Tsipras logró apoyo del Parlamento y hoy debería tener el «sí» de Europa

232340-944-629
Entregar más fondos a Atenas es enormemente impopular en Alemania, el mayor contribuyente a los repetidos “rescates” de la Eurozona. Deciden los ministros de Finanzas de la zona euro.

La nueva propuesta hecha a Europa y el FMI por el gobierno griego de Alexis Tsipras fue aprobada anoche por el Parlamento griego, luego de un fogoso debate, y hoy será examinada por los ministros de Finanzas de la zona euro, el Eurogrupo. Sería finalmente aprobada mañana por el Consejo Europeo, que reúne a los 28 gobernantes de la Unión Europea. De lograrse estos objetivos, será una solución in extremis que permitirá a Grecia permanecer en la zona euro. Mientras anoche aún debatían en el Parlamento de Atenas, el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, los acreedores clave de Grecia, hicieron saber de su predisposición a entregar un «rescate» aún más generoso del que pide Atenas. Fue un salvavidas lanzado a Tsipras mientras luchaba por los votos de los renuentes diputados griegos. Es que estaban votando un ajuste de magnitud similar al rechazado el domingo pasado en el referendo convocado por el propio Tsipras.

La norma pasó finalmente por una gran mayoría: 250 votos sobre un total de 300 bancas. Pero de esos votos sólo 145 fueron de la coalición oficialista de Syriza y su socio derechista Anel, que suman 162 bancas.

El presidente francés François Hollande consideró las nuevas propuestas de Atenas «serias y creíbles». Su primer ministro Manuel Valls calificó la posición griega de «equilibrada y positiva». Italia, tercera economía de la zona euro, también está entre los partidarios de dar un nuevo «rescate» a Grecia y evitar su salida de la Unión Europea y el euro. Ayer, el premier Matteo Renzi se mostró favorable a un acuerdo, e incluso dijo que todo podría decidirse hoy mismo.

Alemania, dura. Pero Alemania, el mayor aportante a los sucesivos «rescates» que ha recibido Grecia, no hizo comentarios. La propuesta de Grecia incluye medidas a las que la coalición Syriza se había opuesto con virulencia, y que el propio pueblo griego rechazó en el referéndum del domingo pasado por más del 60 por ciento de los votos. Y a primera vista las propuestas presentadas por Atenas el jueves a sus socios europeos son muy similares al último texto de los acreedores del 26 de junio pasado. Hay una serie de temas muy delicados que se repiten: recortes a las jubilaciones, aumento del IVA, privatizaciones, suba de los impuestos sobre las sociedades anónimas.

Tsipras tuvo ayer la dura tarea de convencer al ala izquierda de su coalición Syriza —cosa que logró anoche cuando ya era sábado en Grecia— y también a los griegos que rechazaron en el referéndum las medidas que ahora propone, y a la vez a los propios acreedores del país. Anoche, el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europea (BCE) hicieron saber que estaban de acuerdo con las propuestas de ajuste presentadas por el gobierno griego. Además, estudiaban un nuevo préstamo de 74.000 millones de euros. La cifra supera ampliamente los 50.500 millones de euros pedidos por Tsipras en su última propuesta hecha el jueves.

La tarea de convicción interna que tiene Tsipras por delante no será fácil: ayer, entre 7.000 y 8.000 personas se manifestaron en Atenas convocados por comunistas y otros partidos de ultraizquierda. El enojo de los manifestantes era explícito, y tuvieron choques con la policía. Cinco diputados de Syriza dijeron que su gobierno no debía ceder al «chantaje» de los acreedores, y exhortaron a no devolver la deuda. Esto es, llamaron a un default masivo. Pero Tsipras pudo contar con el apoyo de los grandes partidos de la oposición, el socialista Pasok y el centrista Nueva Democracia, a los que había consultado reiteradamente. La extrema derecha neonazi de Amanecer Dorado, en cambio, se embanderó con carteles del «No» («Oxi») del referendo y denunció a Tsipras. En su alocución ante el Parlamento, Tsipras debió admitir que su plan contiene medidas «difíciles» y alejadas del «pacto electoral» de Syriza.

La zanahoria. PeroTsipras tiene en la otra mano una zanahoria: la quita de la deuda que estaría por lograr. No figura en ningún documento, ni resultaría aceptable para Alemania ni Holanda. Pero según Tsipras ya es casi un hecho. Por eso ayer insistió ante el Parlamento que lo más importante es tener «una perspectiva clara sobre el tratamiento de la deuda», que hoy asciende al 180 por ciento del PBI griego y crecerá aún más con el nuevo «rescate». Es la quita el punto que más divide a los europeos. Atenas tiene el apoyo de Francia, Italia, el FMI, el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk y numerosos economistas. Pero ayer Berlín veía «poco margen de maniobra» para reestructurar la deuda griega, aunque esta afirmación se trata de un avance, dado que el jueves Angela Merkel dijo que una quita estaba «fuera de cuestión».

Fuente: La Capital, Rosario