Segundo, aquel intendente mapuche y peronista que vivió el Añelo sin petróleo
Segundo Huircaleo cuenta la historia del Añelo sin Vaca Muerta. Aquella de las casas de adobe, los campos y las sandías. Su anécdota con el MPN.
13/06/2025 MUNICIPIOSSegundo Huircaleo cuenta la historia del Añelo sin Vaca Muerta. Aquella de las casas de adobe, los campos y las sandías. Su anécdota con el MPN.
“Yo nací acá en Añelo, en una casita muy humilde, allá por el año 51, cuando la partera era mi vecina”, dice a LMNeuquén Segundo Huircaleo, con voz pausada y la memoria intacta. “En ese tiempo no viajábamos a Neuquén a atender a las madres. Teníamos una vecina… y ella hizo de partera.”
El relato de Segundo es el de un pueblo que ya no existe. Añelo fue primero campo, después un pueblo, y mucho más tarde una ciudad petrolera. Él lo vivió todo. Fue intendente, primer empleado municipal y testigo del cambio de época. El hombre tiene 73 años y es descendiente de los pueblos originarios (le gusta decirlo de ese modo y no mapuche), y es además un hombre de campo.
“En ese momento no se hablaba del tema petrolero. La localidad realmente vivía de la ganadería”, recuerda. “Esto del petróleo empieza a resurgir recién hace unos 30 años, más o menos», explica, en la plaza central de Añelo, que conoce como la palma de su mano. Segundo vive enfrente y todos los días sale a caminar un rato.
Los recuerdos se mezclan con los nombres que fueron una influencia su vida. “Aparece la familia Tanuz allá por el año 73 y empiezan a mirar con buenos ojos las tierras de Añelo. Se empiezan a producir los primeros pastos. Y yo recuerdo mucho a don Jorge Tanuz, un hombre muy visionario. Ponía melones, sandía… y era un ejemplo para nuestra localidad, para que aprendiéramos a producir», cuenta.
Añelo, de las pasturas y el adobe a Vaca Muerta
A fines de 1973 nació la Comisión de Fomento de Añelo, que básicamente era una colonia rural. “En esa época ya estaba Vialidad Provincial, y el jefe de Vialidad fue el primer presidente de la Comisión, que era don Darío Castañeda. Éramos muy pocos jóvenes, y por ahí me eligieron a mí como secretario, tesorero. Y como dicen que en el país el tuerto es rey… me tocó a mí. No había muchos jóvenes que elegir realmente», recuerda con mucha gracia.
Fueron 14 años de trabajo como primer empleado municipal, donde el pueblo apenas crecía. Todos se conocían, como ahora, pero de petróleo ni se hablaba.
“Hoy es una Municipalidad bastante importante dentro de la provincia, y también a nivel nacional”, dice Segundo, quien asume que viene de una familia mapuche que habitó en los alrededores de Añelo. Pero también hay heridas abiertas. La ruta colapsada por los camiones, los muertos por accidentes, las urgencias sin descanso. Añelo dejó de ser el pueblo tranquilo que conoció.
«Hoy los trabajadores se están quedando en la ruta, hay miedo y me preocupa, mucho hay que hacer, no solo Provincia, sino también los gremios como Petroleros y la UOCRA», explica.
Segundo cuenta que la política también fue parte de su vida y que militó en el peronismo. “Yo estuve por el Partido Justicialista en aquella época”, cuenta. “Participaba un poco en el tema político. A veces vos no sabés por qué te dedicás a hacer política. Pero todas esas cosas me tocaron vivir, y conducir a mi pueblo fue gracias a la gente», recuerda.
Su mandato como intendente llegó al calor del menemismo, y Segundo rememora con orgullo haber estado en el lugar justo en el momento justo. «Fui intendente del año 91 al 99. Y esto no es que haga alarde, pero fui uno de los pocos que le pudo ganar al Movimiento Popular Neuquino en la provincia y en Añelo”, desliza.
De Menem a Felipe Sapag y Perón
“Yo reconozco que en esa época estaba don Felipe Sapag, un gran gobernador y un gran político, que nunca tuvo diferencias con que uno fuera de otro partido. Era una persona con la que se podía hablar”, dice.
Y Segundo vuelve más atrás, al 73. “Viví todo ese proceso, ¿si lo acompañé a Perón? Y sí, de alguna manera. Eran años muy fuertes, de mucho movimiento”
«Fui intendente del año 91 al 99. Y esto no es que haga alarde, pero fui uno de los pocos que le pudo ganar al Movimiento Popular Neuquino en la provincia y en Añelo”, Segundo Huircaleo.
Hoy, sentado frente a una Añelo que se transformó por completo, Segundo Huircaleo no olvida sus raíces. Ni las personas que pasaron, ni los momentos que le dejaron una huella en el alma. Ese Añelo de casas de adobe y pastos, que hoy queda poco. Pero mientras existan hombres como Segundo, habrá memoria viva y una historia para contar. ¿Será algo así la neuquinidad?