Reforma constitucional: Santa Fe será otra vez sede del debate

Paraná fue votada inicialmente como sede de la Constituyente. Por la intervención del PDP, nuestra ciudad compartió esa condición. Las sesiones se trasladaron al Paraninfo de la UNL y la jura fue en el Palacio San José.

Paraná fue votada inicialmente como sede de la Constituyente. Por la intervención del PDP, nuestra ciudad compartió esa condición. Las sesiones se trasladaron al Paraninfo de la UNL y la jura fue en el Palacio San José.

Desde mañana, expertos y docentes de todo el país estarán en la ciudad para realizar un balance de los cambios y establecer la agenda pendiente. En la misma semana, convencionales del ‘94 volverán a encontrarse para reeditar aquellas intensas jornadas de discusión.

A 20 años de la Reforma constitucional de 1994, las históricas jornadas que culminaron el 24 de agosto serán recordadas en nuestra ciudad -entre otros actos, muestras y eventos- con la inédita confluencia de dos acontecimientos que revisten su propia trascendencia: la reunión de profesores de Derecho Constitucional de todo el país para analizar los efectos de los cambios en la Carta Magna y fijar la agenda de discusión a futuro, y el reencuentro de los convencionales de entonces, que no será solamente social, sino que incluirá nuevas discusiones en el recinto.

A partir de mañana, la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL recibirá a los integrantes de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, que preside el santafesino y ex convencional Horacio Rosatti.

Será la vigésimo primera edición del Encuentro de Profesores de Derecho Constitucional convocada bajo la consigna: “A 20 años de la Reforma de 1994: balance y agenda constitucional” y se extenderá hasta el jueves.

Según el detalle provisto por la secretaria de la Asociación, Mariela Uberti, los paneles y expositores respectivos serán los siguientes:

– Nuevos derechos: María Gabriela Ábalos, Susana Cayuso, Gustavo Ferreyra y Pablo Manili. Coordina: Alfredo Vítolo.

– Atenuación del presidencialismo: Alberto Bianchi, Alberto Dalla Via, Leandro Despouy y Calógero Pizzolo. Coordina: Daniel Sabsay.

– La reforma del Poder Judicial: Alejandro Amaya, Andrés Gil Domínguez, Marcelo López Alfonsín y Mario Midón. Coordina: Adelina Loiano.

– Fortalecimiento del federalismo: Guillermo Barrera Buteler, Pablo Garat, Ricardo Gómez Diez y Alejandro Pérez Hualde. Coordina: Eugenio Palazzo.

– Agenda constitucional: Beatriz Alice, María Angélica Gelli, Pablo Riberi, Néstor Sagüés y Jorge Vanossi. Coordina: Ricardo Haro.

Convencionales

En tanto, los días viernes 22 y sábado 23, y organizadas por el Club del Orden -también encabezado por un ex convencional constituyente, Carlos Caballero Martín- se llevarán a cabo las jornadas de reflexión sobre los veinte años de la Reforma de la Constitución Nacional protagonizadas por los propios convencionales.

Según destacaron los organizadores, se trata de un hecho inédito en la historia institucional argentina, ya que por primera vez los mismos actores que redactaron las reformas a la Carta Magna deciden reunirse voluntariamente para analizar sus efectos.

El día 22, en el Paraninfo, a las 16 horas será el acto protocolar con entrega de diplomas, incluso a familiares de convencionales fallecidos y se presentará una placa recordatoria. Luego, en el Club del Orden, tendrá lugar una cena ofrecida por la Intendencia de Santa Fe.

El día 23 en jornada completa de 10 a 20 horas, sólo interrumpida por un lunch que ofrece la UNL, los convencionales volverán a reunirse en el Paraninfo.

Opinión, Carlos Caballero Martín
Dichos y hechos

“Como diputado por Santa Fe, cuya ciudad capital es desde 1853 sede histórica de las convenciones constituyentes, impugno este artículo que los santafesinos, con todo el respeto y el amor a los hermanos entrerrianos, debemos tomarlo como una verdadera afrenta a la ciudad de Santa Fe, aquella que vio nacer a la Constitución que hoy sigue siendo el basamento común de todos los argentinos”.

Así expresaba el diputado Alberto Natale su despacho en disidencia al dictamen de mayoría que imponía a la ciudad de Paraná como sede de la Convención. Ante dicha posición, los pactistas acordaron que el cuerpo se instalaría en las ciudades de Paraná y Santa Fe. Con ello se solucionó el agravio que el Senado de la Nación, con el voto incluido de los senadores por nuestra provincia, infligió a la ciudad de Santa Fe.

La reforma hecha por diputados debía volver al Senado, pero sin embargo pasó directamente como ley sancionada. Comienza el impulso con una deficiencia de origen no menor, pues crea un vicioso antecedente para el proceso de formación y sanción de las leyes: la propia ley que declaraba la necesidad de la reforma violaba las normas de la Constitución vigente.

Trescientos cinco convencionales resultaron electos, sólo una no se incorporó, dos se retiraron y todos la juramos.

El centro medular de la reforma lo constituía la reelección presidencial. Con astucia los pactistas habían rotulado la reforma como una atenuación de las facultades del Poder Ejecutivo. Hasta ciertos doctrinarios lo expresaron en sus obras, para confusión de nuestros alumnos.

Nuestra campaña electoral constituyó una esforzada tarea de adoctrinamiento. Me tocó recorrer la provincia en tres oportunidades, denunciando que era totalmente contrario a lo que se afirmaba. Y, siguiendo a Alberdi, contrario a la reelección.
Las reformas propuestas significaban agigantar las competencias presidenciales. En los actos, en los pueblos y ciudades de la provincia, me encontraba ante peronistas que proclamaban alborozados la posibilidad de la reelección de Menem, radicales totalmente confundidos y los nuestros atrincherados enarbolando nuestra posición. La mayoría de los denominados independientes, apoyando avergonzadamente la reelección.

Como es nuestra Argentina hoy, quienes eran los fervientes sostenedores de la reelección son los más críticos hacia el reelecto, pero esto no es la única vez que sucedió en nuestra historia institucional, llena de corsi e recorsi.

La Convención duró 90 días, durante los cuales sobrevolaron las más distintas pasiones. La discusión no era solamente en el recinto de las comisiones o en el plenario final. Las madrugadas nos sorprendían en los cafés, hoteles, casas alquiladas tratando de dar forma a nuestros pensamientos.

Se lograron algunas concesiones, pero escasas. Al tratarse el inciso que imponía los 75 años como edad límite para el acuerdo a los jueces, denuncié que ello era para repartirse dos cargos en la Corte y que el aspirante a uno de ellos era convencional. Ello motivó que el convencional Alfonsín me solicitara una interrupción y propuso que para alejar cualquier clase de dudas, dicha disposición entraría en vigencia luego de cinco años de haber sido sancionada la Constitución, lo que constituyó la cláusula transitoria número once.

La Constitución no le iba a cambiar de vida a los argentinos, pero sería un catálogo cívico de normas que regirían en adelante sus derechos deberes y garantías.

Pasaron veinte años, algunas de sus cláusulas son aún de difícil cumplimiento. Otras no cumplieron con el fin que pretendió su creación. La sociedad de ayer no es la misma que la de hoy. Las pasiones aquietadas con el correr del tiempo aún pueden encontrarse en algún debate.

La tranquilidad de quien esto escribe es que hoy pienso idénticamente que hace veinte años. Ello no constituye soberbia ni altisonancia. Solamente un estado de paz interior que responde a una formación basada en principios republicanos, respetuosa además de las posiciones discrepantes. Ello constituye nada más ni nada menos que la esencia de la democracia.

Fuente: El Litoral, Santa Fe