Rosario: «Los clubes de barrio sufrimos mucho y estamos con la soga al cuello»

Una red de más de 70 entidades locales denuncia que la violencia y la asfixiante situación económica atentan contra su funcionamiento. Se reunirán esta tarde, a las 19, en el club Libertad para visibilizar la problemática.

Una red de más de 70 entidades locales denuncia que la violencia y la asfixiante situación económica atentan contra su funcionamiento. Se reunirán esta tarde, a las 19, en el club Libertad para visibilizar la problemática.

La suba de las tarifas de los servicios públicos, el atraso de los subsidios nacionales y las situaciones de inseguridad que los tienen como blanco fácil, obligan a los clubes de barrio a sacrificios extraordinarios y a afrontar verdaderas peripecias para poder sobrevivir. Esta tarde, representantes de estas entidades se reunirán, a las 19, en el club Libertad (Felipe Moré 1150), para plantear este escenario de necesidades.

El reclamo está impulsado por una red de clubes de barrio de Rosario que nuclea a unas 70 entidades, y que denuncia que ante el espiral inflacionario y la pérdida de poder adquisitivo de las familias rosarinas, al menos el 30 por ciento de los socios ya dejó de pagar las cuotas mensuales, poniendo en jaque sus debilitadas finanzas y sumando complicaciones a los balances contables institucionales.

En ese marco, referentes de los clubes apuntaron que los subsidios nacionales, de hasta el 40 por ciento para la tarifa de gas, comenzaron a demorarse y a no entregarse con automaticidad, provocando un tablero de ahogo económico y financiero para este tipo de entidades, de gran valor social por su capacidad de contención frente a estos obstáculos.

La crisis nacional cala cada vez más hondo en estas entidades, que ya no pueden recurrir al cobro de las cuotas de socios para poder afrontar sus obligaciones. Los números no cierran y las autoridades tienen que acudir al ingenio para salir del pozo. Incluso, muchos clubes deben recurrir a alquilar sus espacios o salones para tener ingresos genuinos que les permitan capear el temporal.

De esa manera, bajo la consigna «no al tarifazo, clubes abiertos», se desarrollará un encuentro que representará un intento por visibilizar esta problemática que azota a los clubes de barrio de la ciudad.

Claudio Gershanik está al frente del grupo Alerta Clubes, que se creó a principios de año para poder registrar los robos que sufren estas instituciones y organizar acciones conjuntas para poder enfrentar estas situaciones.

«La verdad es que los clubes estamos con la soga al cuello en distintos puntos, por un lado la violencia y por otro la parte económica. Estamos llegando a una situación realmente insostenible. Porque acá no hay que olvidar que el club es la columna vertebral de los barrios. Hay que recordar que los barrios se formaron alrededor de tres pilares: el club, la escuela y los centros de salud. Y estamos con muchos sufrimientos», destacó Gershanik.

Y amplió: «Nosotros estamos siendo muy atacados por la violencia cotidiana, porque justamente sostenemos una organización social dentro del barrio, damos refugio a los chicos para que no estén en la calle, atendemos demanda de adolescentes, recibimos a los hombres y mujeres que están sin trabajo y no saben qué hacer, víctimas de violencia, ancianos que están abandonados por la familia y el Estado, todos ellos encuentran cobijo dentro de un club».

«También nos atacan aquellos que lucran con la violencia proveniente del narcotráfico, que necesitan gente asilada y desesperada. Los clubes enfrentamos esas situaciones, por eso cuando roban en un club no se limitan a llevarse las cosas de valor, también rompen las instalaciones, los sanitarios, la cocina, las puertas, la idea de ellos es que el club no funcione», confió el directivo.

No es sencillo darle batalla a estas complicaciones. «Nos sobreponemos con más trabajo, esfuerzo y presencia. Hacemos empanadas, organizamos fiestas. Pero sobre todo, recibimos boletas de gas y de electricidad de miles de pesos que no podemos cubrir. No hay forma de reunir semejante suma de dinero», comentó Gershanik.

Estos dirigentes de entidades barriales remarcan que «si nos quedamos sin servicios, el destino es el cierre de la institución. Porque también tenemos cada vez menos socios que pagan la cuota. Nos quedamos sin fuente de financiación».

Esta cruda realidad genera una gran cantidad de dificultades. «El Estado provincial ayuda un poco. Con el Plan Abre podemos construir instalaciones, pero no sabemos cómo hacerlas funcionar. Por ahí conseguimos profesores que vienen gratis, pero hay que pagarles ¿Qué hacemos?, ¿les cobramos a los chicos? Estos son chicos que no pueden pagar nada», graficó.

Una realidad muy dura

«Hicimos un playón hermoso, pero no podemos prender la luz porque no la podemos pagar. Estamos en una situación de ahogo económico muy grave. La Nación abrió un registro para que los clubes se anoten y reciban un subsidio del 50 por ciento en los servicios, pero es muy engorroso entrar, piden miles de requisitos y además están pagando con atraso, deben como cuatro meses», subrayó.

Gershanik es miembro de la comisión directiva del Club Atlético Biblioteca Popular Porvenir (Virasoro 248 bis). «Hoy tenemos unos cien socios, pero si vamos a los que pagan cuotas, no tenemos socios. Nos sostenemos con el alquiler del salón de fiestas y el aporte del tesorero de fondos personales», contó.

«De esa manera también sostenemos talleres de apoyo escolar, taekwondo, patín, danzas árabes y la biblioteca popular. Y además, brindamos el salón a todas las actividades que el barrio necesite. Y cuando la escuela necesita el club, las puertas siempre están abiertas», aseguró.

Fuente: La capital