Bolsonaro sufrió una derrota en el Congreso y reitera que no habrá elección confiable en 2022

La propuesta del presidente de Brasil fue rechazada inclusive por bloques oficialistas. El mandatario, que está acusado de corrupción y de atentar contra la democracia con noticias falsas, ahora agita el fantasma del fraude ante el ascenso de Lula en las encuestas.

La propuesta del presidente de Brasil fue rechazada inclusive por bloques oficialistas. El mandatario, que está acusado de corrupción y de atentar contra la democracia con noticias falsas, ahora agita el fantasma del fraude ante el ascenso de Lula en las encuestas.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se resistió a aceptar la derrota en la votación del Congreso que sepultó su proyecto para alterar el sistema de urnas electrónicas vigente desde 1996 y redobló la apuesta al afirmar que las elecciones de 2022 no serán confiables.

Lo hizo luego de que el arco político y parte del Ejército repudiaran el desfile militar realizado ayer en Brasilia supuestamente para intimidar y demostrar fuerza ante el Congreso y el Supremo Tribunal Federal en su bandera, sin pruebas, contra el fraude.

«Tendremos elecciones que no serán confiables», afirmó Bolsonaro, que dijo que «la mayor parte de la población está a favor» de cambiar el sistema de urna electrónica pese al rechazo de un proyecto de ley a tal fin cerca de la medianoche del martes en la Cámara de Diputados.

El oficialismo logró 229 votos a favor del proyecto contra 218, pero para poder lograr su aprobación debía tener el apoyo de al menos 308 de los 513 diputados.

Fue un resultado que marca varias tendencias: el repudio al golpismo de Bolsonaro con tanques obsoletos desfilando por las calles que disparaban humo negro por sus escapes, el poder del oficialismo en el Congreso, el bloque Centrao, por sobre el bolsonarismo puro y una mayoría que lo blinda de un impeachment.

Bolsonaro dijo que quienes no votaron o votaron en contra «fueron chantajeados» por el Tribunal Superior Electoral debido a que tienen causas abiertas en el Supremo Tribunal Federal (STF), la corte suprema de Brasil.

«La mitad votó a favor de nosotros, una parte se abstuvo y otros votaron chantajedos, por miedo de represalias», afirmó.

«No tuvimos 308 votos pero sí hubo demostración de que la mitad del Congreso dio un gran recado a Brasil: ellos no creen en la limpieza de las elecciones», dijo.

Bolsonaro admitió que carece de pruebas pero que hubo hackers que se hicieron «un picnic» dentro del sistema electoral para evitar su victoria en la primera vuelta en 2018.

La votación en forma electrónica le dio un amplio poder al presidente de Diputados, Arthur Lira, del Partido Progresista, el más poderoso del bloque oficialista llamado Centrao.

La discusión incluyó una imagen inédita desde el fin de la dictadura en 1985: más de 1.500 vehículos miliares, entre ellos tanques y blindados en mal estado de conservación, pasaron por la Plaza de los 3 poderes de Brasilia frente a la Casa de Gobierno, el Congreso y la corte suprema como parte de un acto protocolar de la Marina.

«Estirar la soga ya pasó de todos los límites», dijo Lira, quien había propuesto la votación luego de que Bolsonaro llamara «hijo de puta» al titular de la corte electoral, Luiz Barroso, y haber elevado tensiones.

Lira es uno de los jefes del bloque que es el principal sostén del presidente, cuya popularidad ha caído desde marzo al igual que sus chances a la reelección.

Más tarde, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) aseguró que Bolsonaro está cuestionando el sistema electoral para preparar «una confusión» como la que organizó Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos que perdió ante Joe Biden.

«Cuando el actual presidente dice que no aceptará el resultado, que si es voto electrónico no confía, que quiere voto en papel, lo que está intentando preparar es lo que Trump preparó en Estados Unidos: quiere intentar preparar una confusión, y nosotros no vamos a aceptar confusión», afirmó en un fragmento de una entrevista divulgado en su cuenta de Twitter.

Lula confió en que si durante los comicios hay actos violentos «serán rechazados por la sociedad» y recordó que él perdió las elecciones hasta en tres ocasiones antes y que siempre acató los resultados.

Lula aún no confirmó de forma oficial su candidatura a los comicios de octubre de 2022, pero se da por hecha, y su nombre es el preferido en todas las encuestas de opinión, a bastante distancia de Bolsonaro, quien es investigado por la corte suprema por prevaricato en un escándalo de corrupción en la compra de vacunas del Ministerio de Salud.

El mandatario se encuentra investigado por la Corte Suprema por prevaricato en un escándalo de corrupción en la compra de vacunas del Ministerio de Salud y por diseminar noticias falsas que atentan contra la democracia con mentiras sobre fraudes anteriores y futuros.

Bolsonaro hizo el polémico desfile de los pertrechos de la Marina en la Plaza de los Tres Poderes, algo inédito desde el fin de la dictadura, como parte de un ejercicio de rutina anual que esta vez fue magnificado.

«Haber hecho algo así para amenazar (al Congreso) hubiera sido ridículo. Tal vez sirvió para mostrar que la Marina necesita presupuesto para modernización», dijo por su parte el general retirado Hamilton Mourao, vicepresidente que carece de diálogo con Bolsonaro.

Del otro lado del ecuador ideológico y político, la presidenta del opositor Partido de los Trabajadores, la diputada Gleisi Hoffmann, sostuvo: «La imagen patética de los tanques en Brasilia da la vuelta al mundo y muestra a un presidente débil y desesperado».

La presión de Bolsonaro

Para el analista militar y exasesor del Ministerio de Defensa Gunther Rudzit, profesor de la Universidad ESPM de San Pablo, con su desfile Bolsonaro «presionó» al Congreso y al Supremo Tribunal Federal y «amenazó» a los jefes de las tres fuerzas Armadas para dar la cara en el acto realizado en la rampa del Palacio del Planalto.

En diálogo con Télam, el experto dijo que si los comandantes «no daban el visto bueno al desfile tendría otra razón para destituirlos del cargo por otros más obedientes».

Estos tres jefes asumieron en marzo luego de la crisis con los anteriores mandos que se negaron a adherir al negacionismo de la pandemia de coronavirus y a intervenir en estados contra las cuarentenas dispuestas por gobernadores.

«Bolsonaro -apuntó Rudzit- desvió las atenciones de un dato muy malo para la población, como la inflación de julio».

El avance de los precios fue en julio de 0,96%, un récord para el mes, llegando a un acumulado de 9% en 12 meses, el doble de la meta del Banco Central.

Bolsonaro usó otro acto en la casa de Gobierno este mediodía para culpar a los gobernadores por los impuestos regionales que encarecieron a precios récord la garrafa de gas, que llego a los 130 reales (24 dólares).

Ante seguidores en el Palacio de la Alvorada, el mandatario ultraderechista también fustigó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y sostuvo que el Partido de los Trabajadores (PT) está apoyado por «el narcotráfico y las FARC».

Además, volvió a insistir en que existe una conspiración comunista llevada adelante por el Foro de San Pablo, el espacio común de la izquierda latinoamericana, frente al avance de Lula en las encuestas para las presidenciales de octubre de 2022.

Fuente: Telam