Tomas de tierras: Una respuesta para quien quiera oír
El entramado político que se esconde detrás de los titulares mediáticos sobre las tomas de tierras ha sido expuesto en toda su complejidad y con meridiana claridad por el colega Mario Wainfeld en estas mismas páginas.
09/09/2020 OPINIÓNEl entramado político que se esconde detrás de los titulares mediáticos sobre las tomas de tierras ha sido expuesto en toda su complejidad y con meridiana claridad por el colega Mario Wainfeld en estas mismas páginas. No solo de la lectura de ese texto, sino de la génesis de una problemática que arraiga en la desigualdad enancada en la injusticia ya histórica entre nosotros, la pregunta que emerge para ponerse cara a cara con la política es qué y cómo hacer para superar el enorme problema que anida en la inexistencia del acceso igualitario a los derechos. Entendiendo que esto debería ser la base de toda sociedad que se presuma democrática. Hay allí una verdadera «grieta» y no la que intentan fabricar las corporaciones mediáticas para su propio beneficio y el de ciertos actores políticos de la derecha.
Una respuesta –una al menos, aunque seguramente no la única si es que hubiera otras– vino de un espacio que para muchos puede resultar impensado por ser aparentemente lejano a la política: el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP). Los sacerdotes católicos que trabajan en medios populares reclamaron una solución política concertada a la situación señalando con precisión que toda salida que se ensaye «tiene que ser más creativa que exponer la carne de los pobres a nuevos sufrimientos» y que dado que nadie tiene «la verdad» o posee «la solución» sobre el tema, no sirven las miradas aisladas, sino que es necesario «sentarnos a la misma mesa, comenzando por aquellos y aquellas que no tienen casa ni tierra, y compartir miradas que concreten este sueño de multitud de familias». Y marcaron, con la misma exactitud, que «abrir esta mesa es una responsabilidad de las autoridades políticas de nuestros distritos».
Desde distintas aceras se podrá decir que los religiosos se están entrometiendo en un ámbito, el de la política, que no les pertenece. No es un error –éste al menos– que puede cometer quien escribe estas líneas. Está claro que los curas son actores políticos en todos los sentidos, aunque la mayoría de ellos no tengan encuadres partidarios y realicen su labor movidos solo por la perspectiva pastoral o evangélica que motiva su vocación. Pero más allá de esta consideración, es indudable que por su inserción en los ámbitos populares, entre quienes más sufren, los curas desarrollan una enorme sensibilidad frente a los sufrimientos del pueblo. Sentimientos que además acrecientan, en este caso, con el procesamiento colectivo de la información y el análisis de la misma. Es todo esto, pero sobre toda la cercanía con aquellos y aquellas que padecen la injusticia, lo que les confiere capacidad y autoridad para expresarse y demandar de la manera que lo hacen.
Es justo y oportuno que lo hayan hecho en este caso en la forma que lo hicieron para llamar la atención y contribuir al esclarecimiento de otros actores, también de la dirigencia política.
Un segundo hecho, surgido a partir de la primera declaración de los COPP, es igualmente significativo para la política. Otros dos grupos de sacerdotes, los Curas en Barriadas Matanceras “Padre Bachi”, Diócesis de San Justo (La Matanza) y el Equipo de Curas de Villas y barrios populares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, salieron a respaldar y adherir solidariamente el comunicado de los COPP.
Vaya una explicación, a modo de nota al pie, para no iniciados en cuestiones de internas y políticas eclesiásticas y para echar por tierra conjeturas sin fundamento. Los tres grupos mencionados están integrados por sacerdotes católicos, incluso por algún obispo. Hay también alguno de esos curas que alterna su participación en uno y otro nucleamiento. Pero las diferentes agrupaciones representan, dentro de la Iglesia, actitudes y posiciones aunque cercanas, claramente distinguibles por su modo entender su trabajo pastoral, por su vinculación con el mundo político y por la manera que comunican el compromiso común con los pobres. Explicar las diferencias que, para el afuera pueden ser sutiles, da para la tarea de un libro. Sin embargo, en la cotidianeidad de todos ellos las discrepancias existen y no se disimulan. No son lo mismo pese a que se reconocen, se respetan y se valoran mutuamente.
Volviendo al motivo central de esta nota. Los Curas en Barriadas Matanceras “Padre Bachi”. Diócesis de San Justo (La Matanza) y el Equipo de Curas de Villas y barrios populares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires emitieron sendos comunicados para adherir y hacer suyo el mensaje de los COPP. Y para ratificar que la salida a la realidad compleja a la injusticia y la pobreza, que hoy tiene cara de «tomas de tierras», tiene que ser con la participación de todos los actores, comenzando por las víctimas, con el protagonismo del Estado y de la dirigencia política. Fue una reacción espontánea, movida por el sentido de la declaración y no hubo premeditación ni concertación previa. Apenas y no solo, coincidencia en la gravedad del problema y en la propuesta sobre el camino a seguir. Fue un acto que habla de madurez institucional, pero también política.
Puede resumirse todo en la frase «quien tenga oídos para oír que oiga». Sabiendo que pueda haber a quienes les resuene como cita bíblica y otros que prefieran recordar la canción de Litto Nebbia. El sentido es similar.
Por Washington Uranga