Rosario: Una enfermedad que preocupa tanto como la falta de servicios

Los testeos llegaron ayer al barrio Los Pumitas, un lugar que no figura en el mapa y donde la comunidad qom convive entre zanjas y basura.

Los testeos llegaron ayer al barrio Los Pumitas, un lugar que no figura en el mapa y donde la comunidad qom convive entre zanjas y basura.

El centro de salud Empalme Graneros es uno de los últimos que se construyeron en la ciudad. El edificio, con su fachada pintada de color blanco con el logo de la provincia de Santa Fe, se inauguró hace poco más de un año para atender las necesidades del barrio Los Pumitas, un asentamiento donde conviven familias de la comunidad qom, chaqueños, criollos y paraguayos, y donde la posibilidad de un brote de coronavirus es un desasosiego más que suman los vecinos. Como el dengue, la ausencia de servicios, la basura que se acumula en zanjas y contenedores y la falta de trabajo.

«Acá preocupa la enfermedad y preocupan también otras cosas», resume Margarita. La mujer había llegado ayer hasta el centro de salud acompañando a su papá. El hombre estaba con fiebre desde el fin de semana,pero no quería saber nada con ver al médico.

Un referente de la comunidad toba y el personal del centro de salud fueron a buscarlo a su casa para que se hiciera los análisis para detectar si tenía coronavirus. Su hija, además de cuidarlo, le hacía de intérprete. El hombre de la comunidad qom apenas hablaba castellano y no podía comprender las indicaciones de los profesionales de salud a cargo del programa de detección del virus. Ambos, entre arcadas, se sometieron al test.

Los profesionales del centro de salud tienen a su cargo el cuidado de unas mil historias clínicas familiares. Cada una de estas carpetas contiene los datos de entre 10 y 14 personas; generalmente padres, madres, tíos y abuelos que comparten la misma vivienda.

«Antes de que se abriera este centro de salud, todas estas personas tenían que caminar más de diez cuadras para atenderse en Empalme Graneros, hay mucha población de adultos mayores que no van al médico, que ocultan los síntomas», asegura Verónica Irrutia, psicóloga y coordinadora del centro de salud.

Ni en el mapa

En los mapas oficiales, la zona del barrio Los Pumitas donde funciona el centro de salud Empalme Graneros no está catastrada. Por lo cual quienes viven allí no pueden acceder a los servicios básicos, como desagües, agua, luz o recolección de residuos. Por eso, los vecinos explican que en el barrio la falta de agua, la acumulación de basura o la proliferación de ratas, causan tanto temor como el coronavirus.

Las construcciones no tienen dirección, tampoco el centro de salud. Por eso, cuando los médicos completan la ficha epidemiológica que acompaña a los análisis, la mayoría dice vivir en Cabal al 1.500, una de las pocas calles con nombre que cruzan el barrio.

Irrutia les pide a los profesionales a cargo de la campaña que registren en los formularios, con mayor detalle, cuál es el pasillo en el que vive la familia, cómo es el portón y quiénes son los vecinos. «Esa es la forma en que después vamos a poder ubicar a cada uno para darle los resultados de los análisis», explica.

Conocer el territorio

La coordinadora del centro de salud asegura que la primera tarea que pusieron en marcha cuando llegaron al barrio fue «construir el territorio». Es decir, conocer a los referentes de la comunidad, a los vecinos y la dinámica un barrio «con mucha población migrante y con muchas personas que vienen desde Chacho para acceder a servicios médicos, cuando necesitan una operación o cuando las mujeres están embarazadas», señala.

Ese conocimiento, dice, fue crucial cuando a fines del mes pasado diagnosticaron Covid-19 a una mujer que vive en el barrio y trabajaba en un comercio cercano. Tres semanas después no se registraron nuevos casos en el lugar.

Fuente: La Capital