Una realidad de originarios invisibilizada

Tienen como primer objetivo generar acuerdos con el Indec para mejorar la información del censo.

Tienen como primer objetivo generar acuerdos con el Indec para mejorar la información del censo.

En los pueblos originarios de Argentina, sólo un 3% de su población alcanza estudios universitarios, por lo que conformaron un tejido nacional del que nos habló Verónica Azpirof Cleñan, de la comunidad Epulafken, de la ciudad bonaerense de Los Toldos. «Soy parte del Tejido de Profesionales Indígenas, que fundamos en el 2017», dijo.

Contó que el pueblo mapuche fue particularmente perseguido, y subrayó que «quisimos mostrar que somos un pueblo que construye puentes de diálogo y propuestas para la gestión de políticas públicas. Soy politóloga y me especialicé en salud colectiva, y una de las grandes deudas que tiene el Estado argentino es la producción de informes de la situación de salud de los pueblos originarios. Por eso pedimos un informe a la Defensoría del Pueblo de la Nación».

Así se generó una mesa de diálogo con funcionarios del Indec para tener datos certeros. Aclaró que «se ha dicho que los mapuches quieren ser un Estado aparte, cuando lo que queremos es la autonomía del territorio. La ciudadanía es argentina pero la nación es mapuche, porque tenemos una lengua, un símbolo político y tuvo un territorio usurpado por el ejército roquista. Quisimos mostrar que no éramos terroristas, como se dijo, y que estábamos en condiciones de proponer política pública».

Así surge la convocatoria a profesionales de otros pueblos originarios, «entre los que hablamos nueve lenguas. Eso muestra una pincelada de pueblos y de lenguas dentro de la organización, que da cuenta de la diversidad que tienen los pueblos en Argentina. Y en cuatro reuniones llegamos a acuerdos mínimos con el Indec, como por ejemplo nombrar al pueblo indígena de procedencia en la encuesta, no sólo si se es indígena o no indígena».

Otro punto fue el de garantizar la presencia de censistas que hablen las lenguas originarias y explicó que «ese cupo tiene que negociarse con cada provincia. También pedimos ser parte del proceso de capacitación y que se nos pase el censo en bruto, para acceder a la información estadística sin procesar. En el censo, la información sobre salud va a ser muy general. Pero a la vez hay dos miradas con respecto a la salud, una que es biomédica, que hace foco en la enfermedad, y nosotros que no hablamos de salud sino de buen vivir como algo colectivo».

En Tilcara explicó que «vinimos a hacer la reunión anual del Tejido de Profesionales Indígenas, con el objeto de planificar la vida de la organización. Hay gente que vino de muchos lados distantes, en parte también para colaborar con las luchas de los actores locales. Es una forma de hermandad, priorizando la vía espiritual para que el territorio hable. Estamos acá desde el viernes y hay profesionales de los pueblos chané, chorote, tapiete, wichi, mapuche, ranculche, coya, diaguita, calchaquí, quechua y guaraní».

Agregó que «tuvimos 16.400 hectáreas que fue parte de una negociación que tuvo Coliqueo con el gobierno mitrista, y que por ello fueron reconocidas por el Estado nacional. Pero hubo varios procesos de despojo territorial, el último en la dictadura, así que ahora, en manos comunitarias mapuches, hay menos de 100. El resto está usurpada, ocupada ilegalmente. Por estar nosotros en la línea de contacto cercano con el mundo blanco o huinca, sufrimos una mayor asimilación cultural, y muchos estamos aprendiendo el mapudungún como segunda lengua, igual que las prácticas rituales, por eso hoy hablamos de remapuchización».

José Reyes, también presente, trabaja en la recuperación del tallado en madera «particularmente las máscaras que usamos para las ceremonias, así como la platería. Es algo que se ha perdido. Hace tiempo que estamos sembrando los chemamules en los cementerios, que son árboles tallados con forma de hombre o mujer». Azpirof Cleñan explicó que «en 1901 la provincia de Buenos Aires le niega a las comunidades el derecho enterrar su gente en el cementerio mapuche, así que lo que fue cementerio dejó de serlo por prohibición del estado».

En 2017 se encontraron piezas óseas humanas, y entonces dijo que «hay una disputa sobre el significado de ese lugar. Si es un sitio turístico, si es un cementerio patrimonializable o es presente, para que vuelva a ser cementerio. La lucha es por la recuperación del espacio para volver a ser enterrados ahí, como lugar sagrado, y la plantación de los chemamules tiene ese sentido, a través del arte».

Fuente: El Tribuno