Un programa apunta a darle valor agregado a la lana de llama en Salta

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Puiskana, financiado por el BID, propone industrializar en el lugar la materia prima local. En la actualidad el hilado fino de la lana salteña se realiza en Catamarca y Buenos Aires.

El sector de camélidos realiza grandes esfuerzos por industrializarse y posicionarse como una alternativa productiva atractiva, especialmente en la zona de Santa Victoria, Iruya, San Carlos, San Antonio de los Cobres y La Poma.

En este sentido, hay que tener en cuenta que la lana de llama que se produce en la provincia se envía a Catamarca, Jujuy y Buenos Aires, donde se realiza un hilado fino y de calidad. El material resultante es nuevamente adquirido por los artesanos salteños para fabricar sus productos.

Esta situación conlleva una enorme pérdida de utilidades.

El objetivo, entonces, es la puesta en valor en origen. A esto apunta desde hace un año el programa Puiskana, en cuyo marco se realizan tareas de diagnóstico de las enfermedades producidas por parásitos, como la sarna, y la toma de muestras para avanzar en la industrialización de la fibra. Las actividades incluyen la capacitación en esquilado, la conformación de grupos asociativos, el financiamiento de emprendimientos, etc., y son organizadas por técnicos del INTA, INTI y de la Secretaría de Asuntos Agrarios.

Puiskana es un programa esencialmente social, ya que está orientado a un sector de pequeños productores, de escasos recursos y distribuidos en una vasta región geográfica. Su aplicación se divide en etapas orientadas a optimizar las técnicas de manejo animal, esquilado, acopio y tratamiento de la lana. Luego se avanzará en la faz de la industrialización de la materia prima, previa capacitación de los trabajadores locales.

La meta es obtener una lana y un hilo de calidad, fomentar el desarrollo de diseñadores regionales y mejorar el precio de comercialización.

El camino de la lana

La comercialización de la lana de llama sigue caminos similares a los de la ovina criolla producida en el altiplano. Todos los años cada productor ofrece al mercado un volumen procedente de la esquila de parte de sus majadas. Son pocos los que realizan una esquila anual sistemática de todo su plantel. Cada ejemplar produce entre 0,800 y 1,500 kg por año. En la actualidad el precio en el mercado del kilo es muy bajo y varía entre $30 y $80, de acuerdo a la calidad y tratamiento de la lana.

El problema es que los lotes conformados son bastante heterogéneos, no solo en finura y color, sino también en largo de mechas. Esto es algo que podría solucionarse con una adecuada clasificación y manejo de ganado. Para revertir la situación se brinda capacitación a los productores.

En la actualidad la lana de llama se destina a trabajos artesanales a nivel familiar. En zonas de tradición hilandera rústica, como San Antonio de los Cobres, los artesanos logran un abastecimiento extra de los pastores. Sin embargo, el grueso de la producción es absorbida por la industria textil y comercializada en Catamarca, Jujuy y Buenos Aires. Estos son los destinos obligados de las producciones importantes.

En la zona aparecen eventuales compradores de países vecinos cuando el precio es bajo.

Fuente: El Tribuno Salta