Rosario: «Las Wachas», la cerveza producida por mujeres en Ludueña
Las jóvenes se decidieron a romper con los estereotipos de género y eligieron capacitarse en oficios no tradicionales, incluida la preparación de cerveza
14/02/2022 MUNICIPIOSLas jóvenes se decidieron a romper con los estereotipos de género y eligieron capacitarse en oficios no tradicionales, incluida la preparación de cerveza
El centro comunitario La Cabida queda frente al comedor del Padre Montaldo, a unos metros del centro de día Saltimbanqui y a pocos metros de la plaza Pocho Lepratti, cruzando la avenida Junín. Es un portón pintado de rojo sobre el pasaje Puelches, donde quienes gestionan el lugar le pusieron el número ellos mismos: 101, porque antes no lo tenía.
Las referencias también aplican para el lugar en el que tiempo antes había un aguantadero de jaulas con gallos de riña, pero eso por suerte ya quedó en el recuerdo.
Es el barrio Ludueña, histórico en la presencia de organizaciones sociales desde la crisis de 2001. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en servicios básicos, alumbrado, cloacas y mejoras en los accesos. A unas cuadras hay un paso nivel, donde los trenes de carga aún transitan a metros de las casas de los vecinos y vecinas.
En medio de esa geografía, se levanta el centro comunitario. El aroma a malta dulce invade el lugar donde Rosa, Brisa y Rocío remueven una olla. Siguen instrucciones precisas, de memoria, porque algunas de ellas no aprendieron a leer. Se la jugaron y después de charlas y debates decidieron dejar de lado las tareas históricamente cedidas a las mujeres como cuidados familiares o estar cargo del merendero, panificación, limpieza o costura. Ahora producen “Las Wachas”, la cerveza de la que ya salió una tanda, a prueba y gusto de ellas.
“No soy de tomar cerveza pero ésta me gusta, aparte hay que probar lo que vamos haciendo, hay que hacerlo para que salga bien”, cuenta Rosa, que vino de Corrientes a los doce años con su abuela y nunca más se fue de Ludueña. Mientras habla, mide la temperatura, remueve la olla, agrega malta y espera.
“Me encanta hacer cerveza artesanal, a mis padres les encantó la idea, les parece algo nuevo”, dice Rocío. La joven, de veinte años, está yendo al Empa de la escuela de Montaldo y el año que viene quiere estudiar psicología o maestra de nivel inicial. “Es algo nuevo, porque las mujeres siempre hacíamos la copa de leche”, explica.
Por su parte, Brisa se apoya en unos apuntes con los pasos a seguir. “Vivo en Empalme pero me vengo todos los días en bici; fui a la escuela del padre Edgardo así que conozco el lugar. Somos todas mujeres las que hacemos la cerveza, cosa que en ningún lado se ve. Me gustaría la idea de vender en algún momento; pero todo lleva tiempo, recién embotellamos una cerveza que hicimos en enero”, cuenta. “Es una experiencia única, porque no vi nunca mujeres haciendo cerveza”, remata.
Las tres jóvenes se conocieron haciendo yoga en La Cabida, donde después se quedaban conversando sobre los derechos de las mujeres y la violencia de género. Los encuentros se convirtieron en asambleas y reuniones, en las que entre otras cosas se organizan para ir a las marchas de cada 8 de marzo. A cargo de esas clases de yoga estaban Mati Picech y Luciana Caudana; antropóloga, politóloga y referentes del centro comunitario aunque no son del barrio. Van los lunes, miércoles y viernes, asisten a quienes se acerquen y los invitan a quedarse.
Por estos días, están organizando una feria de ropa y aceptan donaciones de prendas en buen estado, para juntar dinero para seguir equipando y construyendo el espacio solidario.
“Este es un centro autogestivo que empieza a funcionar en 2017, lo armamos con un grupo de amigos y de amigas, cada uno con su trayectoria militante previa. Lo que teníamos ganas de hacer era resignificar el legado del 2001, con la intención de innovar en el tipo de prácticas que se hacen en el territorio. Estábamos con ganas de no hacer siempre lo mismo, que en realidad es super necesario, porque en los barrios se hace asistencia alimentaria, se entregan bolsones, se hace mucho trabajo de contención; pasa que eso en este barrio está más o menos garantizado. De ahí en adelante hubo distintos procesos, los primeros dos años charlamos mucho y también hacíamos yoga, y así comenzó la experiencia del grupo de mujeres que ahora se llama Mujeres libres”, relata Luciana.
Siguiendo la idea de romper con las tareas tradicionales asignadas a las mujeres, Mati Picech acercó el proyecto de cerveza artesanal al grupo, cuidando también la cuestión de los consumos problemáticos en el barrio. “La idea es seguir capacitándonos, sobre todo de invitar a quienes quieran sumarse y aportar a este proyecto autogestivo. La producción de cerveza requiere de mucho procedimiento y tiempo, pero les gustó la idea. Además, para mi y para todas nosotras fue dejar plasmado que a las mujeres también nos interesan y hacemos otras cosas que no son las tareas de cuidado”.
En este sentido, en La Cabida también funcionan talleres de albañilería, panificación y serigrafía. Fiama tiene 21 años y está parada sobre una pila de ladrillos. Sin bajarse, pala en mano, explica qué contiene la mezcla. “Hay arena, plasticor y agua, con eso hacés la mezcla para el revoque; esto que estamos construyendo es el baño”.
Y añade: “Me gusta sobre todo porque podés hacer un revoque en tu casa sin tener que llamar a nadie. También hice toda la electricidad del lugar, entre mis compañeros hicimos la instalación eléctrica, conectamos las térmicas y el disyuntor, con el cableado por dentro. Ahora no hay riesgo de electrocución”, concluye Fiama.
Para colaborar
El centro comunitario La Cabida queda en pasaje Puelches 101, en barrio Ludueña. Se aceptan donaciones Se aceptan donaciones para que vecinos y vecinas puedan acceder a ropa, calzado y frazadas. Llamar al: 341 6399695 (Camila).