Medido en dólares: Argentina tiene el salario mínimo más bajo de la región

De acuerdo con el Celag, en septiembre de 2025 el salario mínimo real quedó por debajo del nivel de fines de 2001.

De acuerdo con el Celag, en septiembre de 2025 el salario mínimo real quedó por debajo del nivel de fines de 2001.

En el escenario económico convulso de Argentina, el salario mínimo se ha convertido en un reflejo de la aguda crisis que atraviesa el país. El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) ha revelado cifras alarmantes: el salario mínimo, medido en términos reales, es inferior al de finales de 2001, justo antes de la hecatombe que significó el colapso de la convertibilidad. Esta degradación ya alcanza una caída del 63% desde su pico histórico en septiembre de 2011.

Mientras el gobierno de Javier Milei navega en estas aguas tempestuosas, existe una inminente obligación de convocar al Consejo del Salario, un requisito legal que ha sido incumplido durante seis meses. Esta instancia es crucial para tratar de rescatar los ingresos menguantes de los trabajadores. Sin embargo, según admite la propia administración, las políticas de Milei han utilizado los ingresos laborales como «ancla» en su intento por controlar la inflación y llevar a cabo un riguroso ajuste económico.

El informe de Celag también subraya que, actualizado a noviembre de 2025, el salario mínimo argentino es el más bajo de América Latina. Con apenas 225 dólares mensuales, Argentina se encuentra rezagada incluso detrás de países como Bolivia y Paraguay, que históricamente han tenido economías menos sólidas. Costa Rica, por ejemplo, lidera con un salario mínimo casi cuatro veces superior.

El impacto de esta situación sobre la vida de los argentinos es devastador. Aproximadamente dos tercios de la población perciben ingresos que no alcanzan la media nacional, y una parte significativa de los hogares subsiste con menos de 800 mil pesos per cápita. La pérdida de poder adquisitivo es palpable: de noviembre de 2023 a septiembre de 2025, el Salario Mínimo, Vital y Móvil sufrió una disminución del 34% en su capacidad efectiva de compra.

La situación de los trabajadores registrados no es menos preocupante. Pese a las discusiones salariales o paritarias, los ingresos continúan perdiendo terreno frente a una inflación persistente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en septiembre los salarios del sector privado registrado apenas avanzaron un 1,4%, mientras que los del sector público solo lo hicieron un 1,1%, cifras ínfimas comparadas con una inflación del 2,1% en el mismo periodo.

No obstante, existe una disparidad notable en diferentes sectores. Mientras que los salarios del sector privado registrado aumentaron un 32,9% interanual, el sector público vio un alza del 35%, y el privado no registrado tuvo un asombroso incremento del 120,2%. Sin embargo, estas cifras no son suficientes para contrarrestar la kurda inflación que erosiona día tras día el valor de los sueldos.

Este panorama sombrío plantea interrogantes cruciales sobre el presente y futuro económico del país, advirtiendo sobre la necesidad de encontrar soluciones efectivas en el corto plazo para mitigar los efectos adversos en la vida de los trabajadores argentinos y evitar un agravamiento aún mayor de la crisis social.

Fuente: Cordillerano