Un cerco a la evasión fiscal

El acuerdo de intercambio de información entre las entidades tributarias de Argentina y EE.UU., combinado con el blanqueo, apuntalará el ingreso de dólares e incrementará la recaudación. 

El acuerdo de intercambio de información entre las entidades tributarias de Argentina y EE.UU., combinado con el blanqueo, apuntalará el ingreso de dólares e incrementará la recaudación.

A quienes afecta
Por Fernanda Laiún y Florencia Fernández Sabella (*)

El acuerdo de intercambio de información con Estados Unidos mejora la calidad de la información en poder de la AFIP para hacer que todos paguemos los impuestos cuando nos encontramos en situaciones equivalentes. Ya la AFIP recibe información de países centrales en el manejo del dinero global como Suiza, Austria, Francia, entre otros (mediante lo que se conoce como CRS). Sumar Estados Unidos a esas fuentes de información es muy positivo.

La información nueva será la de los intereses, dividendos, regalías y otros ingresos que hayan tenido personas residentes en Argentina en cuentas de Estados Unidos y que hayan pagado impuestos en ese país, ya que no parece haber información de saldos. El país debería utilizarlo para definir si esas cuentas no se han declarado e iniciar procesos para conocer los saldos de las cuentas y el origen de los fondos.

Si las cuentas no fueron declaradas, probablemente el origen de los fondos no se pueda explicar y muchos contribuyentes se verán expuestos a la ley penal tributaria y a pagar un monto muy significativo de impuestos.

Para ello, y ante la presión de quienes seguramente tienen dinero en cuentas que generan ganancias en Estados Unidos que no han declarado en Argentina, se ofrecerá un blanqueo.

Ofrecer un blanqueo quiere decir que se permite a quienes generaron ingresos en la economía informal, que deberían haber tributado un 21 por ciento de IVA, 5 por ciento de ingresos brutos en cada provincia y pagado un 35 por ciento del impuesto a las Ganancias, solucionar todos sus problemas pagando algo entre el 10 por ciento y el 20 por ciento de los importes blanqueados.

Llevaremos en Argentina -si pensamos en este blanqueo para 2023- 6 blanqueos en 15 años. Una auténtica herramienta de incentivo fiscal para no pagar los impuestos habituales en tiempo y forma. No hablemos del efecto que causará entre los contribuyentes que tenían bienes por más de 2 millones de dólares a la fecha del impuesto a la riqueza o del Aporte Solidario y Extraordinario -como más les guste- y que pacíficamente lo pagaron. ¿Cómo se sentirán estos contribuyentes que pagaron más o menos el equivalente al 5 por ciento de sus bienes por tenerlos declarados en ese momento, pensando que si los hubieran tenido “en negro” no solo no hubieran pagado el impuesto a la riqueza, sino que tampoco hubieran pagado el impuesto sobre los bienes personales del 2020, 2021 ni del 2022, o sea otro 6 por ciento? El uso constante de blanqueos es un sistema nefasto para la recaudación, todo lo contrario, es un incentivo a la evasión lisa y llana.

El intercambio de información es bienvenido y cualquier esfuerzo que mejore la calidad de información de la que dispone AFIP para hacer que los impuestos se vuelvan más justos y equitativos es invalorable.

Ahora bien, ello debe hacerse apuntando a limitar la evasión, atacarla y castigarla. La lucha contra la evasión es el único camino para que Argentina pueda tener una estructura fiscal comparable a los países de la región que le permita competir para atraer inversiones y generar empleo y mejora real en la calidad de vida de todos sus habitantes. Es necesario buscar cómo mejorar nuestro sistema tributario para que todos paguen lo necesario y que ese pago sea sostenible desde la lógica de negocios.

En las últimas décadas el Estado ha pensado los impuestos como una fuente de fondos y los buscó en el círculo de los contribuyentes que quieren pagar sus impuestos, permitiendo el crecimiento de un sistema injusto que premia al que opera en la economía informal sin salir a buscar a los potenciales contribuyentes que están fuera de las estadísticas o escondidos en los números sin importancia, y que ganan dinero y mucho.

Volviendo al intercambio de información, las más afectadas por el intercambio de información serán las personas que tienen cuentas en Estados Unidos a nombre propio, porque lo que se informa son los intereses, dividendos, regalías y otras rentas cuando el titular de la cuenta es una persona residente fiscal en Argentina o una sociedad que se reconoce como tal.

Ello porque cuando las cuentas estén a nombre de cierta clase de sociedades que no tengan domicilio en Argentina, no se va a cruzar información aun cuando el dueño real de los dineros sea una persona residente en Argentina. Así las cosas, el intercambio de información debe preocupar a los contribuyentes comunes, porque todos aquellos que tienen a disposición estructuras complejas siguen estando fuera de riesgo y si además deciden sumarse el blanqueo, recibirán el premio a su evasión.

(*) Tributaristas.

—————————————————-

Aumentar la recaudación
Por Agustín Romero (**)

El lunes 5 de diciembre el ministro de Economía Sergio Massa firmó un acuerdo recíproco de intercambio de información entre las entidades tributarias de Argentina (AFIP) y Estados Unidos (IRS). De cumplirse todos los requerimientos, el acuerdo entraría en vigencia a partir del 1° de enero del 2023.

A diferencia de otros acuerdos, se establece un canal de intercambio “caso a caso” y “a pedido de la administración tributaria” junto con asistencia mutua para el intercambio de conocimientos técnicos. Se trata de información sobre los nombres de cuentas, montos brutos depositados, dividendos percibidos, regalías, saldos, incluyendo inmuebles, acciones y no tendrá monto mínimo.

Dicha información podrá resultar de interés para la administración de ambos países, aplicándose leyes nacionales relacionadas con todos los impuestos nacionales y sub-nacionales de cada Estado. El gobierno argentino estima que se poseen unos 100.000 millones de dólares sin declarar en Estados Unidos, lo que significaría un piso recaudatorio de 1.000 millones de dólares anuales en concepto de recaudación por Ganancias y Bienes Personales. En términos relativos, la recaudación más significativa puede provenir de las cuentas de custodia, por ejemplo, aquellas que operan en la bolsa de valores de Estados Unidos, incluyendo fideicomisos y estructuras societarias.

Este acuerdo de intercambio de información no es el primero con Estados Unidos ni es el único país con quien la Argentina lleva a cabo esta política, sino que otros acuerdos similares se encuentran vigentes con varios países europeos. Más aún, la evasión tributaria ha sido un tema en la agenda de los organismos internacionales como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, que ha cobrado gran relevancia en los últimos años y, especialmente, a partir de la necesidad de los estados de afrontar los gastos extraordinarios de la pandemia.

Sin embargo, también se trata de una cuestión de soberanía de los estados nacionales y justicia tributaria, frente a un capital fragmentado que ha desarrollado complejos mecanismos de fraude fiscal. La sobrevaloración de las operaciones intragrupo, exportaciones, importaciones, pago de servicios, operaciones financieras y pago de regalías son mecanismos que logran centralizar la ganancia en aquellos territorios de menor carga impositiva. La estructura organizacional de los grupos multinacionales ha motivado varios debates en el mundo para hacer frente a esta problemática, como la imposición de un impuesto global a dichas empresas.

Según el indicador de vulnerabilidad a los flujos financieros ilícitos elaborado por Tax Justice Network, la Argentina perdería 2 mil millones de dólares al año por el abuso fiscal de los grupos de empresas multinacionales. En este sentido, la Argentina resulta uno de los países que más evaden y el gobierno tiene intenciones de hacer de este tipo de acuerdos una «política de Estado», es decir, impulsar nuevos intercambios de información con Estados Unidos y el resto del mundo que excedan el corto plazo.

Al mismo tiempo, se está debatiendo en el Congreso un nuevo proyecto de Ley de Blanqueo de Capitales para que las personas físicas o beneficiarios finales de sociedades tengan la posibilidad de repatriar fondos no declarados. En este sentido, el intercambio de información tributaria con Estados Unidos presenta nuevos incentivos de forma cohesiva con el objetivo del blanqueo de capitales.

Dicho proyecto prevé la utilización de una parte de la recaudación para el pago de la deuda con el FMI, para ofrecer subsidios a las micro, pequeñas y medianas empresas, el programa Progresar, como para el impulso de proyectos de la Secretaría de Energía para la exploración, desarrollo, mantenimiento de infraestructura y producción de gas natural.

Cabe señalar que la problemática de la evasión y el fraude fiscal en la Argentina, a diferencia de lo que se suele replicar en distintos medios, no se debe a una mayor presión impositiva en relación con el resto de los países del mundo. Más aún, la carga tributaria argentina se encuentra por debajo del promedio de los países de la OCDE, a lo que se suma una estructura especialmente regresiva (carga más a los consumidores finales que a la renta y el patrimonio).

Si bien no es posible saber con exactitud cuál va a ser el impacto del acuerdo firmado con Estados Unidos, ni del blanqueo de capitales, la orientación de estas políticas se enmarca en una problemática ampliamente trabajada desde hace años en la Argentina y en el mundo. Los objetivos son aumentar la recaudación tributaria bajando la evasión impositiva y, a su vez, fomentar el ingreso de dólares en un contexto de restricción de divisas y pagos de la deuda externa.

(**) Miembro del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.

Fuente: Página 12