«Rosario también es afro»: se viene el Primer Festival de Identidades Negras

El evento para toda la familia tendrá lugar el sábado 27 de julio en el Galpón de las Juventudes, con entrada libre y gratuita

El evento para toda la familia tendrá lugar el sábado 27 de julio en el Galpón de las Juventudes, con entrada libre y gratuita

Con el fin de visibilizar y celebrar a las mujeres y disidencias afrodescendientes, el Bloque Antirracista de Rosario organiza el Primer Festival de Identidades Negras de la ciudad. El evento, abierto para toda la familia, se llevará a cabo el sábado 27 de julio, desde las 16, en el Galpón de las Juventudes (San Martín y el río). Habrá DJs, intervenciones performáticas, conversatorio y actividades para infancias.

Si bien la entrada es libre y gratuita, se solicita a quienes puedan colaborar con un alimento no perecedero, o juguetes, útiles, ropa o libros en buen estado para el Centro Comunitario por el Buen Vivir, de la Comunidad QOM de Rosario.

Desde el año 1992, todos los 25 de julio se celebra en América Latina y el Caribe el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, para reconocer la lucha que estas personas han librado contra el sexismo y el racismo. Si bien la fecha se conmemora en 32 países del continente, en Argentina en particular se reivindica también a lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries, e intersex.

“Es una propuesta que surge de las organizaciones afrocentradas de todo el país. Gracias a la avanzada que garantiza los derechos de las diversidades y disidencias, creímos necesario visibilizar a estas identidades que también sufren violencias y opresiones particulares”, contó en diálogo con La Capital, Natacha Giusto, psicóloga social, afrofeminista, e integrante del Bloque Antirracista, el espacio que desde 2019 impulsa acciones de memoria y promoción de derechos de las personas afrodescendientes.

No es la primera vez que el Bloque conmemora el 25 de julio con acciones públicas y colectivas, pero sí es la primera vez que lo hace con apoyo del estado municipal: ganaron la convocatoria de Recurso Puente (una línea de fomento de la Secretaría de Cultura y Educación para proyectos culturales de gestión independiente), lo cual permitió realizar un festival con “otra dimensión y visibilidad”.

“La idea es que sea un evento que convoque y que tome otra fuerza para que realmente podamos cuestionar por un lado las prácticas que tenemos incorporadas en una sociedad que es estructuralmente racista, y también para conocer figuras afrodescendientes y representativas, de las cuales en general no se sabe o no se habla”, aseguró Natacha.

La propuesta es al encuentro, “el disfrute y la celebración de la existencia afro”, pero también a la reflexión, la apertura de interrogantes y la memoria. Por ejemplo, se invita a las personas que asistan a llevar una foto y elemento que recuerde su ancestralidad afrodescendiente, “para honrarles en el altar colectivo que se hará en la apertura”. De esta forma, se busca la reparación histórica del borramiento, negación y exclusión sistemática e institucionalizada de las identidades afro en el país, y en particular del rol de las mujeres y disidencias. «La historia nacional se escribía prescindiendo de la presencia africana y afroargentina y los censos nacionales postulaban que el pueblo argentino ya era ‘casi blanco’”, apuntaron desde la organización.

“Es muy curioso porque en nuestro país cuando hablamos de memoria, es una memoria un poco selectiva si se quiere. Hacemos referencia a un período muy horrible de nuestra historia pero también hubo otros períodos horribles. La invisibilización vino por parte del Estado a través de políticas públicas, y dentro de las familias también es algo negado”, desarrolló Giusto sobre este punto.

Sin embargo, destacó que las nuevas generaciones “se están moviendo, están indagando, se están preguntando” sobre sus identidades y sus orígenes. “Las redes han permitido despertar otras preguntas al interior de las familias. Y así se van rescatando muchas personas que habían quedado escondidas, recortadas de las fotos, de los relatos familiares. Muchas veces se encontraban que alguien de la familia había tenido rulos y no se explicaba por qué, y empiezan a indagar y se encuentran con que tenían alguna abuela o bisabuela afrodescendiente”, explicó Natacha.

Un festival para reconectar con la propia historia
El festival busca entonces propiciar un espacio para “reconocer y honrar” a esas ancestralidades que “han resistido muchas violencias, han sido esclavizadas y se han puesto al frente” de diversas luchas. “También tiene que ver con reconectar con esa parte de nuestra historia que se nos ha privado. Muchas personas afrodescendientes no han podido hablar de su propia historia, contar sus vivencias o experiencias, o algunas lo han hecho de formas muy sutiles en la transmisión de narrativas. Se trata de aprovechar estos momentos para hacer presente eso que ha quedado oculto”, reforzó Giusto.

Para esto, habrá distintas propuestas durante toda la jornada. Por un lado, habrá feria de emprendimientos afrodescendientes e indígenas (“la lucha afro y la indígena están muy conectadas, a pesar de que se habla muy poco de eso”, apuntó Natacha), DJs, intervenciones artísticas de Jaba Celeste, AfroHoops, y Gala, y de personalidades de la cultura Ballroom. “Va a haber un breve conversatorio donde se van a tocar unos puntos clave. La idea es que no sea muy extenso, sino que a partir de eso se proponga una actividad lúdica para que entre las personas participantes puedan reflexionar y cuestionar sus prácticas racistas. Es una actividad propositiva”, adelantó Natacha.

Para las infancias, habrá “dibujos para colorear, y figuras afrodescendientes representativas para que puedan conocer y llevar a su casa para seguir investigando junto a sus familias”. De esta forma, se configura como un evento para toda la familia.

“El encuentro cobra más importancia en un contexto que promueve la individuación, el poder solo, la competitividad. Poder conectar con todas estas cosas en compañía de pares, con arte, con recuperación de la historia, con cultura y con cosas muy propias. Porque en general asociamos lo afro a lo que viene de afuera, a lo extranjero, y tenemos muy poco registro de que Argentina también es afro”, subrayó Giusto.

“También se relaciona el ser afro sólo con el color de piel. Pero no es sólo un color de piel, es una posición política, es parte de la identidad y hay que reconocerla, abrazarla y también posicionarse desde ahí. No alcanza con reconocerse afrodescendiente o reconocer la afrodescendencia si después reproducimos lenguaje racista en la vida cotidiana. Son prácticas que realmente afectan la subjetividad de personas con tonos de piel más oscuros, afrodescendientes o con herencia indígena. Realmente provoca malestares grandes y afecta la salud mental, la salud social”, cerró.

Fuente: La Capital