Sin retorno: datos alarmantes de sequía en América del Sur

Ya se califica el problema de crisis ambiental. Lo atribuyen al cambio climático y a los fenómenos de El Niño y La Niña.

Ya se califica el problema de crisis ambiental. Lo atribuyen al cambio climático y a los fenómenos de El Niño y La Niña.

El lago Titicaca, compartido entre Bolivia y Perú, enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, ya que su nivel descendió al punto más bajo de su historia, superando el récord establecido en 1966, en tanto que una situación parecida experimentaba el río Amazonas.

El alarmante descenso es atribuido a la sequía que azota el altiplano, según informó el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).

El lago Titicaca, conocido por ser el cuerpo de agua navegable más alto del mundo, experimentó una «preocupante» disminución en su nivel, lo que plantea serias preocupaciones sobre sus impactos en las comunidades circundantes y su relación con el cambio climático, reconoció el Gobierno.

Hugo Mamani, director del Senamhi, informó a los periodistas que el nivel del lago se encuentra actualmente en 2,93 metros, con una altitud de 3.807,307 metros sobre el nivel del mar.

«El año 1996 era el valor más crítico que tenía una altura del Titicaca. En el mojón que tenemos, la regla milimétrica era de 2,99, lo más bajo y luego fue recuperando; pero este año es de 2,93 metros, con una altitud de 3.807,307 metros sobre el nivel del mar, esto registrado entre el primero y el 16 de octubre. Seis centímetros por debajo», informó el director del Senamhi, Hugo Mamani.

Mamani explicó que esta disminución se debe a la evaporación del agua, agravada por un aumento en la radiación solar.

Los pobladores locales habían estado alertando sobre la evidente disminución del nivel del lago en las últimas semanas, con botes que  quedaron varados en orillas cada vez más distantes.

El récord parecía inminente, y lamentablemente, la sequía continua y la falta de lluvias en octubre lo confirmaron. Esto sitúa al lago en un nuevo récord histórico de disminución de nivel de agua.

Las perspectivas para las próximas semanas no son alentadoras, ya que se esperan precipitaciones significativas solo para finales de este año.

Esta prolongada sequía afecta gravemente a las regiones de valles y altiplano, lo que amenaza el suministro de agua potable en la zona.

Magín Herrera, viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal, explicó días atrás, que la región andina ha experimentado años de déficit de lluvias debido al descongelamiento de los nevados, que constituyen la principal fuente de abastecimiento de agua del lago Titicaca y los ríos circundantes.

Esta situación se vio agravada por el cambio climático y eventos climáticos de La Niña en los últimos años, seguidos de El Niño desde marzo.

El Gobierno boliviano está tomando medidas para abordar esta crisis ambiental, colaborando con autoridades regionales y la población local.

El lago Titicaca juega un papel crucial en la regulación del clima, es un hábitat para diversas especies piscícolas y sirve como un importante punto de conexión binacional entre Bolivia y Perú.

La preocupación se centra en mitigar los impactos del descenso del nivel del lago en las poblaciones locales y el entorno ecológico.

El río Amazonas
El río Amazonas había caído el lunes a su nivel más bajo en más de un siglo en el corazón de la selva tropical brasileña, mientras una sequía récord trastorna las vidas de cientos de miles de personas y daña el ecosistema selvático.

Los afluentes del poderoso Amazonas que se secan rápidamente dejaron barcos varados, cortando el suministro de alimentos y agua a aldeas remotas , mientras que se sospecha que las altas temperaturas del agua matan a más de 100 delfines de río en peligro de extinción.

El puerto de Manaos, la ciudad más poblada de la región, en la confluencia del río Negro y el río Amazonas, registró el lunes 13,59 metros de agua frente a los 17,60 de hace un año, según su sitio web. Se trata del nivel más bajo desde que comenzaron los registros en 1902, superando un mínimo histórico anterior establecido en 2010.

Después de meses sin lluvia, Pedro Mendonca, un aldeano de la selva tropical, se sintió aliviado cuando una ONG brasileña entregó suministros a su comunidad ribereña cerca de Manaos a finales de la semana pasada.

«Llevamos tres meses sin que llueva aquí en nuestra comunidad. Hace mucho más calor que durante las sequías pasadas», comentó Mendonca, que vive en Santa Helena do Inglés, al oeste de Manaus, la capital del estado de Amazonas.

Algunas áreas del Amazonas experimentaron la menor lluvia de julio a septiembre desde 1980, según el centro de alerta de desastres del  gobierno brasileño, Cemaden.

El Ministerio de Ciencia de Brasil culpa de la sequía a la aparición este año del fenómeno climático El Niño , que está impulsando patrones climáticos extremos a nivel mundial.

En un comunicado a principios de este mes, el ministerio puntualizó que espera que la sequía dure al menos hasta diciembre, cuando se prevé que los efectos de El Niño alcancen su punto máximo.

La sequía afectó a 481.000 personas hasta el lunes, según la agencia de defensa civil del estado de Amazonas, donde se encuentra Manaos.

A fines de la semana pasada, trabajadores de la ONG brasileña Fundacao Amazonia Sustentavel (FAS) se desplegaron por la región árida cerca de Manaos para entregar alimentos y suministros a aldeas vulnerables.

Además, la sequía amenazó su acceso a alimentos, agua potable y medicinas, que normalmente son transportadas por río.

Nelson Mendonca, líder comunitario en Santa Helena do Inglés, comentó que todavía se podía llegar a algunas zonas en canoa, pero que  muchos barcos no han podido llevar suministros a lo largo del río, por lo que la mayoría de los productos llegan en tractores o a pie.

«No es muy bueno para nosotros porque estamos prácticamente aislados», expresó.

Luciana Valentin, quien también vive en Santa Helena do Inglés, apuntó que está preocupada por la limpieza del suministro de agua local después de que la sequía redujera los niveles de agua. «Nuestros niños tienen diarrea, vómitos y, a menudo, fiebre a causa del agua», reveló.

Fuente: La Voz de San Justo