Trabajadores rurales: campaña para concientizar en Coronda

Trabajadores recolectores de frutilla recibieron barbijos del Renatre. La realidad de un sector vulnerable de la economía, con un 83% de informalidad.

Trabajadores recolectores de frutilla recibieron barbijos del Renatre. La realidad de un sector vulnerable de la economía, con un 83% de informalidad.

Coronda se encuentra a 125 kilómetros al norte de Rosario y su vida económica gira en torno a la cárcel y todo el movimiento que se genera a su alrededor, y las plantaciones de frutilla. Su cultivo se intensifica durante estos meses hasta llegar a la temporada pico de producción, en septiembre. Desde el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre) se llevó una campaña de reparto de barbijos entre los recolectores de frutilla. Fue una «excusa» para concientizarlos sobre el uso de los elementos de protección durante la cuarentena por el coronavirus y para contactarse cara a cara con un sector de trabajadores sumamente vulnerable, que llega en todo el país a una tasa de informalidad del 83 por ciento, según las fiscalizaciones del Renatre en 2019.

El delegado provincial de Renatre en Santa Fe Sur, Andrés Alasia, se encargó de repartir un centenar de barbijos y contó que fueron conseguidos «a través de una donación de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe). Fue un gesto hacia un sector vulnerable que es difícil de llegar si no es con una actividad concreta como ésta».

«Tenemos 25 bocas de expendio en Santa Fe Sur, donde se realizan trámites y denuncias. Una de esas oficinas se encuentra en Coronda, y desde allí surgió la idea de los barbijos. Fue un modo de visibilizar la problemática sobre el cuidado, concientizar acerca del uso del barbijo y dejarles en claro que son los patrones quienes están obligados a darles todos los elementos de protección personal», dijo.

«Aprovechamos la entrega para estar en contacto con el trabajador y explicarles sus derechos», manifestó Alassia, quien agregó que en estos días los trabajadores «están haciendo los invernaderos de la plantación», consistente en la colocación de una cobertura plástica de polietileno para la protección de la frutilla contra el frío.

Alasia estimó que existe un número aproximado de «ochenta productores de frutilla en Coronda», «llegando a un pico de algo más de 2 mil trabajadores» afectados al cultivo.

Ante la consulta del porcentaje de trabajadores rurales dedicados a la producción de frutilla que se encuentran en situación irregular, manifestó: «El número en blanco se porque hay registros, pero con los que están en negro sólo se puede hacer una estimación. Esa cifra sólo es posible con una inspección y fiscalización».

«Todos los años hacemos reuniones con la Cámara de Frutilleros y les acercamos las resoluciones con los salarios mínimos. Un tercio de los productores se encuentra por fuera de lo que indica la ley, por lo que hay bastante irregularidad en ese sector», añadió el delegado de Renate, entidad que en 2019 constató un 83 por ciento de informalidad tras inspeccionar a 15 mil trabajadores rurales de las actividades forestal, ganadera, hortícola, frutícola y citrícola, entre otras.

Alasia manifestó que existen productores que tienen a sus trabajadores en regla, como constató en una inspección realizada hace unos días en Totoras donde 20 empleados se encontraban en regla, pero que no sucede con todos lo mismo. «Nos tocó comprobar situaciones horribles, como trata de personas o trabajo infantil. Lamentablemente es algo que sigue pasando en esta época en una provincia bastante rica como es Santa Fe», dijo.

Si bien manifestó que «la negligencia de los patrones conspira contra el trabajo registrado», agregó que hay trabajadores que «no quieren firmar en blanco para no perder los planes sociales».

«El plan social está bien, es un paliativo, pero a veces termina conspirando contra el trabajo registrado», dijo Alasia, antes de explicar la problemática del trabajador rural durante el tiempo que permanece sin percibir un sueldo.

«Existen varias modalidades de contratación. Una es la del jornal por día y la otra es permanente discontinuo, que es por cosecha. Al finalizar el período de una actividad productiva, al trabajador no lo dan de baja sino que lo dejan en reserva del puesto esperando el próximo ciclo anual, para a partir de ese momento volver a tenerlo en blanco», explicó.

«Hicimos pedidos a nivel nacional y logramos que los planes sociales se suspendan mientras el trabajador está contratados, y se reactiven lo más rápido posible cuando está desempleados. Pero a veces eso se demora 60 días. ¿Qué hace el trabajador durante ese tiempo sin tener ingresos?» planteó.

Fuente: La Capital