Comerciantes rosarinos advierten que el aumento del boleto será un duro golpe para el centro

En medio de la baja de ventas, consideran que el incremento del precio del colectivo desde el viernes restará público en los locales

En medio de la baja de ventas, consideran que el incremento del precio del colectivo desde el viernes restará público en los locales

Los comerciantes temen que el aumento del colectivo tenga como consecuencias una desertización del centro.
El aumento del boleto del transporte urbano de pasajeros, que desde este viernes pasará a costar de 340 a 700 pesos, genera incertidumbre entre los comerciantes del área central. En medio de un escenario marcado por la caída de ventas, detrás de los mostradores de los locales pronostican que la suba de los colectivos restará público al área central porque las personas van a optar por los comercios de cercanía. «Sin lugar a dudas, el incremento del boleto va a influir en la decisión de compra de nuestros clientes», advierten.

En pocas horas comenzará a regir la nueva tarifa de los colectivos urbanos. El aumento se corresponde con la quita de subsidios al transporte por parte del gobierno nacional y el contexto del aumento del combustible y otros insumos. El nuevo valor de los viajes se decidió en sintonía con otras ciudades del interior del país, como Córdoba y Santa Fe, que comparten el Boleto Federal y obedece a la crítica situación en que dejó al sistema del interior del país la eliminación del Fondo Nacional del Transporte.

Así, los usuarios pasarán a pagar 700 pesos por viaje, de los 340 pesos que abonan hasta ahora.

«Sin duda, el aumento del boleto va a menguar el poder adquisitivo de nuestros clientes. Sobre todo, si consideramos que también le subió el precio del alquiler y las tarifas de servicios públicos, entre otras cosas», advirtió Ricardo Diab, secretario general de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) y presidente de la Asociación Empresaria de Rosario.

De acuerdo al último relevamiento del organismo, las ventas minoristas de las pymes registraron otro fuerte retroceso en febrero. Cayeron un 25,5% anual, a precios constantes, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, frente al mismo periodo del año pasado.

El informe destacó que en «muchos comercios se señaló a febrero como un mes para el olvido, con días consecutivos donde no se registraron ventas», a raíz de que «las familias dejaron visibles todos sus problemas económicos y en los hogares hubo desahorro (los gastos fueron mayores que los ingresos) para llegar a fin de mes», mientras que «las vacaciones se llevaron el dinero excedente (en las familias que tuvieron sobrante)».

En ese escenario, «de abrupta caída del consumo de enero y febrero y de baja del poder adquisitivo», destacó Diab, el aumento del transporte suma una afectación más, es un gasto importante que se suma a la hora de decidir ir a comprar al centro. «Creemos que no es el único elemento, pero seguramente va a empeorar el tema del consumo», explicó.

Para el líder de la asociación que reúne a los empresarios de la ciudad, el problema son las políticas económicas. «No es solo el aumento del boleto, son numerosas pequeñas cosas que están aumentando y la gente ya no soporta más cargas», destacó y cerró con una metáfora. «Cuando baja el río, se ven las piedras».

El modelo del centro sin autos
Miguel Rucco está al frente del centro comercial de calle San Luis, un paseo de compras de diez cuadras que suma unos 400 comercios. El dirigente sabe que las ventas en esta arteria funcionan «contracíclicamente», describió. En la pandemia, por ejemplo, creció en ventas y lo mismo sucedió el mes pasado con las compras de artículos escolares. «En las crisis económicas sumamos un público que tradicionalmente no compraba en calle San Luis, pero ahora aprovecha la posibilidad de encontrar mejores precios», explicó.

Aun así, reconoció que, por fuera de las fechas de comercialización importantes como el comienzo del ciclo escolar o el Día del Niño, «en la calle hay cada vez menos gente».

Según consideró, el aumento del boleto es «un gran inconveniente» no solo para el centro comercial, sino para las políticas que buscan evitar el uso del automóvil en el área central. «La suba del boleto es un problema, como ya lo eran la calidad del servicio y la frecuencia», expresó.

En el área central, analizó, «se desplegó una política para desalentar el auto particular, acompañada en la extensión del estacionamiento medido o el valor de las cocheras. Por eso, ahora, una movilidad más complicada y más cara va en detrimento de los centros comerciales del área central».

Una doble preocupación
«El aumento del boleto no solo afectará a nuestros clientes, sino también a nuestros empleados». sumó Fabio Acosta, presidente de la Asociación Casco Histórico, entidad que representa a los comerciantes del primer tramo de la peatonal Córdoba y sus galerías.

El comerciante señaló que para los empleados que trabajan en horario cortado y tienen que realizar cuatro viajes diarios, el gasto en transporte alcanzará al 20 % de sus salarios. «Es un monto muy grande, que las empresas no están en condición de afrontar», argumentó.

La otra gran preocupación es «qué van a hacer nuestros clientes» después del aumento del colectivo y «cómo va a ser la demanda».

El pronóstico no es favorable. «Pensamos que la gente va a dejar de tomar colectivos y va a empezar a comprar en comercios de cercanía, va a tratar de ver qué consigue en el barrio y la gente que quede circulando en el área central será la que se acerque a hacer trámites, trabajar o asistir a alguna institución de salud», sostuvo.

Fuente: La Capital