«Lulalandia», el barrio de San Pablo en el que arrasa el expresidente
El barrio Cidade Tiradentes, que ha tenido lo poco que tiene a partir del gobierno de Lula, le brindó al candidato del Partido de los Trabajadores casi el 61% de los votos en la primera vuelta del 2 de octubre.
27/10/2022 EL MUNDOEl barrio Cidade Tiradentes, que ha tenido lo poco que tiene a partir del gobierno de Lula, le brindó al candidato del Partido de los Trabajadores casi el 61% de los votos en la primera vuelta del 2 de octubre. Télam conversó con vecinos y vecinas que aseguraron que votan a Lula por «su forma de hablar, su historia, que llegó del noreste para vivir en San Pablo y buscar empleo».
Cidade Tiradentes podría llamarse «Lulalandia». Este barrio de San Pablo, la zona de la ciudad brasileña con menor expectativa de vida (58,3 años) y donde Luiz Inácio Lula da Silva se impuso con casi el 61% en la primera vuelta del 2 de octubre, se identifica mayormente con su Partido de los Trabajadores (PT), en parte porque «las periferias se dieron cuenta de que (el presidente Jair) Bolsonaro no los quiere».
Está ubicada en el extremo este de San Pablo, a 33 kilómetros del centro, a donde sus habitantes llegan en dos horas de viaje de transporte público.
Son dimensiones brasileñas. Y no apenas geográficas. El abismo social de Brasil puede reflejarse en la historia de Cidade Tiradentes, que ha tenido lo poco que tiene a partir del gobierno de Lula, entre 2003 y 2010, y con las intendencias del PT.
«Yo cobro el auxilio de emergencia que pagó Bolsonaro, pero sigo votando a Lula. Este lugar está como abandonado por el gobierno y Lula es el único que se preocupa por las comunidades. Voto convencida de que va a mejorar, de eso no hay dudas», dijo a Télam Michelle Ribeiro, de 36 años y ama de casa, en la entrada de una de la 12 favelas de la ciudad.
Cidade Tiradentes tiene 220.000 habitantes, nació como una ciudad dormitorio a mediados de los años 70, con la mayoría de nordestinos que, como Lula, llegaron a la industrializada San Pablo en busca de un empleo, un salario, una escuela, una casa.
Ese movimiento obligó a la dictadura militar a levantar conjuntos habitacionales y así este lugar tan lejano de la opulencia paulista comenzó a crecer en forma desordenada hasta el día de hoy.
El nombre remite a Tiradentes, el héroe de la independencia en Minas Gerais, aunque las calles principales no tengan nombre de próceres sino de quienes viven en el lugar: es por eso que se llaman Metalúrgicos, Textiles, Bancarios, Gráficos.
«Las periferias se dieron cuenta de que Bolsonaro no los quiere»Katia Regina dos Santos
«¿Por qué Lula gana siempre acá? La gente se identifica con Lula, su forma de hablar, su historia, que llegó del noreste para vivir en San Pablo y buscar empleo. Somos trabajadores, asalariados, gente que lucha por un puesto», señaló a Télam Ana Rita Eduardo, pedagoga y trabajadora social de la asociación Mocuti, que da talleres de arte, ciencias sociales y alfabetización de jóvenes y adultos.
La jubilada Ivanete Fernándes, que trabaja en un centro de donaciones de una favela, consideró que «habrá mucho por perder si gana Bolsonaro, que defiende a las clases más altas y se olvida de los extremos de las periferias».
Ella forma parte de los millones que reciben el auxilio de emergencia que otorgó Bolsonaro en el umbral de la elección: «Yo agarro los 600 reales (120 dólares) y voto a Lula, no van a comprar mi voto, aunque sí hay gente que cambia el voto por eso, claro», contó.
En la calle Metalúrgicos, que cruza la Cidade Tiradentes, el comercio popular espera por clientes. Varias banderas del PT y de Lula están colgadas en las tiendas, ninguna del actual presidente, que aspira a la reelección en el balotaje del próximo domingo.
«Yo voto a Bolsonaro porque me gusta la cuestión de la seguridad», dijo a Télam la empleada de comercio Silvia, que es evangelista y que, como muchos de su credo, está alineada con el discurso de mano dura del actual mandatario.
Del otro lado, un viejo galpón de un mercado central de frutas es utilizado como el principal teatro y escuela de artes de Cidade Tiradentes. Adriano Mauriz, actor y uno de los responsables del lugar, defiende el regreso al incentivo a la cultura con una posible vuelta de Lula.
En la calle Metalúrgicos vive Chico: su casa, cuyo frente es apenas una puerta, es roja, en homenaje al PT.
Lo mismo «Casao», el peluquero de la calle Metalúrgicos, que tiene en la puerta de su salón de belleza una bandera del Partido de los Trabajadores con la frase Lula 22. «Acá queremos que regrese Lula y mejore todo», comentó a Télam Casao, que adoptó su apodo en homenaje a Walter Casagrande, exfutbolista líder junto a Sócrates del movimiento Democracia Corinthiana, de Corinthians, contra la dictadura.
Estilo Afro es el nombre de una tienda que vende ropa y accesorios vinculados a la mayoría afrodescendiente que vive en Brasil. También muñecas negras, una suerte de anti-Barbie para que las niñas se identifiquen con sus orígenes.
La identificación con el Partido de los Trabajadores, que estuvo envuelto en un escándalo de corrupción vinculado a los desvíos de Petrobras y salió del poder en 2016 con la destitución de Dilma Rousseff, resiste pese a todo en Cidade Tiradentes, sobre todo por la falta de llegada de otras fuerzas políticas al lugar.
«El partido trajo el hospital, trajo los centros educativos y deportivos, la vivienda popular, el acceso de los chicos pobres a la universidad. Los vecinos tienen el lenguaje del PT, no quieren los planes sociales, quieren empleo para que se mueva la economía. Las periferias se dieron cuenta de que Bolsonaro no los quiere», explicó la presidenta del comité barrial del PT Katia Regina dos Santos.
Dos Santos relató que hubo apenas violencia verbal de bolsonaristas vinculados a las iglesias evangelistas. «Lo que vimos acá de violencia política son insultos de gente que viene con un discurso que le dan en el templo o alguno que por tener algún bien cree que es parte de la elite», comentó.
Una de las grandes obras de Lula en la ciudad fue haber instalado dos conjuntos habitacionales del plan Mi Casa Mi Vida, donde viven 396 familias.
«Logramos con Lula traer el plan de viviendas para acá en 2009 y la gente acá lo recuerda. Hemos perdido muchos derechos con Bolsonaro y espero que la gente pueda elegirlo el domingo», dijo Sebastiao Souza, coordinador del funcionamiento de los edificios.
La hipoteca que pagan los propietarios es el 10% del salario de aquella época, un valor que hoy varía entre 10 y 30 dólares de cuota mensual.
Para Bernardo Ribeiro de Campos, de 32 años, que hace changas como fletes, mudanzas y hasta de asador, «la expectativa por el regreso de Lula es total».
«Soy un hombre trans y quiero que el gobierno federal me defienda. Con este gobierno estamos en peligro, mucha gente trans perdió la vida o fue agredida. Yo logré cambiar mi nombre y lo que espero es conseguir un trabajo fijo, con todos los derechos», dijo Bernardo a Télam.
En la favela Souza Ramos, donde lleva adelante la academia de artes y oficios Carolinas (en homenaje a la escritora negra Carolina María de Jesús), Simone Rego viste una musculosa del Movimiento Sin Tierra.
A partir de la adquisición de alimentos de huertas cooperativas, lleva adelante una cocina para producir alimentos y venderlos a los vecinos, además de defender la cultura brasileña con cursos de lecturas y clases de capoeira para los niños más humildes.
Rego es una fanática de Lula, refleja un poco la adhesión al exsindicalista en este barrio, ya que tiene un tatuaje en la pantorrilla con la cara del líder del PT.
«Mi trabajo es fortalecer a las mujeres y hacer un trabajo social sobre alimentación saludable y llevar la conciencia de que somos un barrio de trabajadores, reconocido por la lucha política desde su inicio para lograr viviendas. Lula transmite una identificación automática con esta gente. Basta mirarse como clase trabajadora», explicó.