Rosario sumará cien inspectores en las áreas de supervisión de calles
02/09/2014 SINDICATOSLas incorporaciones reforzarán los 650 agentes que se desempeñan en la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana.
El Palacio de los Leones sumará cien inspectores de calle para distintas áreas de control municipal antes de fin de año, de los cuales la mayoría será destinada a Tránsito. Al respecto, el secretario de Gobierno municipal, Fernando Asegurado, explicó ayer que una parte del flamante personal provendrá de una selección interna, mientras que el resto de los trabajadores surgirá del registro único de postulantes.
En la Municipalidad de Rosario 1.242 agentes tienen funciones de inspección, de los cuales algo más de la mitad (650) dependen de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana, a cargo de Pablo Seghezzo, quien con la incorporación de cien trabajadores registrará un crecimiento del 15 por ciento de la plantilla destinada a tareas de fiscalización en la calle.
Los primeros 35 agentes, surgidos de la selección interna entre la actual plantilla de trabajadores municipales, ya están capacitados y serán destinados a la Guardia Urbana (GUM).
En tanto, los otros 65 trabajadores se encuentran en la última fase del proceso de selección surgido del registro único de postulantes y, en su mayoría, se sumarán a la Dirección de Tránsito.
Asegurado recordó que la incorporación de inspectores forma parte de los anuncios que realizó Mónica Fein en la apertura de las sesiones ordinarias del Concejo, en marzo pasado, y que, a su vez, está desde un principio dentro de los ejes que se trazó cuando asumió al frente de la Intendencia.
Luego negó que la resolución esté relacionada con el reclamo realizado la semana pasada por el Sindicato de Trabajadores Municipales, que alertó sobre la necesidad de más inspectores para el control de un parque automotor creciente y otras áreas de fiscalización.
El gremio también exigió incrementar la cantidad de inspectores para que el control «se note en los barrios», donde los vecinos muchas veces sufren abusos cotidianos, no sólo de otros ciudadanos sino de los grandes comercios de la zona, que en no pocas oportunidades no se comprometen socialmente con su entorno.
Si bien desde el inicio de su gestión Fein expuso su intención de reforzar las áreas de control, principalmente en materia de movilidad, fue la tragedia de la rueda en el International Park la que desnudó fatalmente las falencias y llevó a la reconversión de ese sector —incluso con cambios de funcionarios— y a la posterior intensificación de las fiscalizaciones.
Pero, pese a la demanda de mayor control por parte la sociedad, el aumento de las inspecciones no tardaron en generar roces con algunos sectores, como el de los boliches, que ahora converge en una nueva normativa específica para el rubro (ver página 4).
En ese sentido, Asegurado señaló que se duplicaron los operativos de control en 2014 y resaltó, además, la batería de políticas relacionadas con la prevención y la convivencia ciudadana junto a otros niveles del Estado.
Sólo en materia de movilidad, desde enero se remitieron 17.500 vehículos (13.500 motos y 4 mil autos) al corralón. En julio pasado, último dato disponible, los inspectores labraron 75 mil infracciones, de las cuales 55 mil fueron por mal estacionamiento (en doble fila, sobre las veredas o en zonas prohibidas, entre otras).
En la actualidad, el área de Tránsito cuenta con 250 agentes que se tienen que ocupar de realizar, entre otros, operativos de alcoholemia y en la vía pública, tareas de custodia en eventos especiales y adicionales en las obras en construcción.
Según datos del Ente de la Movilidad (EMR), en la actualidad prácticamente existe un vehículo cada dos personas (412 mil coches).
La intensificación de los controles, admitió el funcionario, fue posible también por el desembarco de Gendarmería y la articulación con la provincia en distintos frentes.
En el municipio señalaron que la creciente demanda de inspectores es provocada por la misma ciudadanía, al no respetar normas básicas como no estacionar en las veredas y parques o al «marcar territorios» con expresiones futboleras, que conllevan a la degradación de los espacios públicos y costos adicionales para los propios vecinos, de forma directa, o a través de un mayor gasto por parte del Estado.