El referéndum en Escocia y la caída del mito de la BBC

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Luego de la derrota del “SÍ” el pasado jueves, varias voces acusan al gigante mediático británico de manipular tendenciosamente el desarrollo de la campaña por la independencia. Mientras en las redes sociales se multiplican las críticas y los referentes políticos condenan la parcialidad de la cadena, aumenta el consenso sobre la necesidad de obtener autonomía absoluta en el control de los medios públicos en Escocia.

El viernes pasado fue un día de desencanto y tristeza para el 45% de los votantes, que vieron esfumados sus sueños de una Escocia independiente. Pero la desilusión y la rabia tenían también otros destinatarios. “Hemos dejado pasar una hermosa oportunidad” contaba entre lágrimas una mujer al confirmarse el triunfo del NO, “pero siento una enorme indignación por el papel de la BBC durante estas semanas. Indignación y vergüenza”.

Los principales líderes del SNP (Partido Nacional Escocés) se hicieron eco de este reclamo. “La cobertura del referendum por parte de la BBC fue tendenciosa”, dijo el Primer Ministro de Escocia y líder del partido, Alex Salmond. “Ellos no se dan cuenta de que son tendenciosos. Es la inconsciencia de esa actitud lo más extraordinario de todo”

Pero los cuestionamientos a la cadena no son sólo el resultado de la frustración por el revés electoral. Durante los últimos meses de la campaña distintos sectores han expresado su disconformidad con el tratamiento parcial del medio. John Robertson, profesor de la Universidad de West of Scotand, publicó un artículo académico a comienzos de año mostrando mediante estadísticas el favoritismo de la BBC para con la postura de Better Together (Mejor Juntos). “El uso de dudosa evidencia y fuentes, las duras entrevistas a los defensores del SÍ, las pasivas preguntas a los partidarios del NO y la demonización del Ministro Primero, Alex Salmond ” fueron algunas de sus observaciones finales.

Las críticas apuntan también a que fue una cobertura que se basó en la promoción de declaraciones alarmistas en el caso de una eventual independencia, en la edición malintencionada de discursos de políticos que postulaban el SÍ y en la irregularidad en las imágenes que reflejaban apoyo a uno u otro sector: “Las notas comenzaban muy frecuentemente con malas noticias para el SÍ, mostrando densas repeticiones de ese tipo de mensajes por varias horas”, concluye Robertson en su análisis.

UNIONES EMOTIVAS.

A pesar de que gran parte de la campaña por el NO estuvo orientada hacia las consecuencias económicas de la separación, en las semanas previas al referendum los diversos representantes de Better Together, incluidos el Primer Ministro David Cameron y el ex Primer Ministro laborista Gordon Brown, apelaron a una estrategia emotiva para justificar la permanencia de la unión.

Dos argumentos aparecían al principio de la lista: la Reina y la BBC. Isabel II mantuvo durante toda la campaña un bajo perfil, obedeciendo la regla implícita que prohíbe a la realeza pronunciarse políticamente. La actitud de la BBC, para muchos, careció de igual neutralidad.

La BBC ha sido durante buena parte del siglo XX un ícono de la cultura e identidad británica. Su identificación como un medio independiente de los vaivenes de la política y del Estado y su prestigio a nivel internacional la situaron como referente del quehacer mediático.

Algunos antecedentes de conflicto entre el gobierno británico y la corporación (reclamos de Thatcher por no ser suficientemente patrióticos durante el conflicto por Malvinas, tensiones durante las intervenciones en Irak por dar demasiado espacio a voces de denuncia) parecían confirmar una vez más el ideal de imparcialidad y pretendida objetividad que requería un periodismo serio.

Así, en relación a las recientes críticas, un vocero de la BBC dijo: “creemos que nuestra cobertura del referendum ha sido rigurosamente imparcial y en línea con nuestra postura de equilibrio y justicia”. Algunos analistas sugieren, sin embargo, una interpretación alternativa. En su libro “The establishment” publicado hace apenas unas semanas, Owen Jones, columnista de The Guardian, considera que “la BBC es casi un vocero del establishment creada para transmitir la ideología dominante; es una fábrica de reproducir ese punto de vista: profundamente comprometida con una economía neo-liberal”.

Según el autor, “La BBC es el vehículo perfecto para el establishment porque permite al status quo del libre mercado ser representado como neutral, apolítico”. El discurso de este medio, por su reivindicación de imparcialidad, se convierte en palabra autorizada y sagrada. “La Gran Bretaña de la Edad Media tenía a la Iglesia para garantizar la opinión pública en favor del status quo; la Gran Bretaña moderna tiene a los grandes medios”.

REACCIONES Y RECLAMOS.

Independientemente de los análisis técnicos, de las interpretaciones académicas o de los discursos políticos, en las redes sociales las respuestas y demandas son variadas. Una nueva marcha a las puertas de BBC Glasgow está convocada para el 11 de octubre, encuestas y páginas de Facebook insisten con el pedido por una investigación exhaustiva sobre la cobertura en las últimas semanas y hay campañas para suspender la suscripción a la BBC que se manifiestan en una baja en el rating en distintas regiones de Escocia. Algunos sectores incluso reclaman que el referendum debe ser anulado y reorganizado sin campañas publicitarias por parte de los medios aliados con Westminster.

“Siempre fui una fuerte defensora de la BBC y alegremente pagaba su licencia pero después de la cobertura del referendum y de las patéticas excusas en la forma en la que editaron sus contenidos, perdí completamente mi confianza en ellos”, escribe Lorraine F., una de las voces de una campaña independiente para discutir la postura de la BBC en Escocia.

El pedido más recurrente, sin embargo, es el de lograr el control de los medios de comunicación públicos para el Parlamento escocés, con el sueño de crear una BBC Escocia independiente de la sede central. Esta temática parece estar lejos de la agenda política y de los debates que predominan en los medios, pero diversas convocatorias han juntado varios miles de seguidores en los primeros días una vez terminado el referendum.

Mientras algunos columnistas de la BBC se han quejado públicamente del asedio de tweets ofensivos, en el grupo de Facebook “Exposing anti-independence bias on the BBC (exponiendo la tendencia anti independencia de la BBC)” se lee “Para todos mis amigos del SÍ, concentren su enojo en la BBC, no en la gente de Escocia”.

Durante estas semanas, la BBC ha sufrido uno de los períodos de mayor cuestionamiento a su rol informativo, al menos en las últimas décadas. Si bien no se discute la calidad de sus documentales, el nivel de sus panelistas y conductores o la variedad de sus contenidos, los escoceses han puesto en tela de juicio sus reivindicaciones de imparcialidad y sus aspiraciones de neutralidad política.

Fuente: El Diario