Urbanitas: en el mundo son más de la mitad de la población, y en Santa Fe casi el 100 por ciento
A la hora de analizar la problemática habitacional, en concreto la falta de acceso al techo propio, es conveniente observar el contexto mundial y regional: más gente habita en áreas metropolitanas. Pero, ¿en qué condiciones?
23/11/2021 MUNICIPIOSA la hora de analizar la problemática habitacional, en concreto la falta de acceso al techo propio, es conveniente observar el contexto mundial y regional: más gente habita en áreas metropolitanas. Pero, ¿en qué condiciones?
Faltan viviendas para la totalidad de habitantes. Pero es un hecho no sólo local sino también nacional y hasta global. Cada vez más personas migran desde las áreas rurales hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades laborales, o cruzan fronteras para huir de una situación extrema o simplemente para probar suerte en otra geografía.
«¿Y qué pasa con las personas urbanitas, es decir, aquellas que viven «acomodadas», adaptadas -bien o mal- a los usos y costumbres de la ciudad (N. de la R: según definición de la RAE)?» Sara Lauria, docente e investigadora de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), describe este panorama desde la aldea global (el mundo) hacia el entorno cercano (la capital provincial). Y repasa algunos datos «para poder dimensionar el problema de la deuda habitacional (déficit cuanti y cualitativo), y a fin de dar cuenta de su magnitud y complejidad».
A nivel mundial, actualmente 4.350 de 7.700 millones de habitantes en todo el mundo – el 56% de la población- vive en ciudades. Se proyecta que para 2050 la población urbana duplique su tamaño, siete de cada diez personas vivirá en ciudades. Más de 1.300 millones es pobre (30%); 1.000 millones de pobres urbanos viven en barrios marginales y asentamiento informales (13%), principalmente en Asia, África, América Latina y el Caribe, y la mayoría están excluidos del acceso a viviendas asequibles, servicios básicos de calidad y empleo calificado. Aproximadamente 1.800 millones de habitantes no cuentan con una vivienda adecuada (23%).
Latinoamérica es el territorio más urbanizado y más desigual del planeta: el 81% de la población vive en ciudades (530 de 652 millones); el 35% es pobre (180 millones); y el 32% de la población vive en condiciones físicas y ambientales no adecuadas para llevar una vida saludable y segura (137,5 millones). Según datos del BID2 en Latinoamérica el déficit de viviendas es del 6% en contraste con un 94% que no tienen buena calidad de la vivienda: el 15% carece de servicios básicos de saneamiento (79.5 millones), el 9% de agua (47.7 millones), el 4% de electricidad (21.2 millones); el 6% tiene piso de tierra (31.8 millones) y el 5% paredes y techos pobres (26,5 millones).
Argentina es un país preponderantemente urbano, en el que el acceso a una vivienda adecuada y un hábitat sustentable es una deuda pendiente: el 92% de la población vive en ciudades (42 de 45 millones de personas); el 24% de la población urbana es pobre (10 millones); y el 38% presenta algún tipo de déficit habitacional: 18 millones de habitantes, casi cuatro millones de familias viven en 4.416 villas-asentamientos (RENABAP, 2016). El 48% de la población no accede al menos a uno de los servicios de agua corriente, cloaca o gas natural (20 millones); el 40% no cuenta con red de cloacas (18 millones); el 15% no tiene agua potable (6,8 millones); el 14% no dispone de baño apropiado; y el 3% vive situación de hacinamiento crítico (1,3 millones sin contar los asentamientos urbanos informales).
Según datos del gobierno nacional, actualmente Argentina tiene un déficit de 3.8 millones viviendas, esto significa que aproximadamente 10 millones de personas no tienen techo propio.
«Pobreza, exclusión y precariedad urbana y habitacional están directamente relacionadas, constituyen dos de los principales problemas que deben ocupar el primer renglón en la agenda pública».
En la provincia
En Santa Fe los indicadores de población y pobreza urbana y de familias viviendo en asentamientos informales supera la media nacional: de una población de 3.5 millones de habitantes (IPEC, 2020), el 91% es urbana (3.2 millones); y según el Censo 2010 (INDEC) el 56% no tiene cloacas (1.74 millones); el 16% no cuenta con servicio de agua potable (500 mil); de un total de 1.14 millones de viviendas particulares, el 30% de los hogares no tienen la propiedad de la casa y el terreno (316 mil); el 15% alquila (157 mil); y el 4% dice tener sólo la propiedad de la vivienda (42 mil). Según datos del gobierno provincial, actualmente la provincia tiene un déficit de 120 mil viviendas (RUIP), esto significa que aproximadamente 27 mil familias santafesinas no tienen casa propia.
En la ciudad de Santa Fe el 99,9 % de la población es urbana (400 mil santafesinos); el 43% es pobre (184 mil habitantes), y aproximadamente el 30% cuenta con al menos con un indicador de déficit habitacional; el 54% no tiene cloacas (211 mil); el 14% no cuenta con servicio de agua potable (55 mil); y el 3 % vive en situación de hacinamiento (14 mil sin contar asentamientos informales). De acuerdo a datos del Gobierno de la Ciudad (Agencia Santa Fe Hábitat, 2019) el 15% vive en más de 50 asentamientos informales (67.500 santafesinos / 15 mil familias), y el 1,6% vive se ubica en áreas de riesgo hídrico (7 mil personas / 1.500 hogares).
De unas 135.200 viviendas particulares (Censo 2010, INDEC, cifra que asciende a 162.184 según el pre-censo 2021) el 33,4 % de los hogares no tiene la propiedad de la casa y el terreno (42 mil); el 18 % alquila (22 mil); y el 6 % dice tener sólo la propiedad de la vivienda (8 mil). Según datos del gobierno provincial, actualmente la ciudad de Santa Fe tiene un déficit de 20 mil viviendas (RUI).
«Según estos datos, podemos observar que las mayores carencias tanto en términos habitacionales como de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), índices de informalidad y vulnerabilidad social e hídrica se concentran en los barrios del oeste, norte y del distrito costa», confirma Lauría.
En síntesis, «pobreza, exclusión y precariedad urbana y habitacional están directamente relacionadas, constituyen dos de los principales problemas que deben ocupar el primer renglón en la agenda pública porque están dando cuenta de la emergencia crítica de las condiciones de marginalidad y de la brecha entre las necesidades sociales y las respuestas habitacionales», concluye.