Dos mujeres rosarinas que se esfuerzan, empujan, y tuercen destinos en el barrio Toba

Rosa y Miriam hace 4 años que son acompañantes del programa Nueva Oportunidad en Rouillón al fondo, y tienen a cargo más de 80 chicos.

Rosa y Miriam hace 4 años que son acompañantes del programa Nueva Oportunidad en Rouillón al fondo, y tienen a cargo más de 80 chicos.

Rosa Ayala y Miriam Mansilla tienen mucho en común: las dos son acompañantes del programa Nueva Oportunidad en carpintería, pertenecen a las Cooperativas La Roca y El Toba, desde donde con mucho entusiasmo y empuje sostienen a 80 chicos del barrio toba que participan de los distintos oficios que brinda el plan. Ambas son madres de sus propios hijos y de todos los de ahí. «Nosotros les decimos hijos a todos los chicos, porque es la manera más natural de llamarlos», dice Rosa.

El Nueva Oportunidad hace más de 4 años que está en el barrio Toba. Ahí se dictan oficios con rápida salida laboral como carpintería, electricidad, albañilería, zanjeo y también muralismo y construcción de baldosas. A partir de esas capacitaciones y de la cantidad de jóvenes que convocan, es que se formaron las cooperativas La Roca y El Toba; «porque todo lo que entra se comparte y se reparte», dice Miriam a modo de aclaración.

«Cuando vamos a feriar vendemos lo que los chicos hacen en carpintera como sillas, bancos, cajitas para los bebes y esa plata, que no es mucha, la repartimos, aunque a veces prefieren que les festejemos el cumpleaños», continuó Miriam.

«La particularidad de este grupo, además de la cantidad, es lo colectivo», remarca Lucho Vigoni, director provincial del Nueva Oportunidad. «Este grupo no piensa en lo individual, todo se construye desde el nosotros; y Rosa y Miriam tienen mucho que ver con eso, son esas personas que hacen del acompañamiento una forma de vida, donde lo humano está por encima de lo laboral», agrega sonriente Vigoni.

«El tercer tiempo para ellos es muy importante, porque fue ahí donde decidieron que lo que aprendían lo iban a volcar en el barrio, por eso el zanjeo, los murales y el sendero. Y ahora tenemos que trasladar el obrador unos metros más allá y lo vamos a hacer con todos los chicos del Nueva Oportunidad con lo que aprendieron en este tiempo», se encargó de aclarar Rosa.

Los protagonistas

Iván, Ulises y Yamile son apenas tres de los 80 jóvenes que participan del Nueva Oportunidad en el barrioToba. Iván hizo el curso de electricidad porque «me despejó de la calle», dice tímido, pero lo más importante fue cómo se sintió: «Me sentí yo mismo haciéndolo».

Algo parecido le pasó a Ulises que hizo el curso de albañilería. «Cuando llegamos no sabíamos nada de nada, empezamos a hacer los senderos para todo el barrio y ahora sabemos la manera de trabajar», confía Ulises que tiene pensado este año seguir con clases de carpintería, porque «están copados los cursos y no estar en la calle».

En tanto, para Yamile, pasar por el mural todos los días la emociona; tanto ella como muchas otras chicas del barrio hicieron con Dimas, el profe de muralismo, la figura que está plasmada en la pared del dispensario: «Tuvimos una linda experiencia con Dimas y ver el mural todos los días nos da emoción y fuerzas para seguir».

Yamile ahora es acompañante del curso de muralismo y resume su experiencia en una frase: «Desde que los chicos están en el programa, cambiaron mucho y lograron cosas que parecían imposibles».

Fuente: La Capital