Se invierten entre $ 300 y 350 mil por cada vivienda rural en Catamarca
26/05/2014 MUNICIPIOS
Con este programa federal se fomenta la mano de obra local, por lo que cada propietario puede hacer su propia casa.
Los pobladores de Ancasti, Paclín, Tinogasta y Capayán fueron beneficiados por medio del programa federal de Vivienda y Mejoramiento del Hábitat de Pueblos Originarios y Rurales, con la construcción de su vivienda rural, cuya financiación se realiza a través de la subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación. Según se conoció, cada casa demanda una inversión, entre mano de obra, construcción y materiales, de entre 300 y 350 mil pesos, y para Catamarca se prevé la realización de 450 viviendas en una primera etapa.
Cabe destacar que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner entregó días atrás, vía teleconferencia con la gobernadora Lucía Corpacci, 141 viviendas rurales en la provincia, lo que demandó una inversión superior a los 41 millones y medio de pesos, y se estima que al terminar esta primera etapa, la inversión será de uno 133 millones de pesos.
Un dato importante es que a diferencia de otros programas, el de las viviendas rurales involucra a la familia dentro de la mano de obra para respetar sus pautas culturales, y de esta manera fortalecer su patrimonio y evitar la migración interna hacia el espacio urbano. Por lo tanto, se solicitó mano de obra local para la construcción de las casas, y se fomentó que cada adjudicatario pudiera organizar una cuadrilla de trabajo para hacer su propia casa, por lo que además de cumplir el sueño de la vivienda propia, por ésta le pagan entre 60 y 70 mil pesos.
Los terrenos en los que se construye cada propiedad, deben ser de las personas que resultaron adjudicatarias, por lo que en el costo de la construcción ya se contempla mano de obra, traslados, materiales, etc.
Por esto mismo, el Programa busca atender, ampliar y/o mejorar las viviendas y la infraestructura de cada adjudicatario, además de promover la consolidación territorial y productiva de cada familia y de las comunidades. Así potencia las capacidades de organización para convertirse en movilizador del cambio y desarrollo de su entorno.
Esto mismo, genera que sea un programa interdisciplinario, ya que contempla las particularidades de cada provincia y sus respectivas localidades, en continua respuesta a dos ejes centrales: uno social y otro productivo. De esta manera busca continuamente la participación de la comunidad en la toma de decisiones en cuanto al diseño de la vivienda y de los emprendimientos productivos, para así mejorar y potenciar las economías regionales.
Por otra parte, las viviendas rurales son el instrumento más importante que tiene el Estado Nacional para erradicar definitivamente el mal de Chagas en el Norte de nuestro país, ya que con éstas se eliminan los techos de paja, y las características propias de las casas que atraen al vector que causa este mal en la provincia, que afecta a cientos de personas al año.
Política de vivienda
La creación de estos programas federales por parte del Estado Nacional a través de la secretaría de Obras Públicas de la Nación, forma parte de una estrategia que prevé a mediano y largo plazo sostener una política de vivienda y profundizar en lo que respecta a los temas sociales y económicos, reactivando el sector de la construcción por medio de la mano de obra local, generando un sentimiento de pertenencia y futuro digno, para evitar la migración a las grandes ciudades y ante todo para incluir en el sistema a todos aquellos grupos que quedaron fuera, formando un genuino proceso de inclusión social.
En Catamarca este programa es articulado por la secretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano provincial, por lo que se piensa en el hábitat rural como una forma de recuperación y sustentabilidad del suelo, en donde la infraestructura sea el primer paso para el desarrollo de emprendimientos productivos (huertas, cooperativas, entre otras actividades).
Entorno
Tal como lo dijo la gobernadora Lucía Corpacci en la entrega de las viviendas, “son efectivamente muy bonitas, pero además respetan el entorno, sus hábitos y costumbres”.
Las casas cuentan con más de 80 metros cuadrados, baño, dos habitaciones amplias, cocina- comedor, lavadero, hogar a leña y unas pérgolas alrededor de la vivienda. Además de entregarlas terminadas, con termotanque eléctrico, mesa de cocina, lavatorios, bachas, aberturas y totalmente pintadas, fueron construidas en ladrillo macizo o en adobe tipo adoquín, según la zona. Poseen cloacas, fosa y cámara séptica