Villa Unión: el tesoro escondido de La Rioja

Enclavada en un punto estratégico, permite desde allí visitar Talampaya, Laguna Brava, la Quebrada del Yeso, seguir el Camino del Inca y disfrutar de buena hotelería, gastronomía, vinos riojanos y servicios.

Enclavada en un punto estratégico, permite desde allí visitar Talampaya, Laguna Brava, la Quebrada del Yeso, seguir el Camino del Inca y disfrutar de buena hotelería, gastronomía, vinos riojanos y servicios.

Hace años que La Rioja viene impulsando estrategias para apuntalar su turismo, donde encandilan dos obras maestras de la naturaleza: el Parque Nacional de Talampaya y la deslumbrante Cuesta de Miranda. Podría agregarse a la lista, producto de la mano del hombre, el cable carril Chilecito-La Mejicana.

Pero a estos atractivos reconocidos y apreciados, se le vienen sumando otras opciones que apuntan, entre el sector privado y el público, a redondear una propuesta turística con vigencia todo el año.

Semanas atrás, se lanzó formalmente la Ruta del Torrontés Riojano, una variedad única de creciente aceptación en el exterior. Con este menú de opciones, cada rincón del territorio despierta sus ofertas para atraer a los viajeros.

Es el caso de Villa Unión, situada en el valle del oeste, una población de fácil acceso a través de las rutas 40 y 76, que empieza a ser un vector fundamental para disfrutar toda la región, desde Talampaya hasta Villa Castelli, subiendo hasta la agreste y bellísima Laguna Brava y también a la que es quizás la etapa más jugosa y mística del Camino del Inca.

ANCLAJE NATURAL
El anclaje natural para la llegada del turismo a la población es naturalmente Talampaya. Desde la puerta de ese parque hasta la Villa hay 52 kilómetros de ruta en perfecto estado de circulación, según corroboró Voy de Viaje el último fin de semana.

La afluencia del turismo ha despertado numerosas inversiones en cabañas y hoteles que ya suman 900 plazas, muchas con comodidades propias de esta era, donde la estancia del viajero interesado por la cultura y los atractivos naturales debe estar acompañada por confort, buena gastronomía y conectividad.

Asimismo, en Villa Unión crecen los servicios, por ejemplo aquellos vinculados con el traslado de turistas hasta la alta montaña. Desde aquí pueden contratarse servicios para llegar a Villa Castelli y de allí a Quebrada del Yeso o a Cerro del Toro.

“Por aquí han pasado diferentes ediciones del Dakar. Es un lugar inmejorable para travesías en 4×4, cuadriciclos, enduro e incluye la posibilidad de visitar Laguna Brava, un sitio imponente, muy apreciado por el turismo extranjero”, señala Rody Olivera, quien lleva años como operador del servicio.

El sitio arqueológico Cerro del Toro, a tres kilómetros de la ruta 76, incluye dos lugares estratégicos para conocer: el Rincón del Toro, al pie del cerro, y La Fortaleza, o Pucará del Toro, ubicado en la cima.

Olivera agrega su visión. “Aquí se encuentran resguardados vestigios de las culturas aguada e incaicas. Con trekking se pueden descubrir y revivir nuestros orígenes, es un lugar con magia y misterios reflejados en el arte rupestre”.

Como si fuera poco, una vuelta por El Condado, antiguo poblado de la actual Villa Castelli, permite obtener imágenes personales para atesorar. Tienen contornos casi cinematográficos.

SABORES Y VINOS ORGÁNICOS
De regreso a Villa Unión, tras jornadas intensas de exploración, es inevitable lanzarse a degustar sus platos regionales, acompañados por sus vinos artesanales elaborados en un lugar donde la concentración de azúcar los torna potentes, deliciosos y únicos.

Daniel Soria, un profesor de historia que con su conocimiento de la cultura incaica le agrega un plus a la experiencia gastronómica, comanda Campo Base, un restobar donde los fuegos son protagonistas. Corderos, carnes asadas, empanadas regionales, pastas y pizzas forman una carta para todos los gustos. Inolvidables el cordero al horno con papines andinos y zanahorias al vodka, y la pera al Malbec.

“Los turistas buscan descubrir los sabores locales para complementar con lo que vieron en la montaña de día, por eso está el cordero, los papines; pero también la familia que llega pide clásicos a los que les ponemos nuestro toque”, apunta Soria.

Tanto allí como en el resto de los sitios de comida, e inclusive las cabañas, pueden disfrutarse los vinos de las tres principales bodegas de la provincia: La Riojana, San Huberto y La Puerta. Pero Villa Unión cuenta con sus productores artesanales.

“Tenemos un clima majestuoso para las viñas con pocas enfermedades criptogámicas, lo cual nos permite producir uvas orgánicas y de alta calidad”, dice Juan Ignacio Morales, enólogo de bodega Syros.

Los viñedos se ubican en el valle del Bermejo y tras un laboreo que desafía las condiciones climatológicas, donde el calor es intenso, se consigue “un mosto único, fruto de unas condiciones de cultivo totalmente distintas a las de otras regiones del país”, agrega. La bodega cuenta con vinos de crianza en partidas limitadas pero accesibles para el público.

Todo invita a volver a Villa Unión, el tesoro escondido.

En uno o dos días de estancia es posible abrir la puerta a otra dimensión de La Rioja.

Fuente: Voy