Las deudas de los universitarios estadounidenses generan debate en el Partido Demócrata
En total, unos 45 millones de universitarios que tomaron créditos para pagar sus estudios adeudan unos 1.750.707.560.000 dólares. Sobre esta situación se pronunciaron el presidente Joe Biden y de la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez.
07/03/2022 EL MUNDOEn total, unos 45 millones de universitarios que tomaron créditos para pagar sus estudios adeudan unos 1.750.707.560.000 dólares. Sobre esta situación se pronunciaron el presidente Joe Biden y de la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez.
Unos 45 millones de universitarios que tomaron créditos para pagar sus estudios en EEUU deben al Estado y a entidades privadas 1.750.707.560.000 dólares, lo que representa casi el 6% de la deuda total de ese país según cifras del Departamento del Tesoro y del portal Education Data Initiative actualizadas a 2021, estadísticas que explican el debate sobre los costos de la educación superior que circula en el Partido Demócrata con declaraciones de Joe Biden y de la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez.
En el sistema universitario estadounidense existen unas 4.300 instituciones académicas, entre casas de estudios privadas, públicas y colleges comunitarios, centros de enseñanza de dos años que suman 1.167 alrededor del país y que ofrecen educación superior a precios razonables como paso intermedio a un título de cuatro años: todas estas universidades, incluso las públicas, son pagas.
Según datos del College Board, organización sin fines de lucro que se propone contribuir al éxito académico y la inserción laboral de los universitarios, en 2021 la matrícula y las tarifas promedio para cursar en una universidad pública de EEUU alcanzan 10.560 dólares anuales para los estudiantes que residen en el Estado y 27.020 dólares para los no residentes.
En una institución privada sin fines de lucro el costo promedió es de 37.650 dólares anuales, pero en algunos casos puede llegar a los 200.000 dólares por año, como por ejemplo en la Escuela de Negocios Wharton, de Filadelfia, Pensilvania, de donde egresó el exmandatario republicano y multimillonario Donald Trump.
En los estudios comparativos sobre los sistemas educativos a nivel global las universidades de EEUU suelen ser reconocidas por la calidad de su enseñanza, en muchos casos orientadas a la investigación y el desarrollo tecnológico, como también por la importancia que le asignan a la formación en prácticas profesionales, ámbito en el que los especialistas destacan el dinamismo, flexibilidad, interdisciplinariedad y la contribución al crecimiento económico.
Sin embargo, la valoración de un sistema universitario que atrae a estudiantes de todo el mundo tiene como contracara las críticas por el costo de la educación superior, ya que en los últimos años crecen las voces que advierten que el precio de llegar a la academia está reforzando las desigualdades internas de EEUU, con una población juvenil de menos recursos que ya enfrenta una situación compleja en los primeros niveles educativos.
Sobre esta encrucijada, una publicación de la American University (AI) advirtió que «los sistemas de financiamiento de las escuelas públicas aseguran que las disparidades de riqueza de la comunidad se trasladen a la educación», y en referencia a las distintas regiones de EEUU alertó como el financiamiento educativo depende «en gran medida de los impuestos a la propiedad, que pueden variar ampliamente entre áreas ricas y pobres, los distritos crean brechas de financiamiento desde el primer momento».
«Las áreas prósperas terminan con escuelas bien financiadas y las áreas de bajos ingresos terminan con escuelas mal financiadas», puntualizó en septiembre de 2020 la AI, reconocida casa de estudios con sede en Washington.
Esta disparidad se refleja en las vidas de millones de universitarios que realizan estudios de grado pero también de posgrado, sean estadounidenses o extranjeros que cursan en EEUU, como por ejemplo Peter R. (pidió no publicar su apellido), doctor en fisioterapia y estudiante del posgrado en Ciencias de la Salud de la Universidad de Saint Augustine de Raleigh, Carolina del Norte.
«Tuve que pedir un préstamo para hacer el posgrado. No pude pagar mi programa (de posgrado), que cuesta 101.000 dólares sin incluir libros, viajes, alquiler, y la familia tampoco pudo ayudarme financieramente. Además, yo era el principal cuidador de un familiar muy enfermo mientras completaba mi programa de doctorado, por lo que no me quedaba tiempo para trabajar», relató a Télam.
Y contó que solicitó al Gobierno federal «dos préstamos por cuatro años cada uno. Ambos tienen tasas de interés de alrededor del 7%. Solicité 160.000 en préstamos y durante los años que estuve en el programa se acumularon 30.000 de interés. Ahora debo un total de 190.000 y tengo 10 a 15 años para devolverlos. Mi principal preocupación es sostener los gastos de vida normal y al mismo tiempo pagar los préstamos».
También la argentina Claudia Gargiulo, egresada de la Universidad de Maryland y docente en una escuela, contó su experiencia al gestionar préstamos estudiantiles en EEUU: «Tomé los créditos directamente en la Universidad para la carrera de grado y la maestría; esto me abría la posibilidad de conseguir un trabajo fijo con seguro médico y seguridad social. Hoy pago cerca de 8% de interés».
«La verdad, tener que pagar el préstamo me genera una constante preocupación: lo vengo pagando hace diez años y todavía me quedan diez más por pagar. Pago lo mismo por el préstamo universitario que por la hipoteca de la casa, o sea, estoy pagando dos hipotecas», añadió.
Este tipo de dificultades condiciona vidas y aparece en estudios que ponen el foco sobre la desigualdad educativa: quienes nacen en barrios ricos van a mejores escuelas, ingresan a mejores universidades y acceden a mejores empleos; las personas de familias pobres sufren obstáculos para acceder a una mejor educación y no suelen conseguir becas, por eso terminan solicitando préstamos.
Pese a todo, el deseo de los egresados de la secundaria por llegar a la educación superior viene creciendo con los años, aunque esa tendencia está acompañada por un aumento exponencial del endeudamiento universitario, según planteó en abril de 2021 el Foreign Policy Council, think tank de relaciones internacionales.
«A fines de la década de 1980 y principios de la de 1990, la mayoría de los estudiantes de secundaria no se matriculaban en colleges o universidades; de los que lo hicieron, menos de la mitad pidió dinero prestado para afrontar los costos. En los últimos años, alrededor de dos tercios de los estudiantes de secundaria se han matriculado en la universidad y la mayoría de ellos han obtenido préstamos estudiantiles», publicó.
Así, la deuda de los universitarios en EEUU pasó de 250 mil millones de dólares en 2004 a 1,75 billones de dólares (1.750.707.560.000) en 2021, convirtiéndose en el segundo porcentaje más alto después de las deudas hipotecarias, superando la deuda de tarjetas de crédito y de planes de financiamiento para la compra de autos, de acuerdo con un informe del Instituto Brookings, otro think tank.
El informe de abril de 2021 del Foreign Policy Council también advirtió sobre la existencia de «una disparidad racial en los préstamos estudiantiles», atribuida a «décadas de discriminación sistemática» en perjuicio de la comunidad afroestadounidense.
«Los estudiantes universitarios negros generalmente se endeudan más que los estudiantes blancos, y es más probable que tengan problemas con el pago del préstamo después de graduarse, porque generalmente tienen niveles más bajos de riqueza familiar. Los estudiantes negros, latinos y de pueblos originarios tienen más probabilidades de no pagar sus préstamos que los blancos», añadió sobre ese punto.
Frente a este panorama, Joe Biden, entonces candidato a la Casa Blanca, hoy Presidente en ejercicio, propuso desde su cuenta oficial de Twitter el 22 de marzo de 2020, en plena campaña electoral: «Deberíamos perdonar un mínimo de 10.000 dólares por persona de préstamos estudiantiles federales, como lo propusieron la senadora (Elizabeth) Warren y sus colegas. Los jóvenes y otros deudores estudiantiles se llevaron la peor parte de la última crisis».
Y en la misma línea, el actual mandatario exhortó: «No debería volver a suceder».
Representante del ala izquierda demócrata, la congresista Ocasio-Cortez criticó que Biden no haya mencionado la necesidad de un perdón a las deudas de los universitarios en su reciente discurso sobre el estado de la Unión.
El martes último, consultada por la cadena MSNBC sobre el mensaje de Biden, Ocasio-Cortez aseguró sobre «hay algunas cosas que no se dijeron y en las que realmente tendremos que trabajar como partido, para hablar realmente con los electores que históricamente han apoyado al Presidente, cuya participación necesitamos, cuyo apoyo necesitamos ahora y en los próximos años».
Al mencionar los temas que Biden no había abordado, la congresista explicitó que se refería a «cosas como la deuda de los préstamos estudiantiles», entre otras cuestiones.