Santos asume su segunda presidencia decidido a alcanzar la paz en Colombia

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Este será el mayor desafío para el mandatario que ganó con el 50,6% de los votos y el apoyo de la izquierda. Asume esta tarde.

Juan Manuel Santos asumirá hoy por segunda vez consecutiva la Presidencia de Colombia, a la que fue reelegido con la promesa de alcanzar la paz con las guerrillas de izquierda en un país azotado por un conflicto armado de más de 50 años.

Este será el mayor desafío de este político de centroderecha, que ganó con el 50,6% de los votos y el apoyo de la izquierda, cuando se posesione en la ceremonia que inicia a las 15H00 locales (20H00 GMT) en el Patio de Núñez, situado entre el Congreso y la Casa de Nariño (palacio de gobierno), en el centro de Bogotá y ante cientos de invitados de 128 delegaciones.

«En este momento el gran reto es la paz: ir sembrando esa paz, la cual la vamos ir construyendo entre todos. Y por eso es que estos últimos cuatro años determinan un reto enorme para todo Colombia», dijo el mandatario al repasar días atrás los logros de su primer periodo de gobierno.

Santos, electo por primera vez hace cuatro años tras liderar la mayor ofensiva contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), cuando era ministro de Defensa de su predecesor y exmentor Álvaro Uribe (2002-2010), devino en el gran impulsor de las negociaciones de paz con esa guerrilla, la principal del país con unos 8.000 combatientes.

Además de las conversaciones con las FARC, que tienen lugar desde noviembre de 2012 en Cuba, Santos anunció, poco antes de su reelección el 15 de junio, el inicio de diálogos exploratorios tendientes a la pacificación del Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevaristas), segundo grupo rebelde de Colombia con 2.500 miembros.

La paz es la mayor obsesión de este economista liberal formado en Londres y promotor de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, Asia y Europa, pues está convencido de que acabar con la guerra interna permitirá una mayor inversión social en un país donde más del 32% de sus 47,7 millones de habitantes es pobre.

A sus casi 63 años, que cumplirá el domingo, este padre de tres hijos no sólo aspira a sellar un histórico fin de la violencia en Colombia, sino a ser el presidente que acortó la brecha social.

Superar la desigualdad

Santos no está solo en su cruzada. Lo respalda su vicepresidente, Germán Vargas Lleras, quien como exministro del Interior suyo impulsó la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, que busca resarcir a los afectados por el conflicto armado.

Además, tiene el apoyo de líderes regionales y mundiales, muchos de los cuales serán testigos de su juramentación este jueves, como los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Ecuador, Rafael Correa, y el exrey Juan Carlos I de España.
Pero el camino no será fácil.

Aunque Santos cuenta con mayorías en el Congreso, el cual eventualmente deberá legislar las reformas necesarias para articular un acuerdo de paz y regular el posconflicto, en el ámbito legislativo está también el más férreo opositor al proceso de La Habana, el expresidente y actual senador Uribe, para quien pactar con los guerrilleros sólo traerá impunidad.

La propia guerrilla pareció en los últimos días querer minar el proceso, con ataques que causaron la muerte de civiles y daños ambientales y a la infraestructura que podrían hacer peligrar los avances logrados.
«Ustedes continúan con eso, están jugando con candela, y este proceso puede terminar, porque no podemos seguir indefinidamente en esta situación», advirtió Santos la semana pasada tras un ataque atribuido a las FARC que dejó sin luz a 450.000 personas.

Las conversaciones de paz se adelantan sin un cese al fuego, que según Santos podría fortalecer a los rebeldes.

En paralelo a la pacificación, Santos deberá atender otros temas urgentes para superar la desigualdad en Colombia, que atraviesa quizás el mejor momento económico de su historia – cerró 2013 con un crecimiento del 4,7% -, pero tiene pendientes reformas en salud, educación y justicia, además de cambios en su sistema político que exige la oposición.

Fuente: Los Andes