Se triplicó la demanda en comedores en los barrios rosarinos y alarma el brote de dengue

Romina, una de las referentes del Movimiento Evita en zona oeste, describió el mismo panorama: “Hoy se triplicó el número de quienes venían a recibir asistencia alimentaria a los espacios. Llega un momento en el que tenemos que cerrar la puerta y decir: no hay más”.

“No podemos llevarles un plato de comida digno a la mesa”, afirmó Rosa, coordinadora de uno de los comedores del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) del barrio Empalme Graneros,  el pasado miércoles frente a la sede local del Ministerio de Capital Humano. La cartera en manos de Sandra Pettovello cortó por completo la asistencia alimentaria el pasado 10 de diciembre.

Desde entonces, la situación empeoró. “En Empalme Graneros nos estamos muriendo de dengue”, agregó Rosa, sobre el barrio en zona Noroeste, uno de los focos de la epidemia que alarma al país y la ciudad. Las autoridades de Salud afirmaron que Rosario asiste a uno de los peores brotes, calculan al menos 40 mil casos.

Las organizaciones nucleadas en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) se reunieron el pasado miércoles en una acción de protesta que se replicó también en Ciudad de Buenos Aires y otros puntos del país. La medida de recorte nacional afectó a los 41 mil comedores y merenderos que hay en Argentina, 900 de los cuales están en la provincia de Santa Fe. Se trata de al menos 10 millones de personas.

Rosa, del MTE, puntualizó que la última vez que dieron un plato de comida que incluyera carne fue en diciembre, “y ese mes ya fue complicado”. Ayer, integrantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) confirmaron a El Ciudadano que hacer una olla de 100 litros para 180 personas cuesta $80.300. Para los comedores esta cifra es imposible de pagar, menos aún sin el suministro de alimentos (fideos, arroz, polenta, puré de tomate, arvejas, choclo, leche, yerba) que enviaba Nación.

“Hoy se triplicó el número de quienes venían a recibir asistencia alimentaria”

“Es injusto para la gente que lo necesita en los barrios populares. Yo, como mamá también, creo que las familias pasan muchas necesidades y al ver que los pocos que  ayudamos con un plato de comida ni siquiera tenemos lo suficiente también los frustra a ellos porque no nos pueden ayudar”, describió.

Además, planteó que en otros momentos las mismas familias de los barrios se organizaban para hacer colectas y reunir dinero o comida entre todos para poder hacer ollas populares. Hoy eso no es posible.

Romina, una de las referentes del Movimiento Evita en zona oeste, describió el mismo panorama: “Hoy se triplicó el número de quienes venían a recibir asistencia alimentaria a los espacios. Llega un momento en el que tenemos que cerrar la puerta y decir: no hay más”.

Explicó que entre las diferentes organizaciones que integran UTEP intentan organizarse y coordinar trabajo común “para cubrir la mayor cantidad de días de la semana con merienda y cena”: “Si otros dan lunes y miércoles, nosotros damos martes, jueves y viernes y así para tratar de sostener todo. En estos casos siempre salimos a la lucha juntos. La ministra Pettovello dijo que nos iba a atender a cada uno de los vecinos y vecinas de los barrios populares que tienen hambre. No atendió a nadie, nos está boludeando”.

“La emergencia es alimentaria y también de salud”
Por otro lado, Stella Maris, integrante del área de Salud de la organización Somos Barrios de Pie, subrayó otro aspecto de la crisis: “La emergencia alimentaria tiene también efectos graves sobre los chicos. La alimentación es fundamental para su desarrollo. Nosotros hicimos talle y peso en nuestros comedores que demuestran que la alimentación tiene que ser en cantidad y en calidad para que los chicos puedan estudiar, crecer y no tengan deficiencias en el aprendizaje”.

Además, contó que realizan control de signos vitales y además de atender la situación de los niños y niñas, asisten a adultos mayores y ven con enorme preocupación la expansión de “la epidemia del dengue porque no se pueden comprar los repelentes, hay falta de suministros en todos los centros comunitarios entonces la emergencia es alimentaria y también de salud”.

Por su parte, Eduardo Delmonte de la CCC volvió a plantear la urgencia de organizar un nuevo paro nacional como el del 24 de enero que reunió a diversos sectores trabajadores y sumó también a las organizaciones sociales.

“Con esto que hizo Milei y que nos ha hecho a todos un gran daño, también nos ha hecho un gran favor: unirnos contra él, poder encontrarnos en la calle y en la lucha a compañeros a pesar de las diferencias. Lo cierto es que la gente se va acercando a las organizaciones que tiene más a mano no es que hace una elección ideológica o política. Esta situación nos permite confraternizar, encontrarnos y darnos cuenta que tenemos las mismas necesidades de pelear juntos. Sería bueno llevarlo a escala nacional al pueblo argentino”, concluyó.

Números preocupantes

El proceso inflacionario que se aceleró desde diciembre, la mayoría de las paritarias que no se acercan a achicar el desfasaje entre salarios y precios y el cese de asistencia alimentaria dio como resultado el crecimiento veloz de la indigencia y pobreza en Argentina.

Así lo mostró un estudio reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA): la población en situación de indigencia “creció del 9,6% observado en el tercer trimestre de 2023 al 14,2% en diciembre de 2023 y al 15% en enero de 2024”.

Al final de la gestión de Alberto Fernández estos números ya eran alarmantes, la situación se agravó: el porcentaje de personas en situación de pobreza pasó del 44,7% (medido en el tercer trimestre de 2023) al 49,5% en diciembre de 2023 y al 57,4% en enero de 2024. Son las peores cifras de los últimos 20 años.

En este marco, el gobierno de Maximiliano Pullaro en Santa Fe aseguró este martes que ningún ciudadano se quede sin un plato de comida. La ministra de Igualdad y Desarrollo Humano, Ana Tejeda, informó que pasarán de “1.090 millones a 1900 millones de inversión mensual” y que actualmente asisten a 325 mil personas en materia nutricioal.

Fuente: El Ciudadano