuente: Sin Mordaza