Tropas desplegadas y tensión en Baltimore

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Tras los caóticos reclamos por la muerte de un joven negro, Obama habló de las “preocupantes interacciones” de la policía.

Washington. La Guardia 
Nacional patrullaba ayer Baltimore mientras la policía bloqueaba calles y bomberos apagaban incendios, luego de que esa ciudad del este de Estados Unidos se vio sacudida por violentos disturbios raciales tras los funerales de un joven negro muerto mientras estaba detenido en una comisaría.

El presidente, Barack Obama, se refirió ayer por primera vez a la situación en Baltimore. Aseguró que hubo demasiadas interacciones preocupantes de la policía con negros en el país en lo que llamó una “crisis que se desenvuelve lentamente”.

El mandatario llamó al país a hacer un “examen de conciencia” no sólo sobre la policía, sino sobre las causas de la pobreza y criminalidad entre los jóvenes. “Vimos demasiadas instancias de lo que parecen ser policías interactuando con individuos, principalmente afroamericanos, a menudo pobres, de formas que plantean preguntas preocupantes”, expresó.

“Esto es una crisis que se ha desarrollado lentamente. Lleva sucediendo mucho tiempo. Esto no es nuevo, y no deberíamos fingir que es nuevo”, agregó, pero añadió que no hay excusa para que los inconformes actúen con violencia sin sentido.

“Si algunos individuos toman barras y comienzan a golpear para abrir puertas y saquear, no protestan. No hacen ninguna declaración. Están robando”, agregó en una conferencia de prensa.

“Es un puñado de gente que se aprovecha de una situación por sus propios motivos, y tienen que ser tratados como criminales”, sentenció.

Tras una noche de incendios y saqueos de negocios y todo tipo de establecimientos, el estado de emergencia decretado en la ciudad con el despliegue consiguiente de miles de agentes de policía y miembros de la Guardia Nacional rebajó los niveles de violencia, aunque estaba por verse cómo reaccionaría la población durante la noche.

Terrible saldo

El capitán de la policía de Baltimore, John Kowalczkyk, informó que los disturbios se saldaron con 20 agentes heridos, uno de ellos en estado crítico por su intervención en un edificio en llamas, mientras ayer fueron arrestados 20 adultos y cinco jóvenes.

“Se trata de un centenar de situaciones diferentes y tenemos que hacer todo lo posible para que la ciudad esté segura”, explicó Kowalczkyk, al indicar que durante la noche los ciudadanos deben seguir las instrucciones de las autoridades.

La alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, declaró un toque de queda en esta ciudad del estado de Maryland. La medida empezó a aplicarse a las 22 de ayer y se debía extenderse hasta las 5 de hoy. Salvo nuevo aviso, se repetirá durante una semana entera.

Tras días de protestas pacíficas por la muerte del joven Freddie Gray, quien falleció bajo arresto tras sufrir un golpe en la espina dorsal y no recibir asistencia médica, el caos se desató el lunes tras su funeral, cuando cientos de adolescentes empezaron a arrojar piedras y botellas a los agentes.

Esos graves disturbios se saldaron con el arresto de 34 jóvenes y otros 202 adultos, 144 coches y 15 inmuebles quemados, lo que sumó a la ciudad, con dos tercios de población negra, en un estado de emergencia vigilado por miles de agentes.

Ante estas circunstancias, nadie puede evitar comparaciones con lo sucedido en agosto en la localidad de Ferguson, en el estado de Missouri, cuando otro joven negro y desarmado murió por los disparos que le infligió un agente del orden.

Desde aquella situación, que desató la ira de la comunidad afroamericana en el municipio, varios hombres negros han muerto en circunstancias cuestionables cuando estaban bajo control policial, y el país norteamericano es cada vez más sensible a estos hechos.

Ahora en Detroit

Otro foco. En medio del estallido social en Baltimore por un supuesto caso de racismo policial, otro joven negro murió baleado por un policía blanco en la ciudad estadounidense de Detroit, donde se esperan multitudinarias protestas, informó The Detroit News. Terrance Kellom, de 20 años y sospechoso de un asalto, no portaba armas de fuego al momento de su muerte, sino un martillo.

Fuente: La Voz del Interior