Todos rotos para cambiar Santa Fe

La estrategia de Carolina Losada como precandidata a gobernadora de Unidos para Cambiar Santa Fe, es persistente.

La estrategia de Carolina Losada como precandidata a gobernadora de Unidos para Cambiar Santa Fe, es persistente. Quemar las naves en su interna contra Maximiliano Pullaro puede tener éxito y hasta es probable que no necesite el acompañamiento de las tropas del ex ministro de Seguridad a la hora de enfrentar al peronismo en las generales de septiembre. Después de todo, son dos radicales haciendo lo que más les gusta, enroscarse en un proceso interno. Pero es también, una nacionalización extrema de las elecciones santafesinas: es bajar al territorio la fuerte tensión entre Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich que es en realidad la tensión interna del jefe del gobierno porteño con su antiguo jefe Mauricio Macri que lucha por no pasar a retiro.

Pero esa nacionalización se da también por el escaso peso específico del PRO santafesino. Un partido que sólo tuvo éxito aquí de la mano de la ola amarilla nacional. Miguel del Sel fue el único y último candidato del sector con posibilidades reales. El frente en esta provincia es conducido por el radicalismo que sobrevivió durante años bajo el yugo socialista dentro del Frente Progresista. El que crea que los frentes pueden reglamentarse en busca de un equilibrio de poder se equivoca. Como tuvo que aceptarlo Pablo Javkin hasta ganarle la interna al socialismo y convertirse en intendente de Rosario. Son los votos el único ordenador viable para las coaliciones, acá sí que el que gana conduce.

Losada ha expresado muy pocas ideas en esta campaña y alguien decidió que se dedique exclusivamente al combate. Decidieron, y no seguramente el ala política detrás de la senadora, que no era necesario mostrar fortaleza en su punto más flaco: Que el electorado la vea viable como gobernadora, que ignore su flagrante falta de experiencia política y su notoria ausencia de conocimiento de los temas más elementales de la agenda pública provincial.

Ese camino se abandonó porque no había tiempo para pelearle a Pullaro en ese terreno después de sus años en la Legislatura, su militancia juvenil y su paso por la cartera más difícil en Santa Fe. Dicho sea de paso, la ambición y la osadía de Pullaro lo hicieron decidir entre agarrar la papa caliente o pasar eternas temporadas confortables en la Cámara baja provincial. Cuando aceptó el ministerio de Seguridad en el gobierno de Miguel Lifschitz, sabía que empezaba su carrera hacia la Casa Gris. Aunque muchos le recomendaban otros pasos más largos y circunvalantes.

Con esos caminos cerrados, Losada empezó la tarea diaria de demolición de su adversario convencida de que su frescura política se impondría a la “oscuridad” en la que colocó a Pullaro relacionándolo con el narcotráfico y la policía corrupta. Pero como los mensajes también se agotan a fuerza de repetirlos, era necesario subir la apuesta e ir por todo a dos semanas de las Paso santafesinas. Ahí es cuando Losada va al todo o nada y pronuncia -desde un medio nacional al que habitualmente llaman para tirar estas bombas- que gane o pierda no estará con Pullaro en las elecciones generales porque tiene “diferencias éticas y morales” irreconciliables. No hay antecedentes de un precandidato que en una interna caliente y pareja como esta, mencione la posibilidad de perder. Muchos pensaron que se estaba suicidando.

Entonces comenzaron a surgir las diversas teorías. Losada está diciendo que si votan por Pullaro se pone en riesgo la elección general contra el peronismo. También que los asesores políticos -sobre todo sus consultores- de la senadora nacional creen que la única elección que hay que ganar es la Paso, que después contra el peronismo sería un trámite. Es claro que el análisis político más profundo ha sido sustraído en los alrededores de la precandidata de rotos para cambiar Santa Fe.

Evidentemente, hay muy pocos pensando en cómo puede tomar el electorado este proceso interno sangriento que queda muy expuesto al ser protagonizado por una outsider de la política que supuestamente viene a oxigenar sus malas prácticas.

En el peronismo aún no deciden si esta pelea feroz debilita al espacio opositor para las elecciones generales. Es más, ni siquiera se inclinan por un ganador de preferencia para enfrentar. “Los dos tienen pros y contras para competir con ellos”, señalan en cercanías del senador nacional y precandidato de Avancemos Juntos, Marcelo Lewandoswski. La excepción es el perottismo que tiene asuntos pendientes con Pullaro y hasta lo tiene denunciado penalmente de parte del diputado nacional Roberto Mirabella.

La plácida interna peronista se acomoda un poco más en la nacionalización de la campaña. También está viendo más allá del 16 de julio porque sabe de sobra que con el peronismo comarcal de Omar Perotti no alcanza. El PJ se ha puesto competitivo a nivel nacional con la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi y piensa que algo de ese nuevo lustre tiene que derramar en Santa Fe. Ya no es mayoritario el pensamiento de que había que alambrar Santa Fe ante lo poco que tenía que ofrecer como imagen el gobierno de Alberto Fernández. En pocos días el escenario nacional se revolucionó y cambió la percepción que había.

Es en ese marco que Lewandowski empezó a señalar la suerte de Santa Fe durante el gobierno nacional de Juntos por el Cambio. «Yo les pido que me indiquen una sola obra del gobierno de Macri para Santa Fe, con que me nombren una sola me conformo», dijo y sostuvo que en la provincia de los cientos de jardines de infantes que iban a hacer «empezaron sólo ocho y no terminaron ninguno, están en ruinas», aseguró el senador peronista.

Señaló además que en las elecciones santafesinas «también están en juego dos modelos como a nivel nacional. Nuestros industriales saben por lo que han pasado y si bien hoy hay problemas con la inflación y las restricciones externas para las importaciones. también saben que todo se debe al criminal endeudamiento al que nos sometieron», aseguró.

Por Leo Ricciardino

Fuente: Página 12