Temen cierre de industrias y comercios en Casilda y la zona

La crítica situación por la que pasan desde hace tiempo los sectores industrial y comercial se agravó en Casilda y la zona y las perspectivas, lejos de ser halagüeñas resultan desalentadoras ante el avance de la caída del consumo

La crítica situación por la que pasan desde hace tiempo los sectores industrial y comercial se agravó en Casilda y la zona y las perspectivas, lejos de ser halagüeñas resultan desalentadoras ante el avance de la caída del consumo y la creciente pérdida de puestos de trabajo.

La crítica situación por la que pasan desde hace tiempo los sectores industrial y comercial se agravó en Casilda y la zona y las perspectivas, lejos de ser halagüeñas resultan desalentadoras ante el avance de la caída del consumo y la creciente pérdida de puestos de trabajo.

Así lo reflejan datos registrados en los primeros meses de 2019 que se suman al ya desfavorable panorama de 2018 con suspensiones, recortes de jornadas laborales y cientos de despidos, que triplicaron los de 2017.

«La tendencia a la baja no se detiene», aseguraron fuentes consultadas por LaCapital en relación al impacto que genera en el mercado laboral la «inocultable» caída de la actividad económica y productiva en Casilda y otras poblaciones de la zona. Por el momento, no hay cierres masivos sólo algunos, pero cada vez son más los industriales y comercios que apelan al achicamiento del personal o ajuste de gastos para seguir en pie.

La crisis es tan grave que una gran franja de trabajadores que quedaron desocupados no fueron cesanteados directamente, sino que aceptaron retiros voluntarios a cambio de indemnizaciones.

Entre 2018, y lo que va de 2019 se cayeron en esta región del sur santafesino más de 300 empleos por diferentes vías y crece el temor social ante la posibilidad de que la problemática se agudice al no vislumbrarse cambios, básicamente en fábricas metalúrgicas que están al borde del colapso y siguen funcionando gracias a la buena voluntad de sus trabajadores que cobran salarios fuera de término.

Si bien las movilizaciones de las que fue sede Casilda en defensa de la producción y el empleo, y de las cuales dio cuenta este diario, allanaron el camino para gestionar ante la Nación medidas de salvataje, el resultado no fue el esperado.

Sólo se logró que unas pocas empresas puedan acceder o mantener el programa de Recuperación Productiva (Repro) para hacer frente al pago de parte de los salarios, lo que resulta «insuficiente». Así lo aseguró el secretario administrativo de la seccional casildense de la UOM, Mario Duks, y acotó: «Hay mucha incertidumbre en los trabajadores de metalúrgicas que tienen cada vez más dificultades para pagar salarios, lo que genera problemas en muchas familias que se están endeudando al no poder cumplir con el pago de los servicios, entre otras necesidades».

Aseguró que «el panorama es desalentador y tememos que esta historia termine de la peor forma, especialmente en industrias que para poder abonar haberes recurren a cuevas financieras donde pagan intereses usurarios por cambio de cheques, y el esquema se les hace muy difícil sostener».

El secretario general de la UOM local, Juan Storlini, dijo que «la situación es similar a la crisis de 2001» y también afecta al funcionamiento del gremio que se esfuerza para garantizar la prestación de los servicios. Además se quejó de los «tarifazos» y reveló que la última factura de consumo de energía eléctrica, sólo al sector de tomagrafía, resonancia y rayos X del sanatorio gremial, con administración tercerizada, fue de 233 mil pesos. «Enviamos una nota a la EPE para intentar acceder a algún tipo de beneficio porque de lo contrario resultará imposible seguir sosteniendo este servicio», advirtió Storlini.

No menos elocuente fue el secretario del Centro Económico del departamento Caseros, con sede en Casilda, Gustavo Barraza, al expresar su preocupación por la difícil coyuntura que pasa el comercio y la industria de la zona.

Dijo que las actuales condiciones económicas ponen en riesgo la continuidad de establecimientos fabriles y comerciales que se ven asediados por los altos costos de funcionamiento, especialmente en materia de servicios, la caída del consumo, las altas tasas de interés y la «inestabildiad» del dólar, entre otras variables desfavorables y recesivas.

«Si la situación no cambia lamentablemente terminara con el cierre de empresas y comercios que están haciendo lo posible para seguir abiertos», dijo Barraza, e indicó que «en el sector industrial más de la mitad de su capacidad productiva está ociosa y las ventas disminuyeron sustancialmente al igual que en el comercio donde cayeron un 25 y 30 por ciento más del inicio del ciclo escolar que apenas generó pequeña y pasajera mejora».

Asimismo cuestionó la falta de financiamiento y políticas de reactivación para las Pymes que «se ven obligadas a cambiar cheques a una tasa de un 60 y 70 por ciento de interés para hacerse de dinero que le permita cumplir con sus compromisos pero si la situación no mejora seguirán comiéndose el capital y terminarán cerrando».

Barraza evaluó la situación como «caótica» y alertó sobre la falta de expectativas en que repunte la economía, sino lo contrario.

«Excepto en la actividad de la construcción, que está en una meseta, el resto de los rubros pasa un crudo panorama y ya no siquiera hay buenas perspectivas de que la cosecha derrame, ya que el productor tampoco tiene un horizonte claro hacia adelante, por lo que no invertirá en herramientas y sólo venderá cereal para pagar deudas y el resto lo guardará para autofinanciarse la próxima siembra».

«No se vislumbra un futuro de reconversión que se traduzca en toma de mano de obra», insistió para luego cuestionar la política económica nacional que «favorece la timba financiera que sólo beneficia a un grupito minúsculo» al tiempo que aclaró que «no somos derrotistas ni tirabombas pero esta es la cruda y triste realidad que estamos padeciendo».

Fuente: La Capital