Villas o barrios VIP: todos piensan en Mendoza como oasis sin fin

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Asentamientos ilegales ubicados en las periferias de barrios privados hacen enojar a los vecinos que pagaron por sus terrenos, pero en un Gran Mendoza que crece más allá de su capacidad, el problema excede lo social. La Provincia tiene que pensar como el desierto que es.

El crecimiento poblacional y una falta de planeamiento estratégico por parte de los funcionarios mendocinos a través de los años provocó que el campo emigrara a la ciudad. Pero la gente se asentó en una Mendoza que no puede absorberlos, y entonces, en las afueras de las zonas más pobladas o a los alrededores de barrios privados, se ubican los «asentamientos informales» o «villas de emergencia», situaciones que alarman a los vecinos, por la mugre y delincuencia en la que a menudo, pueden caer sus pobladores, miembros de un sistema social que los olvida.

La legalidad o ilegalidad de los asentamientos es algo de de aplicación inmediata, pero aún quedaría el problema de ¿qué hacer con los que menos tienen e infringen las normas para estar cerca de servicios gratuitos como la salud o la educación?.

Según contó una vecina del Barrio «Puesta del Sol», ubicado en el Pedemonte, frente a los boliches de Chacras de Coria, un asentamiento se está creando a sus alrededores:

«Se trata de una zona que «está en litigio» entre Las Heras y Luján de Cuyo por lo que ninguna de las dos municipalidades se compromete a solucionar problemas existentes por servicios básicos como limpieza. A esto se le suman las necesidades del barrio que no logra que lleguen las conexiones de luz y agua».

Pero mientras los vecinos temen por las faltas de regulaciones el problema de Mendoza es mucho mayor, no se trata de impedir que los pobres se ubiquen en algún u otro sector, se trata de lograr ponerle un freno al crecimiento de la ciudad, fortaleciendo centros urbanos alternativos.

Es que la gente se ubica en lugares donde pueda generar presión, y de esa forma lograr que el Estado «mejore su situación», llevando agua, luz y servicios municipales como limpieza.

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Asentamientos que niegan la tierra

El Investigador científico en Conicet y arquitecto urbanista, Ricardo Ponte explicó que tanto los asentamientos como barrios privados -como el caso de Dalvian- se ubican en zonas que están fuera de la racionalidad del agua.

«Por un lado están los ricos, que pueden construir un pozo propio para tener agua, y otros como los pobres que deben comprarla», indicó.

«Cuando se formalizaron algunos asentamientos informales como el Barrio La Favorita se prescindió de toda planificación, se hizo una urbanización en un terreno de alta pendiente, es como si se estuviera pavimentando un río seco», explicó el arquitecto.

«Que la gente cuando se instala en forma informal no lo piense -la organización correcta para construir en un lugar empinado sería en forma de caracol como en Valparaíso- no obstaría que cuando esto se regularizara por el lado municipal sí se pensara», agregó.

Ponte señaló que todas esas casas que se hicieron en la zona del mirador en el Challao, «toda esa urbanización se hizo en plano inclinado, si no atendemos la informalidad y permitimos que esta urbanización no tenga que ver con el topos, (con el terreno mendocino y sus características propias del desierto), se facilita la llegada pluvial rápida al llano, que sería la ciudad, cuando en realidad cuando se toma la decisión de regularizar la situación debería planificarse cómo».

El profesional explicó que «originalmente, todos los asentamientos tomaban el agua del manantial que alimentaba el Cerro de la Gloria, su vegetación y a los animales del zoológico; que venía en un acueducto que era perforado por los ‘chancheros’ para tomar el agua», una manera de proveerse del recurso que no llegaba por el sistema de acequias, que tenía la racionalidad de las pendientes.

«Hoy tienen que comprar el agua, que es una cuestión irracional», los asentamientos informales o villas de emergencia crecen y mientras algunos fueron regularizados por los municipios (pese a las deficiencias que existen en ellos), otros deben subsistir como pueden.

Actuamos con impunidad frente al ecosistema

«Cuando en 1970 se rompió el dique Frías por un diluvio que cayó en el Pedemonte, el agua tiene buena memoria (sabe por dónde pasaba cuando era un río) y empezó a recorrer todas las bajadas aluvionales por el oeste arrastrando todo a su paso», pero desconociendo su Historia, Mendoza «opta por no tener una planificación urbanística».

Ponte explicó que desde hace 20 años que no se plantan árboles en el parque Central o en el Parque General San Martín, lo mismo sucede con los de la ciudad que están alrededor de acequias dónde ya no corre el agua, a riesgo de que se sequen y se pierdan.

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«Da lo mismo construir en un lugar que en otro, y no hablamos sólo de la improvización de los pobres, da lo mismo hacer una Villa Olímpica en cualquier terreno, no medimos el impacto al ecosistema», explicó investigador del Conicet.

Proyecto Villa Olímpica:

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Decir que hicimos un parque en el desierto nos lleva a ser temerarios

«La no planificacion es funcional a la discrecionalidad», se hacen barrios en terrenos que eran causes de ríos o ciénagas, se encuentran terrenos baratos, «Pero hay que pensar que por algo tienen ese precio».

«Después cuando nos enfrentamos con la obra ya hecha y tenemos que pensar en defensas aluvionales, desde mediados del Siglo XX, que estamos en esta actividad temeraria con respecto al terreno, se construyen casas de fin de semana en terrenos destinados al cultivo», indicó el arquitecto.

Ordenamiento Territorial y reforma constitucional

El Plan Provincial de Ordenamiento Territorial, (PPOT) que podría poner un orden a toda esta situación, disponer medios para que la población de la provincia no tenga que acercarse a la ciudad en busca de un futuro mejor, acercando comunicaciones y servicios a todos los oasis de la provincia, es según Ponte un «rejunte de buenas intenciones».

Las grandes metrópolis crearon ciudades satélites, buscando no crear una megalópolis que consuma toda el agua, es parte de una revitalización de centros urbanos.

De acuerdo con Ponte estas soluciones deberían estar en la reforma de la Constitución Nacional y no modificaciones que tiendan a «extender el mandato del gobernador»:

«Hay que sumar troles, colectivos, minibuses. Tenemos que crear áreas periféricas con estacionamientos de donde surjan medios de trasporte que nos lleven al microcentro».

«Llegar a una solución es parte de un cambio cultural, no de educación, es un problema más arraigado en la sociedad que actúa de manera temeraria, sin pensar que vive en un desierto», reflexiona Ponte, a modo de conclusión.

Fuente: MDZ Online