En 20 años los incendios dañaron una superficie equivalente a 12 ciudades de Córdoba
El dato surge de un relevamiento de las zonas serranas afectadas, realizado por investigadores e investigadoras del Instituto Gulich (UNC-Conae), a partir de imágenes satelitales.
04/09/2020 MUNICIPIOSEl dato surge de un relevamiento de las zonas serranas afectadas, realizado por investigadores e investigadoras del Instituto Gulich (UNC-Conae), a partir de imágenes satelitales.
La investigación señala que la actividad humana es el principal desencadenante de estos eventos. – Foto: NA.
En las sierras de Córdoba, 5.358 incendios afectaron 700.385 hectáreas, entre 1999 y 2017, un 28,9% de la superficie que suman las Sierras Chicas, las Sierras Grandes, las Sierras del Norte y las Cumbres de Gaspar, a lo largo de la franja occidental del territorio provincial. Los datos se desprenden de la investigaciones realizadas por el Instituto Gulich (UNC-Conae).
El grupo de investigación llevó adelante este estudio por casi dos décadas, donde relevó los focos y realizó un registro cartográfico de su ocurrencia, valiéndose de las imágenes provistas por el satélite Landsat. El procesamiento ulterior de ese material es lo que posibilita identificar las áreas quemadas.
De acuerdo a los datos aportados, en 19 años el fuego afectó el 38,3% de las Sierras Chicas (311.544 ha.), un 30,1% de las Sierras Grandes (176.238 ha.), el 15,6% de las Sierras del Norte (122.689 ha.) y el 36,9% de las Cumbres de Gaspar (89.905 ha.), entre los meses de mayo y diciembre.
El año en que se registró el mayor número de incendios fue 2003, con un total de 364 incidentes que perjudicaron 102.992 ha. Sin embargo, el récord de superficie quemada se alcanzó en 2013, con 106.206 ha. consumidas por 153 focos de fuego. Muchos de estos siniestros ocurren en áreas que conectan espacios naturales con sectores habitados (interfaz urbano-rural), de acuerdo al estudio publicado en el portal UN Ciencia.
La investigación señala que la actividad humana es el principal desencadenante de estos eventos. Las razones son diversas: desde quemas para renovar la pastura, encendido de materiales para reducir el volumen de los desechos en basurales a cielo abierto, hasta la provocación para desmontar y justificar posteriormente el cambio del uso del suelo con el fin de habilitar la urbanización de zonas naturales.
Esto genera un fuerte impacto en el ecosistema y la biodiversidad, y se necesitan entre 20 y 30 años para que las especies vegetales renueven su crecimiento. “Las especies de las sierras de Córdoba son de crecimiento bastante lento: se habla de entre 5 y 20 centímetros al año. Por eso se necesitan entre dos y tres décadas para que puedan crecer y alcanzar una altura suficiente que les permita escapar a un fuego subsiguiente”, destacó Juan Argañaraz, investigador.
Más allá de la reducción de biodiversidad y el bosque nativo, la erosión del suelo y las pérdidas materiales que acarrean las llamas, uno de sus efectos colaterales menos conocidos es la propensión de las áreas quemadas a sufrir recurrentemente nuevos incendios en los años subsiguientes.
“Si uno quisiera prender un fuego ahí –completa, el especialista–, hay pocas chances de lograrlo, porque no existe tanta continuidad vertical combustible. Es diferente en un bosque abierto, donde hay un poco de pasto, un poco de arbusto y algunos árboles: allí sí existe una escalera de combustible para que el fuego suba y se propague afectando todo”.
Según detalla, cuando el fuego finalmente logra avanzar sobre un bosque conservado, las copas de los árboles se abrirán. Eso permitirá que penetre más luz. Muchos árboles se consumirán total o parcialmente y muchos rebrotarán desde la base.
“Donde antes tenías un árbol de cuatro o cinco metros, ahora vas a tener vegetación que comienza a crecer del suelo, vas a tener pasto y una comunidad más arbustiva. Eso te provee combustibles más finos, ya que todos los años esos pastizales se secan tras las primeras heladas. Es un material muy inflamable y te da continuidad vertical de combustible. Por esa razón es más factible que este tipo de comunidad vuelva a quemarse luego de haber sufrido un incendio tiempo atrás”, remarcó Argañaraz.