Inflación y pobreza: cómo hacen los comedores y merenderos de Santa Fe para cubrir la demanda
El común denominador de los espacios comunitarios que brindan ayuda alimentaria es el mayor número de asistentes. "La situación económica recae siempre en el que menos tiene, cada vez se hace más difícil conseguir los insumos para cocinar"
11/04/2022 MUNICIPIOSEl común denominador de los espacios comunitarios que brindan ayuda alimentaria es el mayor número de asistentes. «La situación económica recae siempre en el que menos tiene, cada vez se hace más difícil conseguir los insumos para cocinar», advierten.
Los datos del Indec que se dieron a conocer a fines de marzo, respecto al porcentaje de pobreza e indigencia registrado en el Gran Santa Fe durante el segundo semestre del 2021, mostraron una leve mejora en relación a los niveles del primer semestre del año pasado. Sin embargo, en los barrios vulnerables de la capital provincial las necesidades se hacen sentir y la demanda por un plato de comida sigue en auge.
Para conocer cómo es el trabajo actual de comedores y merenderos en la ciudad, El Litoral dialogó con referentes de estos espacios comunitarios que funcionan en distintos barrios. Susana Bravo es presidenta de la Asociación Mutual Solidaridad Barrial Santafesina y es una de las referentes del comedor comunitario que funciona en Villa del Parque y que comenzó a atender en plena pandemia, con el fin de ayudar a quienes quedaban sin trabajo, «principalmente las empleadas domésticas y los ´changarines`. Comenzamos el comedor para 40 personas y actualmente tenemos 658 porciones para entregar a vecinos y a gente que vienen de otros barrios como San Lorenzo y barrio Norte», mencionó y destacó: «Empezamos con una olla y ahora ya tenemos cinco. La demanda aumentó muchísimo».
Al consultarla respecto a cómo costean los gastos de los alimentos, indicó que se financian con la tarjeta que les provee el Ministerio de Desarrollo Social y que pueden utilizar en supermercados mayoristas, y con mercadería que aportan movimientos políticos.
Estofado de pollo con fideos, guiso de arroz, polenta, son algunos de los platos que dos veces por semana cocinan en la Mutual para alimentar. «A la una del mediodía se da la comida, nos traen el tupper y les damos las porciones según la cantidad de integrantes de la familia». Además, los miércoles y viernes se entrega la copa de leche con alguna factura.
«La gente trata de sobrevivir»
Según las cifras dadas a conocer por el Indec, sobre un total de 539.903 personas residentes en el Gran Santa Fe, 208.670 son calificadas como «pobres» y 47.528 como «indigentes», es decir ciudadanos que no logran satisfacer el conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
«La situación económica recae siempre en el que menos tiene, cada vez se hace más difícil conseguir los insumos para cocinar. La gente trata de sobrevivir, no es la primera inflación que tenemos, hemos vivido peores», lamentó Bravo. La falta del trabajo formal es uno de los reclamos que se hace desde la Mutual, su presidente opinó al respecto: «Si uno podría generar trabajos más dignos para la gente no tendríamos la necesidad de tener tantos comedores y merenderos. Nosotros no queríamos poner un comedor porque nos parece que no es lo ideal para poder mejorar la sociedad, pero al escuchar a la gente y no saber qué va a pasar, no encontramos otra forma de ayudar».
En este sentido, sostuvo que está pendiente «mejorar la calidad de vida de este sector de la sociedad. Hemos hundido más a la Argentina en la pobreza. Mis compañeras tienen hijos de 20 o 25 años, en el barrio hay jóvenes de estas edades y pocos tienen un trabajo formal. Por eso nos preguntamos qué va a pasar con el futuro de ellos».
En barrio René Favaloro
En plena pandemia, un grupo de estudiantes universitarias y la mamá de una de las jóvenes, iniciaron «Gotitas de Luz», una asociación civil sin fines de lucro que cada sábado brinda asistencia alimentaria a los vecinos del barrio René Favaloro.
María del Carmen Aranda, mamá de Milagros una de las impulsoras del merendero, comentó a este medio que la entrega de alimentos se hace los sábados, teniendo en cuenta que la mayoría de los otros comedores o merenderos de barrios cercanos dan de comer de lunes a viernes. «Si pudiéramos daríamos más días, pero la situación está muy difícil. Hace tres semanas que estamos viendo que la gente hace colas largas y nos quedamos con las ollas vacías», resaltó.
Para ejemplificar este aumento de personas con necesidad de un vaso de leche, jugo, unas masitas o pan dulce, el pasado sábado los voluntarios de Gotitas de Luz repartieron 180 meriendas. «Cuando empezamos teníamos entre 60 y 100 personas, ahora se está viendo la crisis», aseveró Aranda.
La asociación civil para sostener este día semanal de asistencia alimentaria se sustenta con donaciones o aportes voluntarios. También reciben ropa y abrigo que reparten a los vecinos que se acercan en búsqueda de ayuda.
«Necesitan comer, vienen con hambre»
En barrio Pompeya, Beatriz Benítez está al frente de «Los Gurisitos», un comedor comunitario que brinda más de 350 raciones de comida al mediodía, de lunes a viernes, y la copa de leche por la tarde. «Al comedor vienen 325 chicos y ahora se sumaron unas 40 personas más, de mayor edad y algunos discapacitados, porque necesitan comer y vienen con hambre», comentó Benítez y agregó que puede cocinar hasta que le alcance el stock de alimentos que puede comprar, ya que en cada compra la inflación hace presión y cada vez le alcanza para menos.
«El presupuesto no me da para elegir mucho, hicieron un pequeño aumento pero los precios de los alimentos son cada vez más altos», lamentó y contó que paga a los proveedores con el aporte que recibe del Ministerio de Desarrollo Social y de la Tarjeta Alimentaria.
Ante este panorama adverso, la referente del comedor tuvo que modificar el menú diario y disminuir los platos que llevan carne o verduras. «Estoy haciendo tres veces por semana guiso, que es lo más barato, porque para otras comidas no alcanza».
Lo que percibe la vecina de Pompeya es que la demanda de personas que van al comedor viene en crecimiento, «muchos están desocupados y vienen a buscar su comida. Esperemos que la situación mejore porque la plata alcanza cada vez menos».